Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Cena de Nochebuena

Como es tradicional, de primero cardo en salsa de almendras precedido de algunos canapés y espárragos con salmón.

De segundo un invento copiado: merluza rellena con gulas, gambas, ajetes y panceta ahumada.


Mejor que explicar, ver. La pinta no es mala y los hechos, tampoco.

Debo añadir, que fue imposible cerrarla por lo que separé los lomos y lo puse encima, así quedó más decente

viernes, 24 de diciembre de 2010

FELIZ NAVIDAD



A quienes  a sabiendas o por error caigan en este mi blog.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

¡¡Qué contento estoy!!

Fuí afortunado al ganar el premio diario a un cuento de Navidad que La Ventana de la Cadena SER ha estado ofreciendo a sus lectores en Internet. El 4º día, un mouse inspirado me regaló 5 décimos del nº 16.350 para el sorteo la la Lotería Nacional del día 22 de Diciembre. Hoy, la suerte nos ha seguido acompañando a los premiados pues la terminación 50 del Gordo, nos ha dado una pequeña pedrada. Gracias al mouse y a la cadena SER. Y a mí, que algo habré tenido que ver en el asunto.

martes, 21 de diciembre de 2010

CUENTOS CORTOS de Nabida

La Navidad sirve para que quienes se odian durante todo el año, se toleren por un día.
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RECICLANDO
Durante el año, había recogido juguetes por las basuras. Bien limpios y reparados. Como nuevos. Este año, para variar, sus hijos tendrían papá Noel, santa Claus, Reyes Magos y porqué no, san Silvestre. E inclusive, cenarían el día de Nochebuena.
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VAGAMUNDO
Vivía en una covacha en la montaña. Cuando sobre la misma se hizo de día a medianoche, supo que algo raro estaba sucediendo. Pero no vivió lo suficiente como para averiguarlo.
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LA VUERTA
Curro había estado trabajando de papá Noel en un hiper. De vuelta a casa, tomó unos finitos. Ve un coche parado junto a la acera y subiéndose dice: “Dame una vuerta pisha”. Tras cinco minutos sobrevolando Sevilla, lo volvió a dejar en el mismo sitio. Ya en tierra, dijo al cochero: “Ezto no se le hase a un colega, malahe”.
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ATCHISS
Cuando estuvieron preparando el belén en la iglesia, le quitó al Niño un paño que lo cubría. Al ir a adorarlo el día de Navidad, su Madre lo impidió porque tenía fiebre.
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VENGANZA
Cuando estuvieron preparando el belén en la iglesia, le quitó al Niño un paño que lo cubría. Raulito estaba arrepentido de su acción. “Lo hice sin darme cuenta”. Cuando el día de Navidad, después de la misa, quiso besar el pie al Niño, éste le dio una patada en los labios. Creyó que a mosén Amable, le temblaba el pulso.
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EL GORDO
Pepito llevaba días devanándose los sesos. Al final, se dio por vencido y se acercó a la oficina de loterías. Compró un décimo.
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HUELGA
Después que Gluglú voló al campanario negándose a bajar, la granja se hallaba alborotada tras oír cantar a los dueños: “échale guindas al pavo...que yo le echaré a la pava...”. Todo el corral, excepto los polluelos, decidió declararse en huelga de hambre.
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VIAJE A LA NADA
Los viejitos carecían de recursos. La Navidad, no iba a romper su mala fortuna. Un brasero, alivió su frío y su sufrimiento.
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INOCENCIA
Acabada la cena de Nochebuena, todos se fueron a la cama. Entonces Marta se levantó y cogiendo una manta de la cuna de su muñeca, se dirigió al belén a ponérsela encima al Niño. “Para que no tengas frío” siseó. Cuando en silencio volvía a su habitación, escuchó: “Gracias”.
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DELIRIOS
“Dame una vuerta pisha” le dijo a papá Noel. No había puesto cebada para los camellos ni había escrito carta a los Reyes. Durante el año, había recogido juguetes por las basuras. Localizó en la despensa de sus abuelos un trozo de turrón, pero como la alegría dura poco en casa de los pobres, Su Madre lo impidió porque tenía fiebre.
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GRACIAS
En GM Figueruelas, los obreros llevamos años sin recibir ningún aguinaldo. Todo a favor de los resultados económicos de la empresa. Pero esta mañana, después de 30 años, hemos visto con creces compensada esa falta de agasajo empresarial. Nuestros compañeros, cuando volvían del trabajo nocturno, han tenido un accidente. Podía haber sido una catástrofe, pero hubiera sido inmerecida. Ha habido malheridos, sí, pero afortunadamente todos nosotros y sus familias en primer lugar, podrán contar con ellos esta próxima Navidad. Gracias por el capote.
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SAMBA
