Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Sic transit gloria mundi



Caminaba sin rumbo ni conocimiento del tiempo y del espacio. Dando tumbos de aquí para allá. Mira que llevaba años haciendo lo mismo e intentando el propósito de la enmienda. Sin convicción. Pero ni por esas. Si le hubieran puesto una venda en los ojos, el camino seguido hubiera acabado en el lugar de todos los días.

Su "hogar" estaba sobre las parrillas de ventilación de un transformador subterráneo. Eso en invierno. En verano, cualquier banco o portal servía. Por el día, a poner la mano para "droga", blanda o dura, el caso era evadirse de la realidad. Algunos días, acudía a comer al comedor de la Caridad y hasta incluso, llegó a dormir en la residencia de transeúntes del ayuntamiento.

De vez en cuando, un mercedes se acercaba a ver si quería algo. Siempre lo rechazó. Era de familia rica, no cabe duda. Entonces ¿qué fué lo que le empujó a vivir en la calle? ¿Qué motivos internos o externos le llevaron a esa situación? ¿Cómo su familia le permitía vivir en la indigencia?. ¿Quizá un mal amor?. Preguntas sin respuesta que se ha llevado consigo. Otro, seguramente como él en otros tiempos, con un coche de gran cilindrada y poco seso, haciendo carreras por el centro de la ciudad le apartó de esa perra vida.

domingo, 07 de enero de 2007