Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

miércoles, 9 de marzo de 2011

GM thirty years ago


No es que parezca que fue ayer, que no lo es. Pero contemplado en la distancia, parece mentira que tantas experiencias y sinsabores, junto con alguna alegría, hayan quedado reducidas a tan poco.

Media vida va en ello. Y como ya escribí con anterioridad, está todo tan reciente que se encuentra dormido, aletargado en mi memoria. Supongo que algún día, si tengo tiempo, resurgirán esas vivencias del mismo modo que han vuelto las de la niñez y juventud.

General Motors no estaba en mis proyectos. Pero ya se sabe, el hombre propone y Dios dispone. El marido de una prima hermana se pasaba las horas dando el coñazo en las oficinas de contratación y echó la instancia por mí. Yo entré y él se quedó fuera.

A GM le estaré siempre agradecido. Me ha salvado y resuelto la vida. Pero no olvidaré ni perdonaré nunca a quienes me marginaron y humillaron en la empresa poniéndome al borde del abismo en más de una ocasión. A esos, ni agua. Odio eterno, y ahora olvido, al margen de lo que opine JR.

A mí, también se me apareció la Virgen hoy hace treinta años. No me acosté con ella, pero le doy las gracias.