Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

viernes, 31 de julio de 2009

Voy a hacerme una PAJA


Son las 5 de la mañana. Necesito imperiosamente escribir algo sobre lo que sea para centrar mi atención en la escritura y vencer al sueño. El trabajo por la noche dicen los galenos que acorta la vida en 5 años por cada 15 trabajados. Sí sé, que acorta mis horas de sueño por el día. Duermo poco y mal. Me acuesto sobre las siete, y en los primeros días del ciclo nocturno, raro es que me levante pasadas las 12. Hoy eran las 12,25 y ayer las 11,30. Así no hay manera de llegar a disfrutar de los viajes del Inserso. Luego, por la tarde, intentas dormir algo, pero ya no es lo mismo. Y lo peor es que cuando el cuerpo se habitúa, no hay forma de que vuelva al ciclo cotidiano y su rutina. Cuando hay que madrugar, días hay que me levanto sin haber pegado ojo.

Por la noche, en la cama, a contar borregas y por la mañana y el día, muerto de sueño y con la boca abierta a todas horas. Cuando consigues ir equilibrando el sueño a sus horas, vuelve la noche. Vuelta a empezar y a descontar horas de vida y de sueño. Es la pescadilla que se muerde la cola.

Por lo tanto, urge poder dormir a su hora definitivamente. Sin cambios traumáticos, y sobre todo, las primeras horas de la mañana que son las mejores y más gratificantes. No me importa acostarme tarde -dentro de un orden, aunque sea por estar haciendo el gamba por este medio- pero madrugar y trabajar de noche, cada vez lo llevo peor. Y digo yo que no será muy bueno el trabajo nocturno cuando los cab....digo responsables de que trabajemos de noche, no lo hacen y van a turno de señoritos por el día. Qué caraduras...........

Yo, voy a hacerme una PAJA (plan autónomo de jubilación anticipada) y a jugar al sorteo de euromillones del viernes que viene, ya que hay un bote de más de 100 MM de euros. Joder si me tocaraaaaaaaaaaaaaaaaaa..............................
enviado martes, 24 de octubre de 2006 14:18 por WARRIORV

jueves, 30 de julio de 2009

Tormentas



Existen varios episodios oníricos, unos que se pueden contar y los otros. Los segundos, sin duda serían más interesantes y morbosos para el lector. De los primeros, voy a contar una fijación de mi subconsciente que no sé concretamente a qué es debido, y esta es sobre las tormentas. Rara es la noche que de una u otra forma no están presentes en mis sueños (salvo que esté ocupado en otros menesteres). Y siempre, sin variación, ocurren en el pueblo. Si bien es cierto que he vivido tronadas enormes, ninguna hasta el punto de hallarme a la intemperie; pero eso sí, viviéndolas con temor.

Antes, cuando éramos tercermundistas, los niños, no estábamos ni consentidos ni mimados como hoy en día. Y esto no significaba que nuestros padres no nos quisieran. Así recuerdo que siendo niño, estaban segando mi madre y los abuelos y la tía, que aún no se había casado, en los Villares. Y yo, con ellos, metiendo bulto y dando mal, supongo. Cayó una tronada...............................acojonadicos todos; a cubierto bajo las piedras cercanas (que poco más que impedian que el agua y el granizo cayeran directamente sobre nosotros). Luego, vía adelante, en los chozos que la brigada de conservación del ferrocarril tenía, hasta que conseguimos llegar al pueblo. ¿Será esta?.

Otra vez, habían ido a comer a la Canaleja mi tía la del turrón (y yo con ellas) y las valencianas. Unas primas que venían de veraneo. Se puso de tormenta y camino de vuelta al pueblo, apareció por encima de las Cuestas una nube roja. ¡La fin del mundo!. Nos refugiamos al abrigo de una pared del Cerradillo para que no nos alcanzara el fuego eterno. Más tarde, por los Mojones, iba yo tapado con una manta. Debía hacer mucho aire, vendaval; se hinchó la manta como una vela con tal impulso que me hizo correr hacia los Muruelos y a los mayores detrás de mí hasta darme alcance, (un poco más, y me elevo como una cometa). ¿O esta? --El polvo del mineral, era lo que el vendaval arrastraba desde la mina. Algún tornado.

Viví otras enormes, ya no tan niño. Esperando con mi madre en el chozo del paso de san Ginés para darle la comida a mi padre que iba a pasar con el tren, cayó un rayo a 30 metros de nosotros en un poste; estando segando con mis padres en la Lobera, cayó una que dejó blancos los montes del Villar; otra en la Tarayuela -que iba solo con los mulos- después de horas me vino justo para llegar a casa y comenzó de nuevo.

Y es que antes, llovía, nevaba y tronaba como dios manda; no como ahora que no cae una gota y las fuentes están secas.
enviado sábado, 14 de octubre de 2006 17:53 por WARRIORV

martes, 28 de julio de 2009

La abuelica


Aunque ya tenía edad para ello, no me había planteado nunca comprarme un coche. Me imagino era porque no podía pagarlo. Tampoco había formado parte de mis prioridades. Menos, buscar novia. Aunque por razones bien distintas: yo ponía todo mi interés en ello, pero la parte contraria no estaba por la labor. Menciono esto, porque eran las dos preguntas que indefectiblemente debía afrontar formuladas por mis amigos y vecinos cada vez que volvía a casa por aquellos años.

Pero nada hay inmutable. Estaba trabajando en un lugar de Castellón y mi jefe quería comprarse un coche. (Habíamos trabajado juntos el año anterior y se había establecido por su cuenta). Le acompañé a la ciudad sin ningún interés particular. Fuimos por la tarde a ojear vehículos. Y caí. No tres veces como el Señor. A la primera. Un seat 850 coupé me atrajo desde el primer momento y lo compré. Pero ocurrió lo que era de prever: NO TENÍA CARNET de conducir y hubo de quedarse allí el coche. Algún amigo, con posterioridad, me lo acercó a las Barracas.

Deprisa a sacarme el carnet. Siempre igual, no se hacen las cosas cuando se debe, y luego a correr. A los pocos días, iba en el 600 de la autoescuela desde El Grao a la Magdalena, lugar donde se realizaban los exámenes, perdiendo el culo y asustando al profesor. No porque el coche fuera un bólido, sino porque yo era un novato y algo imprudente por ese mismo motivo.

Tenían en la casa a la abuela, madre de la mujer de mi jefe. Mayor, religiosa y buena gente. Cuando a mí me agobiaba el trabajo, siempre se escapaba alguna palabrota. La madre y la hija se santiguaban como si estuvieran en presencia del maligno. Salían despavoridas.

