Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Yo tuerto, tú ciego


La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha confirmado por unanimidad el auto dictado el pasado mes de abril en el que el magistrado de este órgano Luciano Varela resolvía sentar en el banquillo de los acusados al juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón por un presunto delito de prevaricación que habría cometido al investigar, sin ser competente para ello, las desapariciones durante el franquismo. La Sala, integrada por los magistrados Juan Saavedra, Adolfo Prego, Joaquín Jiménez, Francisco Monterde y Juan Ramón Berdugo avala en el auto, fechado el pasado 26 de julio y notificado hoy, la instrucción realizada por Varela.....EL PAÍS - Madrid - 07/09/2010

Se está dando en la sociedad española un fenómeno más que lamentable ante el acoso, derribo y criminalización del juez Garzón por el Tribunal Supremo. El cual está dando, dicho sea de paso, pruebas irrefutables de partidismo, injusticia, prevaricación y manipulación de la Ley.

Salvo acciones puntuales de personas que activamente se han significado en su defensa, existe una mayoría de "ofendidos" que es incapaz de levantar no ya la voz sino inclusive la pluma o la voluntad para tratar de impedir que una parte de la judicatura imponga sus métodos facciosos y mafiosos al resto de la sociedad.

No cabe duda que dentro del cuerpo anida la víbora. Desde la "progresista" Robles hasta el más facha, le tienen ganas. Sin olvidarse del PSE, y todos, que han sido muchos, los que han visto cortadas sus alas terroristas y delincuentes a lo largo de los años.

Lo del PP es cosa aparte. Ser fascistas, lo llevan en la sangre y todos cuantos osen acercarse siquiera a sus cercanías, resultarán con los pelos chamuscados como mínimo y si persisten acabarán en la más espantosa hoguera. Como Garzón. Escarbó en la Gürtel olvidando que tenía enfrente al más vil, cobarde e impresentable de los seres: Trillo. Tampoco se acordó de toda la maraña de individuos falsos, vagos, herederos del TOP cuando no componentes del mismo. Extrema derecha pura y dura, que no quiere saber nada de escarbar en la historia ni en la tierra para que no se descubran sus crímenes.

Esa es la mayoría que conforma la cúspide judicial en España. Echan tierra sobre los asuntos que conciernen a sus amiguitos y a sus secuaces del PP, en tanto que operan con una diligencia más que sospechosa para "juzgar" al "enemigo". El castellonense Fabra se irá de rositas por pescripción de los delitos, y el resto seguirán sus pasos.

Aunque suene a tópico, de todo esto tiene culpa, y en buena medida, el PSE. Con su silencio y aquiescencia está permitiendo a los jueces campar por sus respetos y ser de hecho, el único poder que hace lo que le sale de los huevos en España. No basta con dejar que los jueces se merienden a Garzón porque les descubrió el GAL. No basta con permitirles destrozar su carrera porque ha perseguido al terrorismo y a sus sostenedores. Unos y otros olvidan que, cuando desde la oposición pretendan hacer oir su voz en contra de las injusticias cometidas por estos "defensores de la ley", no les ecuchará ni dios.

Si hoy, ostentando el poder, se les mean en la boca como han demostrado en el supremo y el constitucional, después, pintarán menos que Pichorras en Pastriz. Se lo tendrán ganado, pero como siempre, lo pagará pocarropa.