Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Eso, es una estupidez





Hay un tema que me solivianta hasta hacer que me siente ante el teclado. Ya lo tenía pensado de antemano. No es solo a mí, pues ya he visto y leído un post en La Comunidad mostrando su opinión al respecto, que comparto.

Hay cosas, acciones y sucesos en las fiestas de los pueblos (y no tan pueblos), que no son sino una muestra del grado de estupidez, garrulez y "mostrenquez" que demuestran los pobladores y visitantes de esas localidades.

Me viene a la mente la kabronada que hacen a una vaca en un pueblo, del cual no recuerdo el nombre, (Galápagos), y que llega hasta el extremo de echar del mismo a los reporteros de Telecinco para que no graben esas salvajadas. O de pegarle fuego al coche de uno que se opone al asunto. Cuadrilla de hijoputas, oyes.

El despilfarro tiene un nombre: Buñol y su tomatina. Viendo a toda esa marabunta de individuos asalvajados, estúpidos, despilfarradores y que se creen por ello los reyes del mambo, me hacen sentir poseído de santa ira. ¡A pan y agua hasta que se arrepintieran los tendría!. Y lo cuentan ufanos porque se ha convertido en una fiesta internacional; eso nos demuestra que irresponsables, cutres, mostrencos y estúpidos, haberlos haylos en todas partes.

En Tarazona, ocurre tres cuartos de lo mismo. A expensas del Cipotegato, practican la misma actividad tomatera. Desconozco a fin de qué viene ese evento, pero no creo sea tan "cultural" como para declararlo "de interés turístico mundial". Hay que joderse.

El colmo se practica en La poble del Duc. Allí la fiesta de la Raimá, hace que se tiren rácimos de uva en otra prueba de burrez y horterismo. Claro que tratándose de valencianos, no es de extrañar. Allí le pegan fuego a todo cuanto es susceptible de arder. (Y además apoyan a los golfos: los presidentes de la generalitat y de la diputación de Castellón. Claro que no es de extrañar; otro, de concejal de Benidorm pasó arramblando con todo cuanto quedaba a su alcance. "Me he metido en política para forrarme". Ese fué su lema, hoy medra a costa de Telefónica).

Y no hablemos de los habitantes que, en todas partes, en lugar de las uvas tienen como un honor ir tirando directamente el vino sobre los demás. Procedo de una tierra en la que con las cosas de comer, nunca hemos jugado. Por ello, todas estas golfadas me sacan de mis casillas.