Pasaron de largo por aquella fabela. No habían puesto cebada para los camellos ni habían escrito carta a los Reyes. Eran tan pobres, que no podían hacer ninguna de las dos cosas. Al pasar por la puerta, un camello dio un traspié y un juguete salió volando hasta la puerta de Joao. A la mañana, solo las lágrimas hablaban por él
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TO BE OR TO BE
Saben aquel que diu que eran un gallo muy fanfarrón y un pavo que no lo era menos. Se encuentran en el corral y el gallo, deseando ser cortés, saluda al pavo y le dice:
-Feliz Navidad, compañero.
El otro, con muy malas pulgas, creyendo ver un punto de mala uva en ello, le contesta:
-Tu puta madre. Arrieritos somos y en la mesa nos encontraremos.
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SE ARMÓ EL BELÉN
Había convocada reunión de la Comunidad. Presidía la vaca Mu, la más sensata. Asunto a tratar: las condiciones laborales. El gallo Kirico y el pato Lucas, eran los más vocingleros, como siempre. Propusieron dejar de poner huevos y dar leche como medida de presión. A media sesión, entraron al establo un hombre y una mujer, ella en estado de gestación y a punto de dar a luz. La señora Oca, muy mari manejos, enseguida organizó todo. Los animales grandes a dar calor, las luciérnagas agruparos para dar luz. El resto, recoger paja limpia y callad. Así comenzó la Navidad y una historia que dura ya más de 2000 años.
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GLU GLU
Glu glu andaba muy mosqueado últimamente. Le trataban a cuerpo de rey. Comida, la mejor y toda la que quería. Hasta vino le ponían pero claro, como no estaba acostumbrado pues la verdad, no le tiraba mucho. Aunque de vez en cuando, le obligaban a echarse un traguito a pesar de que a el no le gustaba. «Para que te haga la digestión» decían. Tanta amabilidad le tenía escamado. Preguntó a madre por su padre y esta le confesó que también le extraño mucho que el año pasado por estas fechas, le ocurriera lo mismo y un día desapareció. Así que cuando vio que comenzaban a engalanar calles, árboles y portales, decidió volar de tejado en tejado hasta llegar a lo alto de la torre. «Glu glu, baja de ahí» le decían una y otra vez. «Ni hablar, no pienso hacerlo hasta que pase la Navidad».
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EL MENDIGO
Era el día de Nochebuena. Un ángel se aparece a una señora rica y le anuncia que Jesús visitaría esa noche su casa. Alucinada por suceso tan trascendental, prepara una pantagruélica cena en la cual no falta lo mejor en viandas y bebidas.
Con todo dispuesto, esperando, suena el timbre. Una mendiga, a punto de dar a luz, pide ayuda. Con malos modos la echa de casa; la visita que esperaba era mucho más importante. Comenzaba a inquietarse cuando de nuevo sonó el timbre. Un inmigrante pide socorro. ¡Qué escándalo, ya no respetan nada! Azuza a sus perros contra él. Da los últimos toques a la mesa esperando que la visita no se demore cuando de nuevo llaman a su puerta. Por favor, ¿puede darme algo de comer? le requiere un harapiento rapaz. ¿Cómo te atreves? ¡Aún no hemos cenado! Cansados de esperar, la cena queda en la mesa. Al otro día halla de nuevo al ángel y le recrimina.
- No fui yo quien no cumplió. Vos no supiste ver a Jesús que se presentó a tí tres veces y fuiste incapaz de asistirlo.
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EL MOUSE
En la carpintería de Nazaret, José el maestro carpintero, le pide al niño aprendiz que recoja las virutas del suelo. Pero hay un ratoncillo en un rincón que mira respetuosamente al rapaz y le dice: “Déjame algunas virutillas para poder hacer un lecho donde abrigar a mis hijos que están a punto de nacer”. Y el Niño le convierte un puñado de virutillas en queso gruyere y requesón. “Pero no se lo digas a nadie ¿eh?”.
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CAPERUCITA Y EL SR. LOBO
Se aproximaba la Navidad. Caperucita preparó una cesta de confites para llevar a su abuelita. Sabía que el sr. Lobo la estaría espiando al pasar por el bosque, así que se dispuso a gastarle una broma. Una vez en el bosque, dejó la cesta al borde del camino y se escondió a la espera. Paseando, con las manos en los bolsillos y silbando una canción, apareció el sr. Lobo. Al ver la cesta exclamó: «Caramba, qué oportunidad» Sin pensarlo, engulló dos empanadillas en un santiamén. Al segundo, con la boca abierta y los ojos llorosos, emprendió la huida. «Socorroo, quiero que me cambien de cuento…».
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PEROS
Más tarde, con el tiempo, plantaremos un árbol. Así lo decidieron cuando resolvieron casarse. Lo harían todo de común acuerdo. Tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol. Por este orden. Para tener un hijo, nunca hallaban tiempo, pero este transcurría inexorable. Las circunstancias no lo aconsejaban. Escribirían un libro, pero estaban tan atareados que siempre lo dejaban para mañana. Plantaremos un árbol que es más fácil. Mala suerte, el abeto que les vendieron, no tomó.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La traición de la sartén

