Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

E. MATEO

No podría definirlo como amigo, pero tampoco de lo contrario. Somos de la misma añada; él, un mes más joven. Según mi señora madre, al nacer tuvo problemas, los cuales, desgraciadamente, han repercutido a lo largo de su vida en su conducta. Cuando íbamos a la escuela, siempre estaba castigado a la hora de los recreos. Con él, nunca se podía tener la fiesta en paz.

Un año, para san Blas que eran las fiestas, yo habría estrenado un abrigo y el muy cabr.. me empujó y me tiró al agua de la rambla dejándonos a ambos, abrigo y yo, hechos una mierda. No tendríamos más de 5 años.

Otra. Estábamos jugando en el frontón y alguna pifia nos hizo. El caso es que echó a correr calle abajo hacia su casa y yo le tiré una piedra con tan buena puntería, que a unos 30 metros a la altura de la casa de mis abuelos, le alcancé en toda la coronilla, haciendo la piedra un ruido perfectamente audible. Me imagino que después su madre armaría el consiguiente alboroto. A su tía, que vivía vecina, de una pedrada le mató el gallo. Bueno, siempre haciendo rastros. Y el resto de críos, no queríamos "ajuntarle" porque siempre montaba algún pollo.

En nuestros años adolescentes,nuestros padres tenían el azafrán lindante. Era un espectáculo por las mañanas al amanecer. No se veía ni jurar y ya su padre animaba a la cuadrilla a la hora de coger la rosa: "poneros aquí cara la luz del día, cara la luz del día". Su madre, creo me tenía algo de ojeriza. D.E.P. ambos.

Ahora, cuando va por el pueblo, todos le temen. Los huertos, son todos suyos. No le falta de nada. Lo que necesita, lo pilla y se lo lleva. A mi padre, no hace mucho, le mangó troncos de leña para la estufa. Cosa que me extraña pues le ha tenido, y a mí, un respeto inusual.

Este año, según me cuentan mis padres, en unos hortales algo separados del pueblo, afanaron dos sacos de pimientos y unas 50 ó 60 cebollas. ¿Alguien que le harían falta?. Menos mal que hacía unos días que se había marchado.

Como dirían las abuelicas, "malimpiau hijo".

Sirva esto como recuerdo y no como censura a su persona.