Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.
miércoles, 17 de septiembre de 2008
El Toro de la Vega
Me gustaría poseer un léxico tan extenso que me permitiera decirles las barbaridades más extremas y que no pudieran defenderse, al igual que ese pobre animal al que ustedes han torturado y asesinado sin el menor pudor.
Nos han mostrado por televisión y prensa la hazaña que unos salvajes montados a caballo han protagonizado sobre un toro destinado, de antemano, a la tortura y las felonías de unos cafres que, en aras de la tradición según dicen, infieren a ese pobre morlaco hasta acabar con su vida.
En los pueblos y ciudades de España, se producen innumerables episodios de la más diversa índole que lo único que muestran es el alma mostrenca, insensible e inculta que poseemos. Pero de lo que yo he visto hasta de ahora, -episodio aparte son las corridas de toros, donde alguna vez el cazador es cazado, y más difíciles de erradicar-, lo que ustedes hacen, se lleva la palma.
Vaya por ello mi más absoluto rechazo a esa crueldad gratuita, a esa vileza cual es que, una jauría de homínidos en abuso de su superioridad numérica, den muerte a un toro; sin ninguna gallardía y honor por parte de ellos, claro.
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