Y llegó el día del exámen. La abuelica, con su mejor interés y voluntad me dijo: "Hijo, tú rézale un padrenuestro al Espiritu Santo y te ayudará". Así lo hice cuando comencé el exámen. El teórico, bordao; el práctico...................fatal. Al cambiar de 2ª a 3ª me rascó la 1ª. Pero seguí. Al hacer la "ele" -entrar, marcha atrás, salir- no me daba el giro y hube de dar marcha atrás (no se podía) para poder salir. Otra vez el Espíritu cegó los ojos del examinador. Dejé el coche y a esperar para salir al circuito abierto. Pasó el tiempo y se hizo tarde. Las 2. "Venga, no se hace circuito abierto; el que tenga aprobado el circuito cerrado, puede marcharse". APROBADO. Desde aquel día, siempre que me encuentro en una situación comprometida rezo un padrenuestro. Y le doy las gracias a la abuelica, verdadera protagonista de este post.
enviado viernes, 06 de octubre de 2006 8:06 por WARRIORV

domingo, 26 de julio de 2009

Malayerba

Leyendo un post en La Comunidad, me ha venido a la memoria la tragedia ocurrida hace unos años en una familia rapitenca. Pero este recuerdo no lo motiva el desastre sino la mansión donde habitaban

Es un inmenso chalet del que poco se divisa desde fuera respecto de los edificios. El jardín, inmenso y bien cuidado con plantas exóticas. Ha sido mi vecino, que si lo ha visitado, quien me contó las excelencias que allí hay o había mientras vivieron sus dueños. Eso no signifia que ahora está deshabitado, no. Había herederos, vivirán esporádicamente, lo habrán vendido o alquilado.

La pared exterior, es toda de piedra caliza trabajada. Una millonada se gastó el dueño. Debe tener un gimnasio a toda pastilla con sauna etc. y sala de billares.

Según Ben, las aseguradoras españolas no se atrevieron con la póliza. Mas de mil MM de ptas. El dueño, alemán, pero con alguna empresa aquí, tuvo que asegurarlo en su país. Una casa de ensueño. Yo, al ver coches de matrícula extranjera, malicié si no serían mafiosos camuflados. Mi vecino, me sacó de la duda contándome a qué se dedicaba.

Y ahora la tragedia. El hombre se casó en segundas nupcias. Tenían un hijo de una veintena de años. Se sopone que intentaría extorsionar al padre pidiéndole pasta que éste le negaría. Hipótesis. El jovenzano, mató a sus padres y luego los enterró en el jardín. Posteriormente, se suicidó.

Algún operario de la empresa, alarmado por la ausencia del dueño y que no se ponía al teléfono, avisó a la guardia civil. Entraron a la casa y descubrieron el macabro hecho. Está la casa, a 300/400 metros de la mía.

viernes, 24 de julio de 2009

Deseos....




La otra noche salí a tomar el fresco después de cenar. Estaba en el pueblo con mis padres. Me bajé hasta el pozo de la Cruz (ni idea de porqué le llamamos así) y elevé la vista al cielo para contemplar las estrellas.

Busqué la Osa Menor y en ella, la Estrella Polar. Qué curioso me resulta. Si intento mirarla de frente, no la veo, se muestra esquiva, no sé si por timidez o altanería. Sin embargo, solo con mirar al resto de la constelación, se ve perfectamente. A pesar de ser la que menos brillo posee. La otra Estrella, con su hijo en brazos, le decía que no se miraba de frente a los ojos. ¿Cómo que no?, así miran quienes no tienen nada que ocultar. Quizá por ello, si la miras de frente, no se deje ver. ¿Tendrá algo que ocultar?

Es fabuloso, en una noche clara y serena de verano, ver las estrellas. El negro espacio, aparece todo lleno de puntitos de luz, que con un brillo de mayor o menor intensidad, titilan como haciéndonos guiños para que nos acerquemos a ellas. La Vía Láctea, a esa hora, tiene una orientación Norte- Sur exacta. La Osa Mayor, el Carro, es sin duda la constelación más conocida. Pero si se presta atención, se ven muchas más sin duda desconocidas para la inmensa mayoría. No hace mucho, descubrí a Escorpión, a pesar de haber estado siempre ahí. Y con los prismáticos, llegué a ver una constelación de espiral en posición Este.

Pero de lo que quería hablar era de los meteoritos o estrellas fugaces. En poco intervalo de tiempo, ví tres, aunque después no logré ver más. Dicen, que al ver una estrella fugaz, si se formula un deseo este se cumple. Mmmmmmmmmmmm, jodido está el asunto. Eso sí, las tres, me pillaron pensando en lo mismo. Y que cada cual piense lo que quiera.

la zorra y el cuervo




La zorra y el cuervo gritón

Un cuervo robó a unos pastores un pedazo de carne y se retiró a un árbol.
Lo vio una zorra, y deseando apoderarse de aquella carne empezó a halagar al cuervo, elogiando sus elegantes proporciones y su gran belleza, agregando además que no había encontrado a nadie mejor dotado que él para ser el rey de las aves, pero que lo afectaba el hecho de que no tuviera voz.

El cuervo, para demostrarle a la zorra que no le faltaba la voz, soltó la carne para lanzar con orgullo fuertes gritos.

La zorra, sin perder tiempo, rápidamente cogió la carne y le dijo:

-- Amigo cuervo, si además de vanidad tuvieras entendimiento, nada más te faltaría realmente para ser el rey de las aves.

Cuando te adulen, es cuando con más razón debes cuidar de tus bienes.

martes, 21 de julio de 2009

MIS VIVENCIAS

LA TÍA LOLA
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Hoy, hemos despedido a la tía Lola. Ha sido una enfermedad larga y traidora.

Cuando el tío se jubiló, a ella le comenzaron a dar los primeros síntomas. Poco a poco, su lucidez y movilidad fueron ralentizándose hasta llegar a convertirla en un vegetal.

El tío, ha dedicado todos sus momentos a atenderla y no han querido, en ningún instante, dejarla en otro lugar de acogida que no fuera su casa.

Ella, casi forma parte de toda mi vida. Un día, estábamos segando mi madre, la tía y yo. Había lo que nosotros llamamos cierzada. No se veía el sol y yo dije: vaya dión. Y ella, ingenuamente preguntó: ¿por dónde?.

Hasta puede que, confieso con vergüenza, es posible que formara parte de mis sueños eróticos de adolescente. Tímida, y apegada a lo suyo y los suyos, difícilmente aceptaba nada de los demás, en tanto que en su casa, lo daba todo.

