Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

martes, 31 de mayo de 2011

Currículo laboral

Pita, pita, maquinista

A mi señor padre, se le acumularon los problemas a raíz de su vuelta de la mili. Como en aquel tiempo -y después- la única posibilidad que existía de trabajar como asalariado eran la mina o el ferrocarril, él intentó hallar un hueco en alguno de ambos centros, que en realidad eran el mismo pero no revueltos.

Su padre, mi abuelo Manuel, era capataz de la brigada de conservación de la vía. Trataron de encontrar un hueco allí, pero el sobrestante -jefe de mi abuelo- dijo que debía irse a trabajar a Los Baños, estación de Teruel y que en poco tiempo, le harían capataz. A mi padre, tal alternativa no lo complacía, cosa lógica. Si se iba solo allí, mal. Pero desplazarse con la familia, una incógnita.

Y tal como si mañana debía presentarse en Teruel, hoy por la tarde le mandaron aviso para que a la mañana se presentara en Las Minas -barrio minero- para realizar el reconocimiento médico e ingresar en las mismas como obrero.

De madrugada, como los fugitivos, me cuenta que salió del pueblo casi monte a través, sin pasar por Villar para que no lo vieran y se presentó al reconocimiento, pero volviendo a casa a continuación. Ni carrilaire ni minero, se había quedado sin nada. Hasta pasada Navidad, no cogían a nadie. Pasado ese tiempo y superado el exámen médico lo llamaron ingresando en la empresa. Estuvo algún tiempo, poco, picando mineral o cargando vagonetas a pala hasta que le dieron plaza como encendedor de las máquinas de vapor. Allí permaneció, tras ascender a fogonero y salir al ferrocarril, hasta el cierre del mismo. Ya llevaba muchos años sin salir a línea por problemas físicos de espalda derivados de algún enfriamiento mal pillado y peor curado. Pudo haber sido maquinista, mucho más cómodo, pero la responsabilidad le pudo.

Todos los días tenían que desplazarse, andando o en bici, 8 kms. hasta la estación del FF.CC. o 10 y pico a la mina. Lloviera, nevara o helara. Y ahora se quejan, nos quejamos, de precariedad, mileurismo y otras alegrías por el estilo. Y no quito razón a quienes lo hacen.

Esto es historia



Entre los primeros posts escritos en mi blog, hay uno titulado "Mis primeros recuerdos". Esos recuerdos, versan sobre el viaje en el cual esta foto se hizo. Tras "improbos esfuerzos", por fin he conseguido hacerme con ella. Sabía de su existencia pero no la tenía localizada. Aquí queda para la posteridad. Por cierto que la mitad de las personas, ya pasaron a mejor vida.

lunes, 9 de mayo de 2011

Sinalefas engolfadas

Si canto es por no llorar
pues como el arroyo seco
si alguna vez llega al mar
al ver tan grandes mareas
en recordando su cuna
se le queda el alma en pena.

Hoy la llaman poesía
yo le daría otro nombre,
más qué puede hacer un hombre
que no rinde pleitesía
ante las preclaras mentes
que de esa forma sienten
romances y chirivías.

No dudo de sus sapiencias
pero puesto a valorar
cual contiene más valía
habría que ponderar
al pequeño ruiseñor
frente al alcotán voraz.

Se perderá la equidad
amén de esfuerzos mayores
pues quien vea sus sudores
valorar de aquesta forma
es posible que su horma
jamás la vuelva a prestar.

El humilde barrendero
que oposiciona a su curro
condenado será fijo
a seguir en su ostracismo
si optan a su trabajo
licenciados y listillos.

Sin mencionar enchufados
con menos luces que un túnel
pues del concejal el hijo
a perito rascavías
de abogado de secano
pasará en muy pocos días.

No te des mal, Akilino
ni sufras por las estrofas
que al fin y al cabo las letras,
sin mencionar las de cambio
se han declarado muy golfas.

