Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

domingo, 21 de marzo de 2010

La Justicia




¿Son lo mismo la Justicia y la Ley?. Como nadie me va a responder y en caso de hacerlo, podríamos estar en desacuerdo o quizá opinar de manera muy diferente, diré gratuitamente mi opinión sobre tan peliagudo asunto.

Justicia es, cuando alguien que ha cometido un delito muy grave y la ley lo ha exonerado, sufre en sus carnes el rigor de la Justicia Natural que esa no sabe de componendas y le castiga a conciencia.

Ley es, las normas y ordenanzas que los poderosos a través de sus lacayos emiten para general cumplimiento; bien entendido que, para ellos, no rigen estas órdenes por cuanto ya se encargan esos esbirros de eludirlas, manipularlas o silenciarlas.

Hoy en España, no existen ni Justicia ni Ley. El espectáculo que ambas, con minúscula, están ofreciendo un día sí y otro también, le hace vomitar al más templado. La manipulación a la que están sometidas, harían escribir al bueno de Don Francisco cientos de sus célebres sátiras. Ayer, leí un artículo periodístico en el cual, el autor, criticaba todo lo apuntado más o menos genéricamente, pero claramente se abstuvo de opinar sobre las sentencias emitidas por esos mismos a quienes censuraba. Por temor. Y lo escribía así.

Pero lo que más me enerva e irrita es, que quienes se lo han estado llevando por el morro y con toda la caradura del mundo, se conviertan en acusadores de su juez. Ahí es donde más se está demostrando la doblez y la miseria de unas instituciones y unas personas que, lejos de ser el faro de la Justicia para la sociedad, se han converttido en el ventilador que nos llena a todos de mierda.

Están muy ufanos en el partido que ha dado cobijo a esos sinvergüenzas y ladrones. Ya sabemos porqué aunque traten de disimular. El más indigno, miserable y cobarde de cuantos hoy pacen en el pesebre del presupuesto, se ocupa de instigar toda la trama antijusticia ante los tribunales. Defendiendo intereses espúrios en connivencia indudable con quienes en ellos se atrincheran, acogidos a unos fueros intocables. Ese individuo, debería haber desaparecido de la vida políco-social española tras el escándalo de cinismo y miseria personal y política sucedido a raíz de la catástrofe del Yack 42. Sin embargo, ahí sigue enlodando todo, enmierdando todo y pidiendo ajenas responsabilidades cuando él, cobardemente, no ha sido capaz de pedir perdón por lo que hicieron con las víctimas del accidente aéreo. Para éste, aún está pendiente la Justicia Natural.

No creo en lo que no esxiste. Por eso no creo ni en esta ley ni en esta justicia.

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