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LADRONES
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Esta madrugada, he escuchado ruidos que me han alertado. He salido a la galeria y a unas sombras que huían por el callejón, les he enviado unos tiros con sal.

Ahora por la mañana, con sol, compruebo que alguien se estuvo dando un festín con las pastas y el anís que dejé a los Reyes Magos junto a la carta de mi nieta con sus peticiones. Pero haber, haber, ni carbón.

Leo el periódico, y me asusto. En el se dice que anoche, un desalmado la emprendió a tiros con los Reyes Magos y de éstos, dos, han debido pasar la madrugada con el trasero en un jacuzzi para aliviar las escoceduras que les producían los tiros.

Miles de niños se han levantado en busca de sus regalos, que se han quedado sin repartir, encontrándose vacíos sus balcones y ventanas. Y dice el diario que la poli sigue de cerca al individuo causante del desastre. ¿Seré yo? ¡Ay madre......!

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MUERTES OLVIDADAS
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Aquel día, no se sentía con ganas de ir a trabajar. Sus padres, le convencieron para que, a pesar de que en su interior algo le decía que no debía ir, cogiera su pequeño hato y se encaminara hacia el tajo. 5 ó 6 kms. A pie

En aquellos años, no existía la protección del menor que tiene lugar ahora. Un niño de 12-14 años ya era considerado un adulto

Así, aquel niño, a pesar del presentimiento interno que nadie supo interpretar, se encaminó, sin saberlo, hacia su muerte aquella tarde en la mina.

Cómo murió, no importa. Una vagoneta, un barreno, una chorrera, truncó su vida. El tío Daniel, nos contaba como aquel día su mañico decía no hallarse bien y no quería ir a trabajar. Era primo hermano de mi padre, y yo, a pesar de no saber su nombre ni haberle conocido, quiero honrarle.

Muertes anónimas, que nunca serán tenidas en cuenta para medalla alguna.

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VACIO
..........

Hoy me siento vacío

de ideas y de cuentos,

no acuden a mís dedos

raudas y veloces

perezosas.

Rebusco en mi memoria

desfondada

despues de noches sin control,

contaminada.

Quisiera decir algo con acierto

acerca de inocentes criaturas

mas, en mí el lamento

por sus vidas perdidas,

solo encuentra, viento.

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LA ESTRELLA POLAR
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Dicen de ella, que es la utilizada por los marinos para orientarse en alta mar. En el pueblo, la he intentado ver muchas veces. Sin éxito la mayoría. Siempre al norte. En las noches de verano, desde la oscuridad del pozo de la Cruz, he pasado tiempo contemplándola en silencio para no ser descubierto.

Parece como una lejana y tímida estrella. A veces, se ve a la Osa Menor como si se precipitara hacia el horizonte con la Estrella Polar a la cabeza. Ilusiones ópticas.

Quienes nos precipitamos al abismo somos nosotros en pos suyo. La vez que más de cerca la pude contemplar, fue una fría noche de invierno. Soñarla,... muchas más. Pude acariciarla con mis manos. Y darle abrigo con mi gabardina.

Nubes y brumas, cuando no oscuridad y frío intenso, han impedido la repetición del milagro. A pesar de ello, intento verla. Y sino es así, la imagino.

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MS
....

Aquel invierno, tuve un enfriamiento que me duró meses. Oidos taponados, nariz obstruida..No se curaba; al tiempo, se abrieron los oidos. Me quedaron secuelas de ruidos agudos, que se amplifican a veces y llegan a ser omnipresentes.

Por el mes de Mayo, un día en la ducha percibí que no tenía sensibilidad en la pierna izquierda. En Octubre, cazando, hube de volver a casa pues tenía dificultad de andar. Fuí al médico de cabecera, y tras las consultas de rigor, los neurólogos me mandaron a CC. EE. del Servet. Estuve ingresado casi un mes. Punción lumbar, etc.

Un día, le pregunté al doctor que me recibió en C.E. : ¿qué tengo?. Sabemos el nombre y el primer apellido de tu enfermedad, me respondió, pero no sabemos el segundo. Me dieron un diagnóstico: MS; las perspectivas más pesimistas, hasta ahora, afortunadamente no se han cumplido.

Mis primeros recuerdos





Tendría 4 años . Una prima hermana de mi madre se casaba en el Puerto de Sagunto. Un día por la tarde, bajamos los invitados hasta Alba. Aquí vivía una hermana de mi abuela Filomena, Adoración, tías de la novia. Y hermana o tía de quienes llegamos de fuera. En el correo fuimos a Valencia. No descubrí el ferrocarril, que veía todos los días en el pueblo; pero sin duda el cosmopolitismo y la variedad de personas y paisajes -así como los naranjos, y sobre todo, el mar- abrirían mis sentidos. En aquellos tiempos con las locomotoras de vapor, los viajes se hacían interminables, pero llegaban. Hoy, no es seguro.

Las imágenes que quedan de aquello son flashes. Un martillo de caramelo que me compraron; los tramusos amarillos de los puestos de las ferias, el mar, del que alguien hizo una foto que he visto con posterioridad en algún sitio; los petardos en las calles ya que era época de fallas; y sobre todo, lo que más grabado me quedó, fueron unas escenas de una película de Lilí Murati en la cual cabalgaba a la grupa de un caballo y dejaba un velo enganchado en una zarza; se supone que iba raptada y dejaba señuelos. Unos caballeros decían después: "dejad vuestras armas que es noche de paz". Y de los urinarios (del cine) también me acuerdo. El trenillo, que unía al Puerto con Sagunto. Y los Altos Hornos, que visitamos guiados por nuestros familiares que trabajaban allí.

Ese mismo año, cayó una inmensa nevada a primeros de Febrero. Vivíamos en el frontón. Eran las fiestas de san Blas y la orquesta, que había venido de Valencia, se quedó bloqueada sin poder salir del pueblo 8 ó 10 días. Para los mozos y las mozas de la época, aquello fué una bendición. Todos los días, por la tarde, baile. Y como año de nieves año de bienes, a la tía Agustina le nació una estrella, digo una hija (por entonces vivían detrás de las escuelas, donde hoy viven Jorge y su familia; despues hemos sido vecinos),

Aunque difuso, aparte los miedos que me hacía la tía Martina, sea la vuelta de la mili del tío Antonio, al cual salimos, con mi madre, a esperar a la carretera. Estuvo en Melilla, y en aquellos años, no era una suerte precisamente.
enviado jueves, 05 de octubre de 2006 9:04 por WARRIORV

Me habéis engañado

Me habéis engañado al hacerme creer un juntaletras medio borrico cuando era borrico de medio pelo.

