Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Un alto en el camino


Cuando el año 2005 creé un blog en la blogoteca de Terra, tenía como bagaje mis recuerdos. De la niñez y juventud y me hacía ilusión dejarlos reflejados y recordados para la posteridad. En más de 600 entradas o posts, han quedado plasmadas mis vivencias antiguas con alguna que otra actual. Juveniles y cada vez más, seniles.

En estos años, he atravesado diversas vicisitudes y cambios de blog. Pasé de contar sucesos recordados a mezclar sucesos sucedidos, con un resultado a veces desastroso hoy superado. Terra se convirtió, en una etapa, más en un enemigo que en el soporte acogedor de mis escritos, lo cual me llevó a migrar a La Comunidad bloger de elpais.com. Aquí encontré buenos amigos hasta que me percaté de que lo mío allí no pegaba ya que nadie contaba sus aventis sino otro tipo de comentarios. Luego vino una diáspora de gente disconforme con las reglas unilaterales del periódico y yo ya no ratifiqué los datos por ellos exijidos. Aunque ya con anterioridad había creado otro blog en blogger.com.

Este primer blog en Google, junto con el de  Terra que reanimé, los dedico hace tiempo a copiar y pegar artículos de periódicos que considero con merecimientos para transcribirlos. En este blog, cuyo nombre va mutando según mi sentido del humor, he seguido escribiendo mis vivencias, pasatas, aventis, fortunios e infortunios. Todo dentro de un orden -o desordenado- como no podía ser de otra manera. He intercalado algún escrito ajeno, pero muy esporádico y sobre algo que para mí tuviera gran interés.

Ahora, hago recapitulación de aciertos y errores, de si me queda algo que contarme a mí mismo -criterio fundacional y fundamental de este blog y de los otros- y compruebo que ya no me quedan argumentos ni historias -siempre veraces- que contarme y guardar. Mi memoria aún es buena pero mi capacidad de fabulación es nula para contar mentiras.

También la soledad me abruma, pero no hasta el punto de desear que esto se convierta -o lo hubiera sido en el pasado- en punto de visita y comentario por obligación. Por experiencia sé lo peligroso que puede resultar y lo plastas y pegajosos que algunos comentaristas pueden llegar a ser. La navegación en secano entraña tantos peligros o más, siguiendo estelas corsari@s, que en la zona de arrecifes y que pueden hacer zozobrar el esquife.

No sé si trato de justificarme ante mí mismo o intento hacerme una paja mental. Pero creo que voy a tomarme unas jornadas sabáticas para recapitular mi andadura por este putiferio, aunque no se si seré capaz de aguantar pues cuando tira de mi la escritura, debo hacerlo ya que me quema la idea y las manos. Vamos a recular un poco para poder juzgar con perspectiva.

Como Machado escribió: navegante no hay camino, se ha perdido en alta mar.

Trato o truco


Esta tarde noche, he recibido una agradable sorpresa al abrir la puerta tras previa llamada al timbre. Y esa sorpresa es la que la foto refleja.

Me han recibido con un ¡Trato o truco! y la verdad, no sabía que decir. ¿Qué queréis? Caramelos. He pensado darles unos chupa chus que tengo para mi nieta, pero he recordado que había una caramelera llena de esos pequeños, así que he salido con ella y todos los que mi mano ha cogido, que eran muchos, se les he dado. Para que os los repartáis. Pero a cambio me tenéis que dejar que os haga una foto; y se la he hecho.

La vida puede ser maravillosa.