La tortilla devenida en revuelto. Una historia doméstica


Decidida a probar una nueva receta, ingresé a la cocina. Era todo entusiasmo. Allí me esperaban chauchas turgentes, espinacas tiernitas, arvejas perfectamente redondas, hermosos puerros y zuchinis de la huerta. Batí los huevos con esmero, condimenté con amor y revolví pensando en la hermosa tortilla que ofrecería a mi familia. No era una tortilla de papas común, habitual en nuestra mesa. Era una tortilla verde, que jamás había pasado por mis laboriosas manitos. Cuando la mezcla estuvo lista, con sumo cuidado la vertí en mi sartén, aquella que acompañó momentos de gloria con otras tortillas e infinitas recetas. Lucía como siempre, negra, adusta, pero generosa en recibir la tibia mezcla de huevos y vegetales. Creo que no le gustó el color del contenido, tal vez es reticente a los cambios, no lo se. Es difícil entender la psicología de una sartén. Quizás debí haberle contado que atravesaríamos juntas un nuevo desafío, no lo hice. Una lástima. La moví con dulzura sobre el fuego que la abrigaba, hasta creo que le hablé, pero no recuderdo qué le dije. Siempre la quise, me acompaña hace tiempo, es buena aliada, o debería decir lo era? Cuando consideré que mi flamante tortilla estaba lista para ser dada vuelta, vi con horror la mayor de las traiciones: egoista y posesiva, la sarten había adherido a sus paredes toda la mezcla. Intenté converserla, no hubo caso. Mis hermosos vegetales yacían pegados a la sarten como abrazados a un rencor, diría el tango. No entendió razones. No me di por vencida, vacié el contenido, lavé la sartén, pensando en que aquel tibio baño la haría deponer actitudes. Nada. La mezcla no quería salir de la sartén, creo que la morocha resultó muy persuasiva y la convenció de quedarse con ella. Sumida en el espanto, tomé una espátula y saqué la mezcla de prepo. Volví a colocarla, con la sarten limpia y con aceite nuevo. El mismo horror, todo era una unidad, aceite, sarten, huevos, vegetales. La muy pícara me traicionó. Lo que se suponía sería una tortilla nueva y verde, armadita y dorada, terminó siendo un revuelto de mal aspecto, aunque rico sabor, debo confesar. Hoy no se si podré dormir bien. Es evidente que mi sartén y yo no estamos pasando por un buen momento. La traición duele, hiere, lastima, aunque sea de una humilde y austera sartén negra. Fin