Levantasteis mi ego más allá de lo correcto haciéndome perder de vista el duro suelo.

Las palabras que halagan nublan la vista. Solo los necios se dejan deslumbrar por sus destellos.

Otro revolcón, solo otro más, hará que aprendas tu valía, chapucero.

¿No querías un premio a tus VIVENCIAS? Ya lo tienes, aprende y calla, majadero.

"Al colegio de una villa llevó un hijo un labrador diciendo:
-Vengo con éste tocante a la educación.
- ¿Sabe leer?
-Ni una letra.
- ¿Escribir su nombre?
-No.
- Entonces amigo mío, como el trabajo es atroz, me dará usted doce duros por todo...
-¡Cá! no los doy, ¡por igual precio me venden un burro!
- Pues lo mejor es que compre usted el burro y con éste tendrá dos"

lunes, 20 de julio de 2009

Zaratos


Se me ocurren un montón de titulares, pero como en el fondo sería tanto como escupir al cielo, lo hago con este impersonal y benévolo.

Tengo una familia que, no es por darme pisto o importancia, pero son unos zaratos. No sé que será o sería de ellos sin mi presencia y concurso. Cada vez me necesitan más y yo cada vez alcanzo menos. Mi señora madre, es la ostia. Días atrás me llamó a las 8 de la mañana para decirme que no le funcionaba el agua caliente. Cosa normal pues había cerrado la llave de paso del gas.

El otro día, el sobrino les puso un aparato de TDT. Pues ya se lo han cargado. Esto significa, no que lo hayan roto, sino que ya lo han desmadrado y no veían la tele. En el pueblo, ay madre el pueblo. Esa casa es una ruina. El caso es que mi señor padre, para los defectos, es un lince. "El water gotea, no deja de caer agua". Estoy hasta los pelendengues del dichoso cagalero. Al final, he tenido que cambiar todo el sistema de descarga y cierre. Pero mira por donde, los tornillos de anclaje estaban podridos y "el water se mueve", Cagüen tó. Desmóntalo, para sacar los tornillos podridos y poner tacos y tornillos nuevos..... Espero que aguante hasta la próxima vez que vaya por allí.

A una ventana, nueva, le habían jodido la maneta de accionamiento de apertura cierre. Repuesto igual: rien de rien. Al final, otra maneta parecida y como decía mi abuela: "salí de mi casa y me descaré, volví a mi casa y me remedié". Suele ocurrir muy a menudo. Pero arreglado el asunto.

No voy a relatar las aventuras con los grifos del lavabo y la bañera junto con la llave de paso general del agua.

Pero no son solo los abuelos los calamitatis et miseries. No. La santa, sigue las mismas coordenadas. "No se ve la tele de atrás". Joer, ya se ha cargado la programación del TDT y ahí está el lío. "No se ve la tele de la cocina". Arriba detrás tiene el interruptor.

"El teléfono no funciona". Llamo con el móvil, y comunica. Mira a ver si hay alguno descolgado. Nada. Sigue igual. Cuando vuelvo, tras unas pruebas y comprobaciones hallo al del comedor que es el que bloquea el sistema. No funciona. Lo desconecto y el resto, a funcionar. Pongo uno que había guardado en el trastero y me confirma la avería del nuevo. Joder con las nuevas tecnologías.

Alguien dijo que en vez de darles pescado había que darles una caña y enseñarles a pescar. Eso debí hacer yo hace tiempo. Ahora, me temo es tarde para que aprendan. Si yo falto, se van a quedar con los aparatos para2. Ya les rascarán el bolsillo los de los servicios técnicos......

sábado, 18 de julio de 2009

La última (y amarga) cena



En una ocasión, por dos circunstancias diferentes, los mozos y las mozas, cada uno por su lado, tenían una cena aquel día. Las mozas, aprovechando que el cura les había hecho donación de una partida de los huevos de gallina que , fruto de la costumbre, las vecinas habían ofrecido el día de sábado santo en la bendición de las casas. Los mozos, fruto de la "manta" que un forastero tenía que pagar por festejar con una moza del pueblo. Esta moza, era hermana de uno de ellos, y nada que ver con las anteriores en edad.

Los mozos compraron unos conejos, los cuales algunos de ellos se hallaban guisando en el horno. Otros, no ocupados en estos menesteres, se hallaban elucubrando y al acecho de la cena de las chicas. Ellas, después de prepararla, se fueron contentas y bulliciosas al bar. Los zorros, conocedores de la casa, entraron por la puerta falsa y les mangaron la cena. Huevos rellenos, en batalla, etc. Trajeron el fruto de la rapiña al horno y las fuentes que la contenían las depositaron en el lavadero.

¡La que se armó fué épica cuando volvieron y vieron que su cena había desaparecido! Fueron a reclamar hasta al alcalde. La mujer de éste, para más inri, les dijo que les había estado bien por ir metiendo bulla por el pueblo. ¡Lo que les faltó!. Con los autores de la fechoría estuvieron discutiendo, más bien gritando, en tanto que los cocineros seguían a la suya. Preparando la cena. Lo cual que esto aún las enfureció más: "unos por mucho y otros por poco" ; se quejaban, entre ellas la estrella polar, por no hacerles caso. El que suscribe, no se enteró de nada, salvo de los gritos. Luego la hazaña, fué relatada con pelos y señales para conocimiento y regocijo generales. Los huevos, geniales. Estuvieron mucho tiempo sin hablarnos y poniéndonos a caer de un burro (y con razón). Cosa normal. (Años más tarde, el recientemente desaparecido Joaquín junto con algún héroe de este día, hallándose estas mismas chicas de merienda en una casa, les arrojaron pimienta por la chimenea y casi las axfisian).

A las chicas les sobró orgullo y les faltó cintura. Eran jóvenes e impetuosas. Su decisión debía haber sido otra: "¿Nos habéis quitado la cena? pues venimos a que nos déis de la vuestra, os parezca bien o mal". Hubiera sido un epílogo feliz y una gran cena. De hecho lo fué, pero sin ellas.

