Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

viernes, 26 de marzo de 2010

Gatos

Tengo el firme propósito de hacerme asesino de gatos. En la casa de la playa me han destrozado los jazmines y las buganvilias, supuestamente afilándose las uñas en los troncos de estas plantas.

Noté unas cosas raras en el tronco de una de ellas lo cual atribuí a características del arbusto. Pero cuando me detuve a contemplar más de cerca aquella enorme escoriación, comprendí que no era de natural suyo sino que habían habido "manos exógenas" las cuales eran las culpables del desaguisado.

Y entonces caí en la cuenta de que eran los gatos, vagabundos o no, los autores. Ya de crío los había visto hacer esas fechorías en la pata de la mesa de casa. Pero aquí, con la corteza tierna de los arbolillos, casi me los matan.

He optado por proteger todos los árboles del jardín. Naranjos, olivo, limonero, morera y a los ya estropados. No sea que a la próxima me los hayan marcado también. Y he hecho un firme propósito: o los mato a tiros o los enveneno. A cualquiera que ose invadir de nuevo mi jardín.