Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

sábado, 14 de febrero de 2009

Claveles




Este fin de semana, celebran en Teruel las bodas de Isabel y Juan. Al amor irredento e imposible, van dedicadas esas flores.

Acabo de ver una película, en la cual uno de los protagonistas, Michael Caine, le dice al niño coprotoganista sobre la actitud cuasi mística de Duval -el del terceto-, que un hombre aunque en apariencia sea mayor, en su corazón y su mente sigue siendo y viviendo joven. Duval, estaba como transido pensando en un amor de juventud.

Bueno, yo no soy Duval, solo soy un hombre. Un hombre que teme a su subconsciente, ya que como él, en sueños, piensa en aquello que atrás quedó y que sin duda fué una herida mal cicatrizada. Y que cuando está despierto, le cuesta muchos esfuerzos aplicar puntos de sutura y es lacerante.