Fuente: Internet

domingo, 12 de diciembre de 2010

Oliveras



A quienes como yo nunca hemos conocido árboles o plantas que por el clima es imposible que se crien en nuestra tierra natal, con el tiempo, si tenemos posibilidad, enseguida nos disponemos a plantar alguno de ellos con verdadero entusiasmo aunque desconozcomas todo sobre los mismos. Solo conocemos cual es su fruto sin tener idea de cual puede ser la forma óptima de obtenerlo. En mi caso, tras la posibilidad de plantarlos en el jardín de la osera, tiempo me faltó para adquirir o agenciarme alguno de ellos de la manera que fuera.

Así localizamos una palmera pequeña la cual arranqué y trasplanté. No hubo éxito, no agarró. Pero terco en el intento, me ilustré sobre el tema y recogiendo dátiles los metí en una maceta. Hoy tengo una palmera que ya comienza a ser enorme en un cubo de plástico a su medida y otra, hermana, directamente en tierra más pequeña.

Con los cítricos he tenido suerte a medias. Se me han secado varios, aunque infatigable al desaliento, yo sigo. He recogido naranjas, limones y mandarinas. Hasta ajos. Este año hay menos naranjas y ninguna mandarina. Espero que el año que viene, desaparecido el pino que les daba sombra, tengan más facilidades. Aunque hay un bicho que penetra en las hojas, que machaca los brotes tiernos dejándolos arruinados. Cuando voy los sulfato pero claro, se necesario hacerlo más a menudo.

Sin embargo, lo que más ha movido mi curiosidad y sobre todo en esta época, son los olivos. ¿Cuándo se recoge la oliva en su punto óptimo? las que se caen al suelo ¿también las recogen?. Llevado de esas preguntas sin respuesta, me acerqué a una olivera en la cual el payés se encontraba podando los árboles. Entablamos un intercambio de opiniones sobre el tema y yo aprendí varias cosas. El señor, de 81 años, sigue acudiendo todos los días al terreno pues hasta tiene una caseta. El campo ya era de su abuelo, lo heredó de su madre y ahora su hija, le diu que haga lo que quiera con los olivos, lo cual significa que ella los dejará yermos.

Ya había cogido las olivas. Las lleva a una almazara en La Rápita y obtiene aceite para casa para todo el año. Saca cosecha de la mitad de los olivos pues los poda de forma que van a medias. En cuanto comienzan a pintar, aunque estén verdes, ya las cogen lo cual significa que ya se obtiene aceite de ellas. Cuanto más negras, parece que pierden alguna cualidad aunque el aceite será el mismo. Las del suelo, las recogen también.

El precio que les pagan por la aceituna cogida, es irrisorio: 25 céntimos por kilo. Él le había cedido a un amigo unos kilos para que llegara al peso -en el molino exigen una cantidad en kilos mínima- y le habían reportado 50 euros. Así, no merece la pena coger las olivas y menos, contratar peones para la recolección.  Aunque sean ilegales. En el mercado nos quejamos de los precios, pero ser agricultor, en estos tiempos, es algo muy meritorio y sacrificado. Los intermediarios, nos exprimen a agricultores y consumidores.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Madriguera

Estando tomando el sol en la terraza de mi casa en la playa, me vino a la cabeza un posible hecho real, aunque no vivido, de semejanza entre un conejo y yo. Vaya comparación ¿verdad?, bueno, tiene su lógica visto desde la situación, hipotética pero no irreal, en que me lo planteaba.