Quizá esto nos hubiera servido para conquistar el corazón y el estómago de alguna de ellas. Pues como santa Teresa decía, también Dios está entre los pucheros. Rememoro ahora que, de hecho, no hay ninguna casada con hombres del pueblo desde aquél episodio. Al menos entre los artífices y las sufridoras del evento. Alguno, lo pagamos caro. Perdimos el norte. O no.

enviado miércoles, 04 de octubre de 2006 9:58 por WARRIORV

viernes, 17 de julio de 2009

A la de abajo


La otra tarde, fuí con los abuelos al huerto. Tuve que soportar previamente, mientras bajaba -cada vez que paso, tenemos el sainete-, a un perro asesino que subido a algún apoyo que debe tener, se vuelve loco de ladrar cuando paso. Yo hago como que me agacho porque me pica el pie y el mahara del perro se acojona y esconde. Hasta mi padre se ríe al verlo, aunque él lo amansa. No me importaría pegarle dos tiros.

Ya en el huerto, como no había faena para mí (ni ganas que yo tenía pues no en vano mi madre me decía cuando era adolescente que era más perro que la chaqueta un guardia), decidí darme un paseo campero.

Ellos, todas las mañanas y las tardes van allí. A regar con el motor o a pozal. Siempre hallan algún entretenimiento. Patatas, acelgas, borraja, cebollas, tomates, lechugas, judías verdes, zanahorias.........y los calabacines. Mientras tengan ganas, están entretenidos. Aunque mi padre, poco hace aparte de sentarse en una silla que el tío llevó para cada uno. Mi madre no para de darle al pozal y el tío se queja de que cuando él baja a la mañana, ya le ha sacado los cuatro pozos.

Sobre la marcha, cambié de itinerario y bajé Regajo abajo hasta llegar a la curva que hace la rambla en la unión con la otra que viene de la Arenas. Allí, los Raboseros (koño, ¿será mención a los zorros?), obligan a las aguas a seguir por la fuerza. Hay unas cuevas, en las cuales no había estado nunca. Las tenía vistas de lejos.

Así que crucé la rambla y me dispuse a subir a la primera, más pequeña. Diez o doce metros de subida suave. A mitad de camino, un chaparrote. Al pasar junto a el, oigo ruido dentro de las ramas. Intuyo lo que es y me muevo para ver la parte que no veía. Justo lo que pensaba. A un metro de mí, por dentro del chaparro, estaba encamada una hermosa y lozana liebre que al aproximarme, huyó.

Le mandé dos tiros, pero la escopeta falló. (De las escobas salen tiros, dicen, de los garrotes, se ve que no). Le ofrecí el arroz, pero no me escuchó. Espacio y tiempo tuve, de haber ido armado, para hacerla plato principal en una hermosa paella. De todas formas me alegró la tarde. Siempre he sentido debilidad por las liebres. Me entusiasma verlas correr con las orejas tiesas. Si la cosa se pone fea, las pliegan sobre el lomo y corren que se las pelan.

Me hizo recordar las muchas veces que junto al abuelo y al tío, mayormente, andé el término del pueblo esperando tropezar con alguna, o varias, de ellas.

miércoles, 15 de julio de 2009

Tienes un emilio

Días atrás, escuché en la radio que una forma de eliminar los remordimientos por acciones u omisiones cometidas anteriormente, era escribirse una carta a uno mismo perdonándose por aquellos actos.

La verdad es que me autoanalicé y encontré pecadillos veniales que podría mostrar aquí pero que no me quitaban el sueño ni la tranquilidad; por ello, decidí que no valía la pena gastar dinero en un franqueo inútil.

Y es que el dilema es: ¿cuento aquí que cuando era monaguillo (antes que fraile, todo hay que decirlo) le guindaba las hostias -sin consagrar ¿eh?- al cura, y que de vez en cuando caía algún chaparrazo de vinillo de consagrar?

¿O que una vez le afanamos a la tía sastra un par de huevos -de gallina- para comprarle al tío Moro un melón cuando se iba ya para Villafranca?

¿O que una vez, mientras estaban en el bar, les ordeñamos las cabras a unos cuantos matrimonios y desayunamos todos en casa de la tía Carmen, con galletas y todo? Eran las fiestas de san Blas, y se habían pasado toda la noche de juerga en el bar.

Podría seguir contando cosillas sin importancia, anécdotas, porque los grandes pecados o los grandes errores, no me los voy a perdonar ni aunque me mande un emilio. Por eso ¿para qué contarlos?
enviado martes, 03 de octubre de 2006 22:17 por WARRIORV

martes, 14 de julio de 2009

Pobrecicas....

Esta mañana, por necesidades del guión, he tenido que ir al Pryca a devolver unas chancletas que le compré a mi santa y que, según ella, tenían la suela dura. Yo me compré otras, y me sientan fenomenal.

Bueno pues eran sobre las 11 y el sol ya cascaba de lo lindo. 40 grados hemos tenido hoy en la Inmortal Ciudad. Y me ha llamado la atención una cosa: a la sombra de unos castaños (o moreras, no recuerdo) estaban colocadas las mesas de una cafetería adyacente y estas estaban ocupadas, todas y solo, por señoras, o señoritas, quien sabe.

La verdad es que me he compadecido de ellas. Es necesario un gran esfuerzo para soportar tan ingrato rol en la vida. Minusvaloramos a menudo lo sacrificado que es estar a las 11 de la mañana sentad@ a la sombra en una mesa cafetera cuando, posiblemente, al mismo tiempo se tiene a la rumana o ecuatoriana limpiando la casa o al bandarra del marido, si es que lo hay, trabajando.

Un alto en la ajetreada mañana para tomar un cafelito y charrar con las amigas del desarrollo y progreso del fitness en el pabellón municipal; lo duro que se hace el spining al ritmo endiablado que marca el cachas del monitor; o pasar por el cocedero de mariscos en un afán de doblegar las agujetas producidas en el gimnasio de al lado, bien merecerían un mayor reconocimiento y hasta quizá una ayuda que lleve los niños al colegio y eche una mano a la rumana. Aunque para eso, siempre habrá alguien dispuesto.

La Carrasca de los Tocones


Ante la imposibilidad de traer una foto de la carrasca con los tres brazos, dejo un enlace a un sitio que resulta muy interesante por las cosas que cuenta y enseña sobre varios asuntos relacionados con el entorno y el pueblo. Por si algún visitante siente curiosidad por ello.


http://www.xiloca.com/data/Bases%20datos/Xiloca/973.pdf

PD.- Gracias por hacerlo para mí. Toma lo que quieras.

lunes, 13 de julio de 2009

Días de caza



Dicen que, los cazadores, mienten más que ven. Y aunque a veces se dejen llevar por el entusiasmo al relatar los eventos acaecidos durante la cacería, eso no da pie para llamarles embusteros. La caza es, un juego de azar, cruel porque se mata, pero con las mismas vicisitudes, emociones y frustraciones. Hay que ser cazador o haberlo sido, para entender y participar de esos sentimientos.

