Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

domingo, 4 de abril de 2010

Adicto


Leo, en un reportaje periodístico, sobre las adicciones de algunos indivíduos a alguna o muchas cosas o actividades al mismo tiempo. Y da la casualidad de que casi todas ellas, las practican mayormente quienes disponen de posibilidades económicas, como siempre.

Los hay pringaos que, dejándose llevar por esas pasiones desenfrenadas, acaban de malas maneras pues no se puede tener todo a la vez. Y es que cualquier cosa practicándola en demasía, o compulsivamente como gustan de llamar ahorita, pues se acaba indigestando. Hasta el trabajo.

Yo me declaro abierta y oficialmente adicto al sexo pues ¿existe algo más placentero?. A todas las tías buenas divinas de la muerte; al sillón bol; al caviar Beluga; a los mejores vinos (que no se cuales son, pues mi con un buen vino de Cariñena o del Somontano de Huesca, ya se siente satisfecho); a las islas paradisiacas del Indico; etc, etc, etc,.....

En contraposición, hay montones de cosas a las que no sería nunca adicto. En primer lugar, y sin vacilaciones, al trabajo. Aunque ya mi madre me decía cuando yo era mozalbete que "quien huye del trabajo, le pilla debajo". Pero ahora mucho debe correr pa pillame. A los aviones; a la velocidad en todas sus vertientes y por todos los medios que la consiguen, (quiero decir que, un coche de gran cilindrada, por ejemplo, no me diu res); etc, etc, etc.

Solo soy adicto, -si me lo puedo permitir pues dinero no tengo y para esas grandes pasiones o vicios es condición sine qua non el poseerlo en cantidades industriales-, a las pequeñas cosas que le hacen a uno feliz o al menos le ayudan a hacer más llevadero el día a día. Un paseo por el campo o la playa; pensar (hacerlo es más difícil) en una tía buena bañándonos en pelotas en La Punta la Banya, ............

En resumidas cuentas, adictos somos casi todos a todo. Pero nos faltan argumentos de peso para poderlo ser. Hay tíos, que son como un panal de rica miel, y en ese caso solo cabe recordar aquello de "a un panal de rica miel....". Las tías, son otra cosa. Basta lo de "las tetas y las carretas" para explicarlo.

http://www.elpais.com/articulo/portada/mal/insaciables/elpepusoceps/20100404elpepspor_8/Tes

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