Hago el firme propósito de no volver a participar en ningún concurso que tenga que ver con las letras. Cumplido mi objetivo de resumir y reunir mis relatos blogeros, ahora solo me queda descansar. Data exhausted. Exhausted memory. Blocked memory. O sea.

¡¡A la mierda!!

Akiles dixit.



sábado, 7 de mayo de 2011

De versos encendidos

Estimado/a participante:

Tal y como le prometimos, le escribimos para decirle que el fallo del I Premio de Poesía Amatoria, Gozosa y Erótica convocado por la Editorial Hipálage se ha producido hoy 30 de marzo de 2011.

En primer lugar queremos decirle que se han recibido 897 textos, de los cuales, en aras de poder publicar un libro interesante —que aporte novedad para el gremio editorial y librero—, han sido seleccionados 332 poemas, entre los que se encuentra el suyo. Dado el alto número y la alta calidad de los textos, ha sido muy difícil elegir los poemas ganadores, y finalmente, el premio de 300 euros en metálico se ha otorgado exaequo a:
“El calor de tu nombre”, de Juan Rafael Mena Coello
“Ella”, de José Antonio Rodríguez Balmón

“De versos encendidos”, el libro que recopila los textos seleccionados, ya se encuentra en imprenta y estará listo en pocos días. Es un libro de 21,5x15, 350 páginas, impreso y encuadernado en rústica como el resto de los libros de la Editorial Hipálage, y con ISBN: 978-84-96919-38-9.

“De versos encendidos” es un libro realmente agradable de leer, ya que hemos hecho una selección intensa, como habrá visto por el número de textos recibidos y seleccionados. Ya sabe que no tiene obligación de comprar el libro, pero si está interesado/a en conseguirlo, podrá hacerlo pidiéndolo directamente a la Editorial Hipálage. Por ser uno de l@s autor@s seleccionad@s, tendrá varias ventajas exclusivas. Aunque su precio en librerías es de 20 euros, le haremos el 10% de descuento y, además, por cada dos ejemplares que nos pida (porque los quiera para hacer un regalo a algún familiar o amigo), le obsequiaremos con un título a elegir de entre los cuatro ya editados en el catálogo de Hipálage que aparecen más abajo.

Puede hacer su pedido directamente contestando a este correo o escribiéndonos a pedidos@hipalage.com

Tampoco le cobraremos gastos de envío alguno si abona el pedido con transferencia o ingreso (indicando SOLAMENTE SU NOMBRE Y APELLIDOS) en nuestra cuenta bancaria:

Si, por el contrario, quiere abonarlo contrareembolso, al pedido habrá que añadirle 5,80 euros de gastos de envío y reembolso. O bien, si su pedido alcanza o supera los 40 euros, tampoco le cobraremos gastos de envío alguno.

Igualmente, “De versos encendidos” estará a la venta, bajo pedido, en las librerías de toda España y también on-line en el Sistema Readontime, en Amazon y en El Corte Inglés bajo demanda.

Muchas gracias por su atención y bienvenid@ al catálogo de la Editorial Hipálage.

Reciba un saludo cordial

José Miguel Suárez Madrid

Editorial Hipálage

Apdo. 164, 41640, Osuna (Sevilla)

http://www.hipalage.com/

http://www.editorialhipalage.blogspot.com/

(El ganador es un licenciado y profesor jubilado. ¿Qué podemos hacer los free lances como yo ante esos figuras? Nada, pues las editoriales buscan nombres. Y a estos, les ha salido gratis el libro).





Él, nunca lo hubiera hecho

"Nos quitaron la justicia social y nos la intercambiaron por los mercados"

Federico Mayor Zaragoza y Baltasar Garzón, durante el acto.-EFENoticias relacionadasDe la indignación a la acción"Lo peor que se puede hacer en democracia es reírse de los ciudadanos". Así ha iniciado el juez Baltasar Garzón su intervención en la presentación del libro Reacciona en Madrid. Un día después del chupinazo de salida de la campaña electoral para las próximas elecciones del 22-M, el juez ha pedido a la clase política mayor respeto y compromiso con la ciudadanía. "Reírse es no decir la verdad, desprestigiar las instituciones, no debatir, tomarse a broma la corrupción, que se descalifiquen continuamente entre ellos..." ha lamentado Garzón.