Yo he tenido un abuelo, Cristóbal, y un tío, Antonio, que aún vive y caza, de lo mejor en esto de la escopeta. Sobre todo el abuelo, que tenía una escopeta paralela del 16, de perrillos. ¡Cuántas veces no habré ido a cazar yo con ellos!. Casi todas de "perro" u ojeador. No tiraba -nunca mejor dicho- un cartucho el abuelo. Si disparaba, la pieza podía darse por muerta. Un día de caza estaban almorzando y una liebre -su pasión y la mía- en las proximidades no se le ocurrió más que ponerse derecha apoyada en sus patas traseras para ver que pasaba. Justo le vino. "Reza lo que sepas" dijo el abuelo.

Cuando iba a cazar el solo, ya fuera a espera o no, si le preguntaban que había matado -lo lógico hubiera sido preguntarle que había cazado- siempre te respondía: "la bubuta". Eran tiempos en que todo estaba libre, había caza y el único peligro eran los civiles, que buenas corridas dieron a más de uno.(En aquellos tiempos, aún no habían "civilas"). Abuelo incluido. (Al amigo Crispín, hasta fueron a buscarlo a casa después de haberlo corrido por San Ginés. Pero se les escapó)

Cada día 15 de Agosto, se juntaban todos, hasta gente que nunca iba a cazar, y nos íbamos (yo tendría ¿8 ó 10 años?) de madrugada hacia la Pareteja donde se ponían a espera hasta el amanecer. Después, bajábamos al monte de Alba, que estaba acotado, a cazar conejos. Nunca he visto tantos. Luego, cuando ya estaba todo alborotado y antes de que viniera algún guardia, se replegaban. A mi me mandaban a casa con lo que habían cazado, (cosa que me sentaba fatal) para que las mujeres fueran preparando la cena. (De no haber niebla, nunca te podías perder teniendo el referente del cerro de san Ginés). ¡Cuántas liebres no tendrá guisadas la abuela Filomena junto con otras "cazadoras"!.

De las últimas veces que fuimos a cazar, sino la última, nos subimos desde la Dehesa mi padre, mi tío, el abuelo y yo, hasta la Nava. Allí nos echaron a ojeo él y mi padre la solana de Morrón Blanco. Mi tío arriba, en la mojonera con Ródenas, yo abajo, en la Pieza Rota. Una liebre que movieron, se pasaba por encima del tío, pero la perra que estaba por alli pululando la ahuyentó y al final enfiló hacia abajo, hacia donde yo estaba, como una centella por entre las estepas. ¡Madre mía qué lío! ¡Pum!. Le tiro y a esperar. Cuando llegaban a nosotros mi padre y el abuelo, se reía de "los de las ametralladoras", yo que solo tenía una paralela del 12 y más bien mala. Le dejé que lanzara diatribas y juramentos. "Cojala que está ahí". Se creia que la liebre se me había ido (cosa que pudo haber ocurrido). Al llegar a casa, había una vecina con la abuela tomando el sol. El, chaqueta al hombro izquierdo, la mano debajo sin verse y la liebre allí, "Ya llevarás ahí una liebre" le dijo la mujer. Jijijijijijijiji con su risa característica. ¡Y era verdad!

Quien no haya comido una paella de liebre con caracoles, no sabe lo que se ha perdido. Es, sin duda, el mejor arroz. Y yo, de eso, sé un rato. No en vano he llorado mucho haciendo paellas en "les Barraques"..........

Hace muchos años que dejé de ser cazador activo. Casi mato a la perra del tío, y eso que solo le dió un perdigón... Y pensé que lo mismo podía haberle dado a otro cazador. No he vuelto a disparar.

enviado lunes, 02 de octubre de 2006 8:25 por WARRIORV

domingo, 12 de julio de 2009

Bueno ¿Y qué?

El otro día, me hallaba en el centro de Carrefour de paso hacia el castillo del Papa Luna. La mañana había amanecido tormentosa y tronadora. Cuando me disponía a abandonar el centro comercial, caía un agua disuasora que amenazaba con dejarme como una sopa si salía a la calle. Poco a poco, nos fuimos agrupando clientes que, como yo, preferían esperar a que la lluvia amainara.

En esto, una persona humana (Trasobares dixit) totalmente cubierta de negro entró dejando un carrito de niño vacío y se volvió a marchar. Presuntamente era una mujer. Solo se le veían los ojos por sendos agujeros en la tela. Como esas capuchas que se ponen los terroristas para "dialogar".

No tardaron en surgir los comentarios al respecto. Por supuesto, todos, censurando esa costumbre o modo de vestir. Al poco, dos mujeres -se suponían madre e hija-, mencionando el carrito abandonado pues la presunta no había vuelto, y a la peligrosidad que pudiera contener, salieron a la calle aunque no había parado de llover.

Aunque estamos cansados de ver, con o sin talibanes, a las mujeres con burka, he de decir que nunca había visto a una persona humana de tal guisa en directo. Y no me gusta. En los tiempos que corremos, no debía estar permitido que la gente ande por la calle de esta guisa. Solo se oculta quien pretende delinquir.

El manido argumento por el cual sus costumbres se deben respetar, aquí no debía estar consentido. Si en la intimidad desean llevar el saco puesto o ir en pelotas, es asunto suyo. Pero en público, ell@s, TOD@S, deben adaptarse al menos de una forma que las suyas, no choquen frontalmente con las nuestras.

La ablación del clítoris o el tema este de las vestimentas, deben ser radicalmente erradicados e impuestos a quienes optan por ellos. Conseguimos liberarnos de los velos en las iglesias y ahora vienen estos otros integristas a metérnosla cruzada. No debemos consentirlo.

Tienen otra alternativa, volverse a sus países de origen. Yo, como aquél, no soy racista, xenófobo, machista, misógino, etc. Pero si lo seriese ante estos asuntos, ¿y qué?

viernes, 10 de julio de 2009

jueves, 9 de julio de 2009

El retonno

Arnedillo visto desde las pozas


Una vez cubiertas las etapas y visitado los lugares previstos (más o menos), aún me quedaba un último objetivo: visitar Arnedillo y sus manantiales ardientes.

