Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

sábado, 7 de agosto de 2010

Ejercicios espirituales

En los tiempos en que la iglesia y el régimen se confundían, acudieron al pueblo, procedentes de las Minas de Ojos Negros donde habían estado evangelizando a los mineros, unos frailes que se llamaban Padres Pasionistas. Para los críos en la escuela, fueron días -los precedentes- de mucha actividad preparando banderitas para recibirlos al mejor estilo de "Bienvenido Mr. Marshall". Los trajeron en una mesilla - plataforma de tracción animal que con dos ejes y cuatro ruedas se desplazaba por la vía del tren- hasta el paso de Ródenas, donde los apearon. Los escolares, agitando banderitas y todo quisque a recibirlos, como si hubiera venido el sursum corda.En aquellos años de obligada comunión con la Iglesia, había que participar y acudir porque de lo contrario apuntaban a los díscolos como no afectos al régimen. Un día, hicieron reunión en la iglesia exclusivamente para hombres y después un Via Crucis por el pueblo. Las mujeres tenían prohibido darse a ver en la calle mientras los hombres estuvieran en la procesión. Y yo con ellas, en casa del abuelo Manuel que está al lado de la iglesia; por la ventanas -las rendijas más bien- espiando. Cantaban los hombres aquello de "....Perdona a tu pueblo Señor....................."

Otro día hicieron una ceremonia de la cual solo recuerdo que yo no quería ir y aproveché para ello que mi madre no se encontraba bien, como escusa. No me valió. Vinieron a buscarme y claro, tuve que ir. A las nueve de la noche, los críos en fila con una vela............... Solo velas; entonces no había luz eléctrica en la iglesia. Qué ambiente más tétrico y lóbrego. Ya sabemos que precisamente las bazas que siempre exhibieron los curas para someter al personal eran el miedo y el terror..............Joer, ambiente de sombras chinescas, olor a cera y el fraile acojonando al personal desde el púlpito.

Se me olvidaba la visita que realizaron al castillo. Los críos, de esclavos. A mí me hicieron responsable de una soga acarriadera que pesaba más que yo. En el camino de vuelta, la soga se extravió. El pollo que me montó el maestro (supongo que el menor piropo que entonces le dedicaría sería el de Kabrón), fué de órdago. Ya me tienes a mí deshaciendo el camino a buscarla. Y menos mal que apareció sino, seguro se la hacen pagar a mis padres. No éramos irresponsbles los críos, sino los mayores además de vagos y aprovechados.

Koño, y ahora que nos habíamos librado del yugo de éstos, vienen los del turbante y quieren que volvamos a las andadas. Amos anda..........................

enviado viernes, 14 de diciembre de 2007 18:45 por WARRIORV

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