Esta madrugada, he escuchado ruidos que me han parecido sospechosos. He salido a la galeria con la escopeta y a unas sombras que huían por el callejón, les he enviado unos tiros con sal. Ahora por la mañana, con sol, compruebo que alguien se estuvo dando un festín con las pastas y el anís que dejé a los reyes magos junto a la carta de mi nieta con sus peticiones. Pero haber, haber, ni carbón.
Leo el periódico, y me quedo acojonado. En el se dice que anoche, sobre las tres y pico de la mañana, un desalmado la emprendió a tiros con los Reyes Magos y éstos, dos, han debido pasar la madrugada con el trasero en un jacuzzi para aliviar las escoceduras que les producían los tiros, presuntamente de perdigones no, pues no han encontrado ninguno incrustado en las reales posaderas. La catástrofe ha sido la mundial; miles de niños se han levantado en busca de sus regalos, que se han quedado sin repartir, encontrándose vacíos sus balcones y ventanas. Y dice el diario que la poli sigue de cerca al individuo causante del desastre. ¿Seré yo? ¡Ay madre......!
(Espero no lean este post)