Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

jueves, 15 de enero de 2009

Una madrugada de jueves


Ha ocurrido lo que tenía que suceder, ha sido la crónica de una muerte anunciada, aunque prematura, dolorosa y por accidente. (¿Y porqué tenía que ocurrir?). No lo sé, o sí. Pero tampoco sé porqué estoy escribiendo estas palabras inconexas.

Debo asumir la verdad. ¿Qué podía hacer yo ante el rebote que se pilló?. La falta de confianza demostrada (¿por ambas partes?), por mucho que le expliqué en el momento, solo era el preludio de lo que posteriormente podría ocurrir a pesar de las aclaraciones que pudiera darle, y que en el momento ya le ofrecí.

¿Acaso hoy volviendo a darle más vueltas al asunto, -disculpas incluidas por el malentendido- este hubiera quedado resuelto?. Creo, honestamente, que no. Una vez surge una discrepancia, difícilmente esta llega a desvanecerse; solo sirve para retroalimentarse y dar paso a la siguiente. Es como una llaga que supura continuamente y nunca cicatriza. Y llovía sobre mojado.

Hoy ha escrito un post al que ha llamado "hipocresía". Aunque lo ha hecho en primera persona, no me cabe la menor duda que iba dirigido a las dos personas en quienes más confiaba. Y que cree la hemos traicionado. Aunque hubiera admitido la no culpabilidad y las excusas, incidir en esos argumentos exculpatorios, posiblemente, no hubiera conducido a nada positivo y tal vez sí, al enkabronamiento de las posturas.

Cuando ofreces tu visión de lo sucedido y a la vez cuentas la verdad, la duda ajena al final hace mella y que también acabes enojado y te sulfures. Termina siendo peor el remedio que la enfermedad. Por tanto ¿he hecho bien en cortar de raíz la comunicación?. No tendría ninguna credibilidad, aunque deseara reanudarla.

En todo caso, ello no me ha hecho más feliz. Todo lo contrario. Y al final, solo quedará una consecuencia implacable: el villano acabaré siendo yo. Soy la parte más débil. Qué le voy a hacer si solo soy un pobre diablo descarriado........

PD.-Como sé que tarde o temprano acabarás encontrándome, decirte que acabo de leer tu post, "insomnio". Te diría más cosas, muchas más, pero serían en vano. Una vez roto el nexo entre ambos ¿qué nos une ahora?. Solo la amargura. Te he visto al borde del camino, mientras por el caminaba, pero tu vista se hallaba soñando; en tanto yo me dirijía al borde del precipicio o a ninguna parte. No os cebéis conmigo.