Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

jueves, 8 de abril de 2010

Camino del banquillo

La causa a Garzón por el franquismo reviste una simbología insultante para la democracia




Se consumó. La decisión del juez del Tribunal Supremo Luciano Varela de proceder contra Baltasar Garzón como autor de un delito de prevaricación por su intento de investigar los crímenes del franquismo, a instancias de familiares de víctimas que yacen todavía sin identificar en fosas comunes, sitúa al juez de la Audiencia Nacional en el camino directo hacia el banquillo de los acusados. Y a un paso de ser suspendido en sus funciones, consecuencia última de la querella interpuesta por el sindicato ultraderechista Manos Limpias y Falange Española de las JONS.

Garzón tiene la posibilidad de recurrir a la Sala Segunda del Supremo. Pero se trata de la misma sala que admitió a trámite, por considerarla ab initio una hipótesis no arbitraria, ilógica o absurda, la querella por prevaricación contra el juez y que acaba de rechazar su recurso de sobreseer la causa. No parece probable que cambien de criterio.

Garzón se sentará en el banquillo por haber intentado, no desde una teorización meramente imaginativa del derecho sino desde el ejercicio jurisdiccional que corresponde al juez penal, dar satisfacción a familiares de víctimas de la Guerra Civil y la dictadura que no aceptan como normal y acorde con el Estado democrático que sus restos sigan sin identificar en fosas comunes. Algo que no dejará de causar preocupación y estupefacción en países europeos que también vivieron la terrible experiencia de regímenes dictatoriales en épocas todavía no lejanas.

Tras el ropaje jurídico que la envuelve, la causa contra Garzón reviste una simbología provocadora e insultante para la democracia española. Lo es, en primer término, para la memoria de las innumerables víctimas del franquismo, no pocas producidas en los años finales de la dictadura y de las que muchos españoles de hoy guardan un recuerdo vivo y directo. También, seguramente, para algunos magistrados del Supremo que vivieron en su juventud la cercanía de esos crímenes y lucharon por un régimen de libertades que los hiciera imposibles y una justicia que garantizase su no impunidad. ¿Cómo pueden permanecer impasibles ante el desatino de la causa contra Garzón?

Insiste el instructor Varela en que Garzón intentó asumir el asunto de las fosas, "dentro de un proceso penal cuya artificiosa incoación suponía desconocer principios esenciales del Estado de derecho, como los de legalidad penal e irretroactividad de la ley penal desfavorable, además de implicar el desconocimiento objetivo de leyes democráticamente aprobadas, como la de amnistía". Pero es lo que está en discusión, no sólo en el ámbito de la teoría jurídica sino en la jurisdicción. Sorprende cada vez más, por ello, que el Supremo diera más valor desde el principio a la hipótesis prevaricadora para explicar la conducta de Garzón que a su contraria, no obstante estar avalada por el ministerio fiscal, y que con tan endeble fundamento diera curso a una querella cuya motivación ideológica es evidente.

Editorial de El País.com

TDT


El otro día me hacía una reflexión a raíz de un comentario escuchado no recuerdo si por la radio o por la televisión. En el venían a decir que, al aumentar las emisoras, los telemirones serían menos a la hora de repartir, per cápita/emisora claro está.

Lo cual es incuestionable ya que los mirones seguimos siendo los mismos en tanto las emisoras han aumentado en mucho respecto de las "de siempre". Y a mí me dió que pensar esta disposición de "la parrilla". Cierto que tenemos más opciones aunque la mayoría ya se disponían en emisión analógica. Sin embargo, yo veo un gran peligro en la proliferación de emisoras y en el alcance de las mismas, por la posibilidad de que puedan ser vistas y escuchadas por mentes que, en principio bienintencionadas, sean al mismo tiempo fácilmente manipulables.

Hay, en este momento, al menos dos punteras por su inclinación ultraderechista -Veo7 e Intereconomía- y la no menos reccionaria COPE que pueden hacer mucho daño a las personas con mentes proclives a creer todo cuanto se les diga y a dejarse llenar las orejas de aire y el cerebro de viruta. No hace mucho una prima mía se confesaba seguidora de Intereconomía alegando que "muchas veces tenían mucha razón". Ahí está el fallo. Una caterva de gentes insanas, no más ni menos que en otras cadenas; con la disculpa de que no es lo mismo el putiferio de tele5 -con ser nauseabundo- que el propagado por estos "poseedores de la verdad absoluta" absolutamente corrompidos.

Estos individuos de felinos y otras yerbas, sueltan verdaderos disparates, insultos, infundios y son infinitamente más peligrosos y corrosivos que la Belén Esteban y toda la pléyade de mierdecillas que por los platós pululan. Mienten descaradamente, sin ningún pudor. Ocasiones hay en que, sin caerme bien el personaje al que de contínuo están crucificando, con preferencia a ZP, siento vergüenza ajena al ver a personas que en otros momentos he admirado, ahora se hayan prostituido de una forma tan vergonzante y vergonzosa.

Veo a Andrés Aberasturi, por ejemplo, y pregunto ¿qué haces ahí Andrés?, aunque no es el único. No puedes prestarte a ese juego tan sucio y repugnante. Con toda seguridad ZP necesita un buen baño, pero lo que allí se cocina no es un baño sino otro presunto golpe de estado. Que de tener ocasión, no dudarían en volver a repetir esos demócratas convictos "de toda la vida". Y allí, en la soledad del páramo, de la sierra o del hambre bien alimentada, no faltarán quienes, sin darse cuenta de que esos y quienes a esos defienden, son los causantes de todos sus males y carencias.

Pero ellos, les aplaudirán y pedirán la cabeza de ZP.


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