Podemos ver al señor conejo con nieve o sin ella. Pero queda como más bucólico con una buena nevada; aunque si el señor conejo pudiera leerme, lo menos pensaría ¡valiente cabrón!. Consideremos pues que ha caido un buen tajo de nieve; un palmo largo puesto de pie. Nuestro protagonista se asoma a la entrada de su madriguera y contempla con desazón el blanco y espeso manto que cubre todo. Otea el horizonte y aguza vista y oido en busca de señales enemigas de las que protegerse. Visto que no ha visto nada sospechoso, se arriesga y dá un pequeño paseo por el exterior. No es posible hallar comida y mucho menos alejarse en busca de ella pues se encontraría indefenso si algún depredador le sorprendiera y atacara.

Dadas las condiciones exteriores, opta por guarecerse de nuevo en la gazapera. Pero ha cometido un inmenso error del cual es lógico que no tenga capacidad de discernimiento para haberlo evitado. Ha dejado su impronta impresa en la nieve y no solo eso, ha meado y soltado una cagarrutas también. Ahora, localizarlo, solo es cuestión de tiempo. Presuntos no, reales y potenciales cazadores del gazapo: el hombre, las raposas y las aves rapaces. Cualquiera de ellos sabrá, viendo las huellas, que allí hay un conejo. Pero si tropieza con ellas un cazador humano, puede darse por jodido, o sea, muerto. Si lleva hurón, lo echará al agujero y punto final; si no lo lleva, hará fuego en la entrada y le hará salir con el humo, si no sale, se axfisiará. Mismo fin.

Si es una zorra, inspeccionará detenidamente todas las posibilidades y armándose de paciencia, esperará a que confiado, el conejo salga poniéndole fecha de caducidad. Una rapaz, solo tendrá posibilidad si pilla fuera al conejo en el momento que sale del agujero. Los tres depredadores a la vez es imposible que coincidan, pero cualquiera de ellos podría sorprenderlo al salir fuera, confiado o no y el fin sería idéntico en los tres casos.

Pues así me sentí yo, salvando las distancias, cuando tomaba el sol. Yo, conejo hambriento de calor, salgo a tomar el cálido sol otoñal, casi invernal, y me despatarro. Solo tengo dos depredadores que pueden actuar al unísono o solos. Las posibilidades de encuentro de ambos son escasas pero no imposibles. Uno de ellos, cual vil raposa, sabe que estás allí, te tiene observado y controlado y aprovecha esos momentos para sin darte tiempo a responder o huir, se abalanza sobre tí y te deja fuera juego. Luego se afanará en buscar en el interior aquello que ha venido a buscar. Solo si no lo encuentra, volverá a intentar que el conejo le indique donde guarda las zanahorias. En ambos casos, mal para la presa. El segundo depredador, no hará acto de presencia si no tiene la seguridad de cobrarse la pieza. Joder, en ambos casos, ser conejo no deja de ser eine grossen putaden.

martes, 7 de diciembre de 2010

Y TÚ ¿HAS SACADO DINERO?



Ya sé que es una medida romántica tomada por unos pocos, pero que si se generalizara, otro gallo nos cantaría a los ciudadanos, impositores, esquilmados por los gobiernos y los banqueros.

Hoy he sacado de mi caja todo el dinero que la Visa ha querido darme para solidarizarme con esa idea lanzada por Eric Cantoná.

Sacar el dinero de los bancos para que estos se enteren de nuestro cabreo, con ellos.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Cuando éramos piratas

Tiburón y tonto del culo. Adivina.....



La vida de bucanero es fascinante. No hay leyes que cumplir o si las hay, no se cumplen. Tan solo tienes que obedecer, y ya es mucho, las normas del código pirata y las que ordena el capitán, so pena de acabar en las fauces de los tiburones. No hay que creer todo lo que se ve en las pelis de piratas. Parece que la anarquía reina en los navíos pero nada más lejos de la realidad. Todo está muy controlado por los "oficiales" del barco. Solo hay manga ancha en los abordajes y asaltos a otras naves pero siempre con una regla no escrita que puede hacer peligrar tu cuello sino la sigues a rajatabla: el botín es común y se entrega toda la mercancía ganada al "enemigo". Las borracheras y pendencias que se nos achacan a los piratas, se pueden realizar cuando estamos amarrados a puerto, pero nunca abordo. Esas lifaras, donde hasta el loro del capitán se emborracha, son una calumnia en contra nuestra. La poca valía de un pellejo humano, como es cualquier persona en nuestro ámbito, hace de autodefensa para proteger el propio.

