Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.
lunes, 8 de junio de 2009
Delirios (pero no de grandeza)
Esta pasada noche, he dormido fatal. Y si conseguía dormir, soñaba las cosas más estrafalarias.
He tenido un sueño del cual me acuerdo perfectamente. Estábamos prisioneros, aunque yo no me sentía asi, parecía como si acompañara a alguien o tuviera doble personalidad. De los alemanes (manda webss). El caso es que han hecho, los prisioneros, un gran estropicio y han huido. Yo seguía como prisionero-espectador. Tumbado en una habitación enfrente de donde ellos, los alemanes, estaban descubriendo la huida; no me explico como no me han visto pues yo a ellos los estaba viendo perfectamente.
A continuación, han emprendido la persecución por donde suponían se había producido la fuga. El último carcelero, se volvía en busca de su perro, y yo, casi a su lado. Velozmente, por el edificio hemos huido en dirección contraria. Siempre dos, sin saber quién era el otro al que no veía.
Corriendo, hemos llegado a las Cuestas -eso es el pueblo- sin que nos persiguiera nadie. Al iniciar el ascenso, ya llevávamos un trecho, gentes abajo con perros -argentinos- parece ser pretendían darnos alcance. Entonces hacia nosotros ha venido ¡el perro del carcelero! pero no a perseguirnos pues se habían hecho amigos. Yo le he tirado una piedra pretendiendo ahuyentarlo y le he dado en la cabeza.
La cosa ha acabado llegando a otro país ¿el Nepal? donde ya éramos libres y nos daban asilo. ¡¡Mando carallo las tonterías que se sueñan!!
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