Me habló de ellos hace tiempo, un compañero del curro. El iba a visitarlos. Así que busqué en el mapa su situación y ¡hala! amos a ver que hay por allí. Se pasa previamente por Arnedo, pero de largo. Una vez llegado al pueblo, te surgen las preguntas: ¿dónde estarán? ¿por dónde se irá?. Hay un aparcamiento holgado -y vacío- a la entrada del pueblo.

Pregunté a un señor que viajaba en una autocaravana alli aparcada y me envió a la salida del pueblo, hacia el balneario. Sí pero no. Una vez más, hube de recular. Pero a la segunda, tuve más suerte. Seguí indicaciones y me adentré en un sendero que pasa por los huertos camino del río. Un señor, amablemente, no solo me informó de que allí estaban las pozas sino que también "había una mujer joven en pelota picada". "Será hipi o algo así".

Y era cierto. Con toda naturalidad, nos enseñaba el felpudo, como si no existiéramos. En justa compensación, el veterano ni se inmutó. Al otro lado del riachuelo, pues llamarle río sería desconcertar a quienes lo desconocen, también había más "pelotaris" de ambos sexos. Perro incluido.

Las pozas, en el orden de salida del agua


Las pozas. El agua sale cristalina y bufando. La primera poza, ni la toqué. A la tercera, que en teoría está más fría. Agua a la rodilla, ideal para afeitarse. Imposible echarse largo cubriendo todo el cuerpo con el agua. Lo hice una vez, y casi me dá un telele. No sé que temperatura tendrá, pero es muy difícil de soportar aunque había quienes se sumergían incluso en la primera poza.

Vista a la inversa


Sin duda es ideal para quienes padezcan de reúmas y demás dolencias parecidas. ¿El único inconveniente? Que hay que desplazarse. Para los que tengan tiempo y algo de dinero, está al lado el balneario con todos los barros y comodidades. Y eso que muchos de los visitantes que vinieron estando yo, eran clientes del mismo.

Una fachada florida


Me dí una vuelta por el pueblo. Compré unas botellas de vino (cosa que no debe hacerse, pues es donde más caro y peor suele resultar: en la zona productora). Y después de una frugal colación, dí por finalizada la escursión. Loados sean el Señor Santiago y santo Domingo.

Por cierto, que malahe soy. El río se llama Cidacos.

martes, 7 de julio de 2009

La tumba del Cid

Decidida la ruta por la nacional, no sabía lo que me esperaba. No había forma de mantener una velocidad media coherente. Contínuos poblados -o simplemente casas- limitaban a 50 kms. la marcha. Como los restaurantes de carretera frecuentados por los camioneros suelen tener buena fama (yo trabajé en uno de ellos, y hacíamos buena comida casera, de puchero incluida), enseguida me decidí por uno que lo único que recuerdo de el es que Rocinante se quedó a la sombra, que no es poco.

Ví un pantano a la derecha que desconocía, cosa lógica, y una dirección: Reinosa. ¡Anda! Pero si es el Ebro. Viejo conocido con el cual volvía a reencontrarme. Ya en los tiempos de Maricastaña, en los inviernos nos aprendimos los nombres de puertos de montaña -generalmente cerrados o con cadenas- a través de los partes informativos -y formativos- de Radio Nacional.

Embalse del Ebro. Cerca de Reinosa.


Así el de Tosos, en la otra ruta de acceso a Cantabría; el del Escudo, más famoso, el de Carrales y el Páramo de Masa, hubimos de subirlos o bajarlos en esta jornada. Algunos puntos y curvas no tienen nada que envidiar a la carretera de mi pueblo (o al revés). Pobres camioneros, no me extraña que apenas viera alguno. Aunque si restos de algún accidente de camión.

En la zona del Páramo de Masa, innumerables torres eólicas generadoras. Si don Quijote apareciera por aquí, se encontraría en su salsa. Cerca ya de Burgos, Vivar del Cid a tiro de piedra. Y hete aquí que dimos con nuestros huesitos en la city burgaliana. Todo fue mirar para encontrar la catedral y orientarme, pero no hubo forma.

Cuando colegí por el barullo, que estaba cerca del cuore de la ciudad, le pregunté a un sacamultas de los parking -estaba ejerciendo de ello- donde estaba la catedral y en cuanto pude, aparqué. No se me olvidó pasar por taquilla, para no llevarme mal recuerdo.

Ayuntamiento de Burgos


Dí antes con el ayuntamiento. Unas calles más a la derecha, vislumbré al fin las torres buscadas. El haber visto muchas veces en fotos su fachada, no quita admiración por la Catedral. Previo pago, como no, hice el recorrido marcado. Sin duda los entendidos disfrutarán mucho más que yo de la misma. Infinidad de sarcófagos, pero no me enteré de quien estaba -supuestamente- allí eternizado.

Fachada de la Catedral


Vista posterior de la Catedral


Tesoros sacros


Colección de cálices


Muy mal por los responsables del cotarro. Nos sacan las perras pero no informan. Cierto que entregan un pequeño tríptico, pero insuficiente. Junto a los latinajos, debería decir, al menos en cristiano actual, quienes son los moradores -es un decir- de los sepulcros.

No solo alberga tesoros sacros. Hay mucha historia


Más historia


Me avergüenza confesar que no supe cual es el río que pasa por la ciudad. Ahora, previa consulta al Google, compruebo que es el Arlanzón. Esto de la historia y la geografía, se me daba fetén en mi época de escolar. Y bueno, pues siguiendo el curso del río al revés, abandoné las tierras del Cid. ¡Ah bueno! He de decir que el sepulcro del Cid y de doña Gimena, una lápida en el suelo lo indica, acerté a
interpretarlo.

Tumba del Cid y doña Ximena


Volvía a la tierra del vino. (Cobra fama y échate a dormir).

Hace falta ser tonto, estar en la catedral y no ver la fachada real de la misma

lunes, 6 de julio de 2009

Els Trabucador




La playa es larga, arenosa e interminable. Kilómetros de dunas que parecen no tener fín.

A una parte, la bahía; a la otra el mar abierto. Llegamos hasta las salinas con el coche y a partir de ahí paseamos dejando que las olas, muertas ya en la orilla, nos mojaran los pies. Prescindimos de toda la ropa dejando que el sol dorara nuestra epidermis. La soledad de aquellas playas, hace que los amantes del sol se acerquen hasta ellas lejos de miradas curiosas.

Cuando ya la piel comenzaba a acusar los rayos solares, ardiente por fuera y por dentro, nos metimos al agua. Qué gozada!!. Más fría que en la playa del pueblo, reconfortaba su frescor y el cuerpo lo agradecía. Aquel baño, resultó inolvidable porque aprendimos que, el mar, es un cómplice que presta su apoyo y su velo a quienes desean compartir con el momentos íntimos y sueños largamente deseados.