El magistrado ha hecho estas declaraciones como autor de uno de los capítulos que forman Reacciona, un libro recopilatorio de motivos para que la ciudadanía coja conciencia y reaccione. Según Garzón, todos deberíamos firmar "un contrato" con los políticos. Los puntos a cumplir: "no me engañe más, hábleme de lo que me interesa".

Más en

http://www.publico.es/culturas/374782/nos-quitaron-la-justicia-social-y-nos-la-intercambiaron-por-los-mercados

martes, 3 de mayo de 2011

Retorcida

Entras por fin en casa y cierras la puerta tras de tí. Ha sido un día largo. Se te ocurre de pronto que perder a alguien de la familia conlleva una operación de reciclaje, algo así como sacar la basura de casa, como deshacerse de lo que sobra: lo orgánico en el contenedor marrón, el plástico en el amarillo, el azul para el cartón.


Dejas la urna sobre la mesa del comedor, cualquiera la podría confundir con un jarrón, bastaría con quitarle la tapa, ponerle flores, unas rosas tal vez, es una posibilidad que te planteas, ya lo decidirás, de momento necesitas descansar, no pensar más en lo que ha sucedido, ni en el accidente, ni en la llamada, ni en la carrera al hospital. Pesa mucho el guardarte para tí que él no iba solo en el coche, haber descubierto que tu marido te engañaba. Tal vez un día conozcas al viudo de ella. Eso pasa en una película, recuerdas, mientras te pones una copa: Harrison Ford y Kristin Scott-Thomas.

Te llama tu madre, quiere saber si estás bien, está preocupada. Estoy bien, madre, le dices, pero no es cierto porque tu marido, maldito estúpido, ha muerto dos veces para tí en el mismo día. Te pregunta qué vas a hacer con las cenizas. Aún no sabes, quizás lanzarlas al mar, contestas mientras haces que brindas a su salud. También tendrás que hacer algo con su ropa, con sus cosas, menciona. Ya lo pensarás. Y vuelves a decirte: lo orgánico en el contenedor marrón, el plástico en el amarillo, el azul para el cartón. Dejas la copa, buscas algún cigarro olvidado por los cajones; voilà, uno que ocultaste para fumártelo a escondidas en una ocasión como esta. Te sientas en el sofá y aspiras el humo con denuedo. Miras a tu alrededor, ya no quedan ceniceros en la casa. Mierda de vida sana. Miras la urna, lo dudas un instante, te levantas y la coges. Te vuelves a sentar. Abres la tapa, das una última y profunda calada al cigarro, luego lo lanzas allí dentro, no se te había ocurrido antes: jarrón, cenicero... al final hasta te resultará útil: una urna multiusos. Lo dices en voz alta, quizás logres convencerte a tí misma. Luego te levantas para dejarla en la mesa de nuevo. Tropiezas tontamente ¿Quién ha puesto esta silla aquí en medio?, te dices. Logras esquivar la mesa, pero la urna resbala de tus manos, sale disparada, no la has tapado, qué tonta. No se rompe, es dura, menos mal, aún puede hacer de jarrón, de cenicero, pero entonces ves todo aquel barullo gris rociando el parquet, setenta y cinco kilos de cabrón adúltero esparcidos por el suelo. Recobras el equilibrio, respiras hondo. Calma, te dices. No es más que ceniza. Te preguntas si le desvistieron antes o si le dejaron la ropa. Si aún llevaba la alianza puesta, o aquel reloj tan caro.

Va a ser difícil, te dices, muy difícil, mientras vas a buscar la aspiradora. La enchufas, te remangas y suspiras; le das al start. Intentas adivinar cuánto de aquello irá al contenedor azul, qué parte al amarillo, cuánto al marrón.