Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

jueves, 12 de febrero de 2009

Canas


Estaba sopesando la posibilidad de alquilar un cuerpo. Hacía mucho tiempo que algo se rebelaba en su interior. Analizaba los pros y los contras, ya que no era lo mismo que todo surgiera de forma natural a hacerlo forzado por las circunstancias.

Se imaginaba el escenario en el que la acción se desarrollaría, con diferentes posibilidades de ejecución. Tan pronto se entusiasmaba: "de hoy no pasa", como cual ducha de agua fría caída de repente, sus deseos se esfumaban.

Primero se informó de donde, cuando y como podría llevar a cabo sus fantasías. Hizo un recuento pormenorizado de esas cosas no vividas y que le gustaría experimentar. Así, no mejor lo otro. ¿Y si....? uffff, su cabeza comenzaba a chamuscarse de las contínuas variables a experimentar pues, sabido es, que a veces dista mucho la realidad de parecerse a la fantasía.

Tomó una determinación. De hoy no pasa. Sin mirarse al espejo, subió al coche y se fué al puente de la autopista, donde había visto apostarse a las prefesionales. Nada más bajar del coche, se acercó a una preciosidad que paseaba por allí. ¿Cómo te llamas preciosa?. 30 euros por una felación y 50 por un completo. ¿Y eso que será? se preguntó. Pero en fin, un día es un día. Completo.

Subieron al coche y se apartaron discretamente donde ella le indicó. Le pidió que se echara y comenzó a realizar su trabajo. El, estiró su mano para alcanzar el sexo de la chica y cuando lo hubo logrado, quedó paralizado. El tamaño del aparato "femenino", superaba con creces al suyo y estaba muy excitado y erecto.

La boca de "la chica" hacía diabluras y a Emeterio se le nublaron los prejuicios: "qué joder, si nadie se va enterar, y ya que pago.......". Y aplicándose, se dispuso a disfrutar al completo lo que había pagado.