Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Ite misa est

Es curioso como se olvidan ideas y flashback que por un instante pasan raudas dejando una estela imposible de seguir en nuestra mente. Sentado en mi sillón reclinable, a veces divago sobre multitud de cuestiones o sobre nada, las más de las ocasiones, y tropiezo ¿o será al revés? con asuntos que hasta me llegan a parecer geniales. Mentalmente escribo un post, comienzo más bien, que acaba olvidado ya que al otro día, como en el caso de los sueños, no se recuerdan y si llega algún retazo, son de lo más absurdos aunque sean agradables.

Es lo que me pasó con el post que anoche tejí y del cual solo recuerdo ese título desubicado que por más que pienso no guardaba relación alguna con el mismo. Sí tenía una intención oculta, pero no continuidad. Y mira que me pareció interesante, pero el muy ladino se ha ocultado de tal forma entre las telarañas de mi mente, que por más que me esfuerzo no consigo ni atrapar una letra que me conduzca al hilo de Ariadna de su desarrollo.

Habré de esperar por si se le ocurre volver, y si ello ocurre, venir raudo al teclado a dejar huella de ese cabo que me permita después ir atrapando la madeja.

Amén.