Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

martes, 26 de enero de 2010

Agradable sorpresa

Cuando escribo mis posts, siempre lo hago siguiendo mis impulsos y recuerdos. En esto, hago poca literatura. Empleo, lo mejor que sé, mi vocabulario más elemental, incluyendo, si me vienen a la memoria, los términos y denominaciones que empleábamos en aquellas circunstancias y ocasiones. Ha pasado tanto tiempo, que son más bien escasas esas palabras originales de nuestro acerbo y ancestros que no han sido sustituidas por otras más políticamente correctas.

Así puede ocurrir que mientras redacto, escriba directamente el pensamiento sin buscar palabras que podrían expresar esos pensamientos sin tanta crudeza o espontaneidad. Muchas personas, en otros foros, me han expresado su agrado por mi forma espontánea y directa de relatar mis vivencias.

Huyendo de estas manifestaciones he intentado camuflar, sin esconder, todo lo que he podido este blog cambiándolo de nombre o cerrándolo a los buscadores. No es el caso en este momento, en el cual no solo se puede acceder a el sino que a través suyo tengo enlaces a toda mi historia blogera.

Por eso ha sido para mí una sorpresa hallar el comentario de un lector a raíz de mi anterior post. ¿Cómo me has hallado? No he escrito en ningún sitio la dirección del mismo y el correo que dirigí al ayuntamiento del pueblo, nada tiene que ver con esta web. En cualquier caso, ha sido una agradable sorpresa que me ha devuelto a ese pueblo, a mis recuerdos juveniles, y a hacerme comprender que, aunque escriba para mí, puedo ser leído por los demás y también que a ellos, no les agrade tanto o les recuerden buenos momentos.

Sed bienvenidos.

Post Nº:447