Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Experiencias


En los pueblos, carecíamos de cosas, muchas, que en "la capital" gozaban a diario; colgarse de la trasera del tranvía sería una de las más divertidas. Sin embargo, disfrutamos de otras que los capitalinos jamás podrán recordar. Cazar o escarzar nidos de todas las aves (algún nidal incluido), afanar cosas de huertos y frutales (eso estos también lo hacían, pues saltaban las tapias y a los hortelanos y frailes les limpiaban lo que el tiempo llevaba), ver aparearse a los animales domésticos y tomar buena nota de ello y sus herramientas, etc.

Ahora en primavera, los gorriones se alborotan y era/es fácil ver unos cuantos en algarabía chillona tras un hembra. O una pareja -de gorriones- discutiendo por diversa interpretación de prioridades. Y como no, al gallo, en una promiscuidad envidiable, montando a todas las gallinas; literalmente. (Quisiera ser como el gallo, que muchas gallinas tiene, a casi todas las monta, y a ninguna la mantiene).

Y la gracia que nos hacía ver al conejo macho, tras la cópula, caerse de espaldas. O al barraco, al que ponían en alto para un mejor acceso a la gorrina. Y lo que más gracia nos hacía, ver la rapidez con la que los perros se quedaban enganchados. Nos quedábamos allí embobados contemplando a la pareja hasta que, todo tiene que acabar, se separaban. El tamaño del pene del perro, aún nos maravillaba más. ¡Qué gorda, la tenían algunos! (Nosotros, la comparábamos con lo que conocíamos)

Los gatos, gruñendo por los tejados y la mala leche de la gata al ser montada. (Parece ser que la ovulación en los felinos, se produce al tiempo de la cópula y a consecuencia de esta. El macho, "pincha" a la hembra en la vagina lo cual la hace ovular y por ende, por "los pinchos", se revuelve de tan mala ostia contra el macho).

Mención aparte merecería el apartado equino, por su tamaño. Cuando llevaban a una yegua a fecundar, le llamaban de una manera especial que no recuerdo; ¿a la parada?. Y como no llegué a contemplar un espectáculo que casi consideraria porno, por razones obvias, me abstendré de meter el cueceleches no sea derrame el contenido.

Hace poco, me comentaba un colega y vecino del pueblo de al lado, que le habian quedado muy pocas hembras que probar antes de marchar del pueblo. Excepción hecha de mujeres. Él y su primo, intentaban un dia beneficiarse a una mula o yegua, no recuerdo exactamente, y los pilló su tío in fraganti. El salió por piernas, pero su primo, recibió por los dos.

Esto, que parece irrisorio dicho así, a pelo, ocurría. Pero claro ¿quién se atreve a decir que se ha tirado una...............?. Mi colega, "abandonado" hace tiempo por su mujer, todos los días se machaca, a costa de la última tía buena que ha visto o de la vecina, que está muy apetecible, según él. Menos mal que no está en el pueblo......