Nos confabulamos con otros muchos miles de piratas como corsarios para atacar y robar las naves del genovés. Partimos de berbería hacia los mares del mundo con rumbo desconocido, sin derrota prefijada, quien sabe si en busca de nuestra propia derrota….. Ni que decir tiene que cualquier gaviota que tuviera la suerte de cruzarse en nuestro itinerario, podría verse perjudicada y aligerada de cuantas mercancías u objetos de valor formaran su cargamento, sin desdeñar a los posibles candidatos a ser hechos esclavos o galeotes y cautivos prisioneros susceptibles de pagar un rescate. A la vez, nosotros, debíamos evitar a toda costa los bajeles enemigos que pudieran apresarnos, en el mejor de los casos, o mandarnos a pique sin miramientos.

Al principio, obrábamos con total libertad. Atacábamos los puertos indefensos obteniendo buen botín sin esfuerzo ni pérdidas. No mirábamos demasiado la calidad de lo pirateado y que, a veces, había que desechar por inútil; nos sentíamos ufanos con haberlo logrado. Pensando en la ira de los despojados nos alborozamos en mayor cuantía. Cuando lográbamos abordar y prender cautivo a uno de los grandes, la satisfacción era doblemente celebrada y compartida. De hecho, nos servía de nodriza para explorar la galaxia y salir de kaza, con mono, cruzando torrentes o cabalgando una mula.

Poco a poco se fueron coaligando el gran turco y los tiburones de todo pelaje y plumaje en contra nuestra. A pesar de la resistencia numantina ejercida en unión de otros intrépidos argonautas, fueron tendiendo tupidas redes de extorsión, espionaje y asalto. A la cabeza de aquellas hordas tramposas y mafiosas se hallaban los grandes capos manejando los hilos y el producto del latrocinio ejercido sobre los que habían pasado de ser corsarios aficionados a parvulillos inocentes.

Desde diversos puertos fuera del alcance de esos filibusteros se intentaba con mayor o menor éxito ganarles alguna batalla ya que la guerra estaba bastante cruda. Estos chacales sin escrúpulos habían conseguido, de los corsarios, un impuesto a todas luces injusto: ya que tienes un barco, eres un pirata en potencia por lo que, lo uses para tu propio beneficio y placer o para asaltar puertos desamparados, lo pagas sí o sí. Es más, ya te lo cobraban al comprar el barco, los remos, velas, maromas……….todo cuanto pudieras usar con o en el bajel, incluido el derecho de enganche al embarcadero. La patente de corso, pero al revés. Primero la venden y luego la roban.

viernes, 3 de diciembre de 2010

¡¡HE GANADO UN PREMIO!!

Hoy me ha llegado a casa la notificación de la Cadena SER dando cuenta del mismo y que soy dueño de CINCO  décimos de lotería de Navidad. Los he ganado en un concurso de cuentos. ¡¡Qué contento estoy!! que diría Macario...

miércoles, 1 de diciembre de 2010

No puedo, no puedo.....

Me había hecho un falso propósito de enmienda. Dejar pasar un tiempo sin escribir pero casi me resulta imposible. Por fas o por nefas, me surgen ideas que necesitan ser plasmadas sobre el lienzo blanco del panel de entradas.

Ahora, he estado viendo unas webs tratando de informarme y aprender la técnica para escribir relatos. Creo no estoy capacitado para ello. De donde no hay no se puede sacar. Pero hecha esta autoconfesión de impotencia, he releído alguno de los post que pudiera considerar mas "relatores" y la verdad es que me gustan. Algunos, incluso, me parece mentira que sea yo su autor. Como en la jota aquella: "el barbero de mi pueblo, ha puesto en la barbería, s'afaita y se cuerta el pelo, tan bien que paice mentira".

Y como la caridad comienza por uno mismo, pues eso, no lo hago tan mal. Aunque no me lean. Ellos se lo pierden.