Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

ESCALERA TRUNCADA

Como tantas veces había hecho de niño, repetía los mismos gestos buscándola en vano. Seguía esclavo de un sentimiento que a lo largo de los años no había logrado erradicar.

En el interior de la casa, había una foto de aquella niña que llevaba grabada a fuego en su alma. Una noche, se armó de valor y con una vieja escalera de madera, forzó una ventana de la vivienda. Logrado su objetivo, uno de los carcomidos palos falló y cayó al vacío. A la mañana, descubrieron su cadáver abrazado al retrato y con el rostro iluminado por una sonrisa.