Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

lunes, 25 de enero de 2010

Rubielos de la Cérida


Rubielos de la Cérida era, es, el otro pueblo al que tuve vinculaciones a raíz del casamiento de una hermana de mi padre con un mozo de ese lugar.

Es un pueblo que está ubicado en la sierra Palomera y, echándole algo de imaginación, podría ser la boca de un volcán aunque no es realmente así. Hay un circo de montañas de una altura parecida a san Ginés. O sea, que hace un frío de cojones. Recuerdo haber estado una vez para las fiestas de san Sebastián, ahora en Enero, y la nieve se veía en las montañas.

No iba de fiesta, no. Sino a ayudar al tío en las labores del campo. Alcalde a la sazón, hoy el maldito alzhaimer lo tiene perdido en el limbo de la desmemoria. Labrar, sembrar, acarrear.....era un hijo de la tierra, como ahora, y a ella me debía. Pero como no solo de pan vive el hombre, también me enamoré. Aún recuerdo la cara y el tipo de la chica. Como siempre fuí un tímido con las mujeres, es lo único que me queda de ella. Esos años adolescentes en los cuales se está en babia, afortunadamente las secuelas, aunque dan fuerte, se superan sin cicatrices excesivas.

Pasé días muy malos hasta que superé los primeros síntomas de enamoramiento. No vivía, solo pensaba en ella. Hoy, con la perspectiva que dá el tiempo y la experiencia, reconozco que me comporté como un imbécil inmaduro. Cuando ya parecía que podía esperar algo de su parte, se metió por medio la pelirroja y la olvidé. El amor necesita roce y calor, sino, muere. Un hecho, producto de la más negra de nuestras esencias, acaeció en una de mis estancias. No lo puedo olvidar ni obviar.(Verítas filia temporis).

En las tierras altas aún se conservaban las casamatas y las trincheras del frente de la guerra civil. Y mirando hacia mi pueblo, este se veía como en un pozo pues la Sierra de Albarracín está detrás. Una vez vi al tren minero a su paso por el Morrón. Lo delataba el penacho de humo de la máquina a aquella hora temprana y fría de la mañana. Tengo otros muchos recuerdos que no caben aquí. Uno especial para Argimiro y su fragua.



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