Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

domingo, 13 de marzo de 2011

Aniversario

Hoy ha sido día de aniversario. Todo ha ido muy bien, pero al final de la tarde la melancolía se ha adueñado de mi espíritu. He visto a mi padre tan debilitado que me ha dado por pensar en el día que nos falte. No es de extrañar, llevo toda la vida con ellos. Somos un trío unido desde el primer instante, así que cuando cualquiera falte, para los otros dos, será amargo ese vacío.

Ya puesto, me ha dado por pensar en negativo, rememorando viejas pérdidas o mejor sería llamarles, no ganancias. Viejos fantasmas exigiendo su cuota. Ciertamente, es más que posible que nuestra existencia sea fruto de nuestros aciertos y errores, que lo serán, unos y otros, en razón de la repercusión que en el desarrollo de nuestras vivencias hayan tenido. Positivos o negativos, lo serán bajo nuestra subjetiva opinión; no teniendo que coincidir con la real apariencia de los mismos. Pero nada hará cambiar nuestras sensaciones sobre ellos, del mismo modo que tampoco lograremos vulnerar esa realidad irreversible y hacerla maleable.

Es muy fácil decirlo: del mismo modo que la desaparición de un ser querido es algo a lo que poco a poco nos vamos haciendo, aunque no asimilando, tampoco aceptamos ¿pérdidas o ganancias? anteriores que añoramos.

Y es que sigo siendo un pobre diablo lleno de miedos, con apariencia de eso, de pobre diablo.