Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Nª Sª de General Motors


Hoy, 11 de Septiembre, ha habido jornada de puertas abiertas en la fábrica de GM en Figueruelas. No alcanzo a comprender los motivos de tal evento, que sin duda los habrá más allá de imbuir a los familiares de los empleados a considerarse miembros de la Gran Familia, según argumento empleado en los albores de la misma.

En 30 años, salvo que la memoria me falle, lo cual no sería extraño dado mi estado de autoamnesia, es la segunda vez (¿o quizá la tercera?) que ocurre este evento. He de reconocer que la grandiosidad de las naves, no se puede ver en otras fábricas de los alrededores. Balay, otra empresa puntera del entorno visitada en mis tiempos de colegial con barba, se queda en pura anécdota comparándola con cualquiera de las existentes aquí.

Recuerdo la 51 prácticamente vacía. Llena de columnas, daba la impresión de querer emular a la mezquita de Córdoba. El resto de naves, excepto prensas que fue mucho más adelantada, igual. Al comienzo de ir a Alemania, todas estaban en obras, algunas sin empezar. El sótano de prensas, casi acojonaba cuando las máquinas estaban en funcionamiento por el tremendo estruendo que hacían/hacen al embutir y cortar. Todas las naves las viví vacías hasta su completa puesta en marcha. Prensas y la 21 al principio hasta recalar definitivamente en carrocerías.

Aquella primera vez, sin duda fue la más emocionante por cuanto enseñábamos a nuestras familias el lugar donde trabajábamos y una factoría que dificilmente volverían a ver otra igual. Como nosotros. El Corsa UN MILLÓN se celebró con una jarra de cerámica en 1986 y al año siguiente, en Navidad, una bandeja de acero inoxidable con estampaciones del Corsa nos la recuerda. Pasadas las alegrías del inicio, cada año han ido recortando todo hasta llegar a suprimir cuanto significara regalos para los obreros. Botellas de vino simulando aguinaldo, -un año dios me robó el tiquet-, y lo que fue peor: a los obreros alemanes que cumplían 25 años de servicio, les regalaban un reloj de oro, a nosotros, HOSTIAS. Debieron pensar que como toda la plantilla cumplía esa antigüedad, mejor eliminar el peluco. Ellos, los directivos -obreros convertidos en sicarios del capital-, se llevarían su parte por la genialidad. Ahora, han suprimido hasta la antigüedad.

Hubo épocas en las que lo pasé muy mal hasta el extremo de hacer gestiones para marcharme. Pienso, aunque nunca se puede opinar sobre lo que se desconoce, que hubiera sido un error. Hoy, considero a la empresa con benevolencia, aislándola de quienes la dirigen que siempre se mueven por intereses particulares a veces espurios. No deja de ser llamativo que en tanto el obrero se marcha con una mano detrás y otra delante, ellos, quienes la han hundido -en ello han estado hasta hace cuatro días y aún siguen- se largan forrados de millones sin contar los que han rapiñado por su "magnífica gestión" mientras han estado al frente (o contra ella). Son de triste recuerdo los directivos que han usado a la empresa para sus fines particulares incluso fuera de ella.

Siempre he tenido una máxima: En general, a todos se nos apareció la Virgen cuando entramos a trabajar en GM y más con los tiempos que hemos sufrido y seguimos sufriendo. Pero algunos, muchos, se acostaron impúdicamente con Ella, pues JAMÁS, ni hartos de vino, pudieron pensar que por sus conocimientos, capacidades o profesionalidad alcanzarían los puestos de trabajo a los que llegaron, unos entrando a trabajar como oficiales de tercera y otros sin titulación alguna o ambas cosas. Y tengo varios nombres en la cabeza con lo cual debe ser epidemia en la empresa.