Y es que ya lo dijo el sabio Arquímedes: "Todo cuerpo sumergido en un líquido pierde de su peso igual al volumen de agua que desaloja". Y flota.

De pronto, Lucas, el perrazo del vecino, que es un bocazas y no cesa de ladrar a todo lo que se menea, acabó bruscamente con aquel delicioso baño. Otro día, le pongo un bozal.

domingo, 5 de julio de 2009

Experiencia positiva

Andén de la estación

Me encontraba en el andén de la estación de Rüsselsheim esperando el tren que nos llevaría a Bochum cuando, con gran apuro, sentí necesidad imperiosa de ir al servicio.

Abandoné la maleta a su suerte. Tardé lo imprescindible, pero al volver, todos los viajeros habían desaparecido. El tren, lo supe sin verlo, había pasado, y yo, me había quedado en tierra.

Bueno, no solo yo. Mi maleta también se hallaba solitaria en el andén. Recién llegado a Alemania, no perdí la calma; subí al siguiente tren y me sobró tiempo para tomar el enlace a mi destino.

Entrada a la fábrica Opel

viernes, 3 de julio de 2009

A Burgos??

Este pueblo se cruzó en mi Camino



Ermita de la Virgen del Camino



El Palacio, fachada principal



Vista posterior del Palacio de la Magdalena



Barcos varados



Playa del Sardinero vista desde la colina del Palacio



Abandonado santo Domingo, surgió el desastre. Me hice un lío enolme con las señales de tráfico y fuí a parar a Miranda de Ebro. ¡Coño! y ahora ¿qué hago?. Consulté el mapa y tras preguntar en una gasolinera, tomé una drástica decisión: ya metidos en harina, me acercaba a ver el Cantábrico. Así que por carreteras secundarias, en las que hube de recular a veces, busqué la nacional dirección Cantabria.

Tropecé con el Ebro, -cuanto tiempo sin verte-, y un embalse que lo reprime. Al pasar, solo ví un pequeño cartel que rezaba "central nuclear". Koño, aluego me enteré que era Santa María de Garoña, tan en los medios últimamente a causa de su presunto cierre. Deseo fervientemente que los obreros conserven su puesto de trabajo.

Al fin tropecé con la general y enfilé ya hacia el Cantábrico. Una ermita dedicada a Nuestra Señora del Camino, inolvidable, me hizo detenerme a sus pies a adorar y besar su imagen, y pedirle el cielo. (Con los pedigüeños que habrá). Más adelante, en un pueblo, y dado lo zoquete que soy, volví a liarme, recules incluidos, y tomé la dirección equivocada. Paisajes magníficos que el conductor se pierde so pena que quiera acabar entre las vacas o en el fondo de un barranco

Collons.....¿dónde acabará esto?. Tan pronto entraba como salía de una a otra comunidad. Estaba acojonado, iba camino de no sé dónde hacia ninguna parte o de culo a donde pretendía ir. ¿Laredo es Cantabria, verdad?. Me requería mentalmente. Pos pallá voy. .....y de pronto, Colindres, el Cantábrico ¡salvado!. ¡Al fín en algún sitio me indicaban dirección Santander!.

Playa del Sardinero, Palacio de la Magdalena, hacia allí debía ir y fuí. Subí andando hasta el Palacio que luce magnífico por fuera. El mar, tranquilo y bañistas en la playa. Esta Ciudad, me dió la impresión que requiere de tiempo y dinero para visitarla y disfrutarla. El puerto, me hubiera gustado pasearlo pero la pandemia del automóvil, nos obliga a ser su esclavo. ¿Dónde lo dejas, y más en una ciudad desconocida?.

Los edificios que se ven desde la colina del Palacio, dan la impresión de estar habitados por okupas de bolsillo repleto. Pasé por la puerta del Casino y allí ya me quedé desbordado. Mi intuición orientativa, que tan malas pasadas me había jugado, me ayudó a escapar del lujo y la buena vida. Pero no lo suficiente, pues entré a la autovía y en ninguna parte veía "dirección Burgos".

Me salí y consulté el mapa. Dirección Palencia y luego seguir o tomar un desvío por la nacional. Acaté la segunda alternativa, no sé si correcta, pues no hice una a derechas. Pueblos, a 50, puertos, curvas...joder, no llego.

miércoles, 1 de julio de 2009

Santo Domingo de la Calzada

Tumba del Santo. Encima hay un mausoleo


Vista posterior del Templo


Plaza del ayuntamiento


Pórtico de la Catedral


La magnífica torre, separada de la iglesia.


En cuanto avisté el pueblo, a pesar de que la visibilidad no era óptima por estar el día nublado,la torre de la catedral se destacó erguida y majestuosa por encima del resto de edificaciones de la población.

Me acerqué cuanto pude, o eso creí, hasta poder aparcar a Rocinante. Con la torre de guía, llegué al pie de la misma. La hora y el estómago, no invitaban a realizar visitas. A 50 metros de la catedral, hay un restaurante con menú del peregrino. No lo pensé y entré. Arroz cubana y alitas de pollo fritas con patatas. Vino y postre. El arroz, con dos hermosos huevos fritos, me supo a gloria. Las alitas, habían tomado demasiado el sol y llevaban pimienta. Cachis....el vino bueno. Sino hubiera sido por el volante, cae la botella.

Luego de cumplir con el estómago, cumplimos con el santo. Visitamos su tumba y la catedral. Estando ojeando el templo, oí cantar a un gallo lo cual llamó mi atención. He de decir, que antes de venir, ya había leído aquello del milagro de la gallina que cantó después de asada. Ese canto, lo atribuí a alguna grabación que previo óbolo, se repetía incansable. Craso error.

Al acercarme, el gallo seguía cantando y ¡por fin! descubrí al autor que vivico y coleando se halla sobre unos tres metros en un gallinero especial para el y una hermosa gallina donde se hacen compañía mutua. Estas aves, acompañan al santo en todas las imágenes y allí, los 365 días del año.

Este año, se cumplen 900 años de la muerte de santo Domingo y es año jubilar. Cosa que también sabía. Hay esa cosa que los curas llaman indulgencias o algo así, las cuales se consiguen previo cumplimiento de unos requisitos y que el santo, solo por ir a verlo, otorga a los peregrinos; pues si dedicó su vida a sus contemporáneos ¿cómo les iba a negar a estos ese privilegio?

Prometo volver. Y cuento con Tu ayuda