Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

lunes, 11 de mayo de 2009

Amo tu piel tendida a mis pies

Atrápame en tu piel, en tus pasiones.

Haz que el tiempo me guarde ese momento

que provoca el incendio de mi carne,

y deja que tu fuego consuma mi tormento.

Atrápame en tu piel, roba mi alma

que de ti desespera entre suspiros,

insaciable de caricias que te esperan

transformando mis ansias en gemidos.

Atrápame en tu piel, que no me escape.

Quiero ser prisionera eternamente

de tu sed, de tu pasión, de tus te amo,

encerrada para siempre en el presente.

Atrápame en tu piel, méteme dentro.

Guárdame allí y queda también preso

condenado a la fuerza de mi abrazo

con tus labios envolviéndome en un beso.


la abuela de caperucita

Bésame


Bésame despacio y suavemente, con la tierna dulzura que tú sabes. Bésame sin prisa, lentamente... Une tus labios rezumantes de ambrosía con mis labios, maduros, ya cansados.
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Besame la boca, vida mía poco a poco, con ternura, despacito, mientras nuestros labios se acarician gozando de placeres infinitos...
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Y cuando ya esté embriagado por tus besos no retires tu boca de la mía, deja que acaricie tu bella dentadura mimando suavemente las perlas que la engarzan, adornando tu boca limpia y pura. Déjame que aspire el dulce aliento que emana de tu boca tan querida.
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Que ese aroma que tus labios solo exhalan, a mi me da la vida. Bésame, mi amor, pues con tus besos vas curando tiernamente mis heridas, y vuelvo a recobrar con más fuerza, si cabe, las ganas de vivir que ya creí perdidas...
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Bésame cada día, cada hora, cada instante que yo nunca me canso de tus besos. Bésame, mi hermosa mujercita y tierna amante. Ofréceme mil veces tu boca tan amada... que es lo único que alegra y da sentido a una vida que sin ti no sería nada...
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Antonio Pardal, el lobo