Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

viernes, 27 de abril de 2012

Qué miedo me dan... los vivos!!!

En el Instituto Anatómico Forense de una ciudad española, que no voy a revelar, ocurren hechos que casi podríamos llamar paranormales, esotéricos o misteriosos. (Como me ocurre a mí, pienso una palabra, salto a otra, y a la vuelta he perdido las dos, es terrible)

En una ocasión, un grupo de sindicalistas fueron a visitar el Instituto para comprobar in situ las condiciones laborales de los trabajadores del centro. Dos mujeres y un hombre, jóvenes. Un vigilante y el conductor de una funeraria, muy bromistas ellos, se pusieron de acuerdo para darles un susto, casi de muerte, a los visitantes. Para ello concibieron la idea de tumbar en una camilla al chófer en tanto el otro les enseñaba la sala de cámaras frigoríficas. Dicho y hecho. Cuando llegaron a la sala, "el Muerto" resucitó dando a las sindicalistas un susto espantoso. Salieron de allí despavoridas dando alaridos. Luego, el muerto, confesaba haberse sentido acojonado por si al vigilante se le ocurría meterlo en alguna cámara frigorífica sobre la marcha. No era de fiar dados los precedentes.

Yo me bajo en la próxima ¿y usted?. Esta podría haber sido la pregunta saludo de un señor olvidado por su guardiana. Al cadáver le habían realizado la autopsia y lo trasladaban a la sala de frigoríficos que se encuentra en el sótano. La mujer que conducía la camilla se lio a cascar con otras personas y se le fue el santo al cielo. Al final, se olvidó de lo que llevaba entre manos y dejó al muerto en el ascensor donde pasó el día entero sin que nadie lo echara en falta hasta que la mujer de la limpieza lo encontró por la tarde. Sin duda encontrarse a un muerto en el ascensor no es una cosa anormal si la comparamos con la posibilidad de hallar un elefante, y más estando en la morgue, pero manda cojones que una persona que probablemente no realizaría otra labor en toda su jornada laboral, olvide a mitad de recorrido lo que estaba realizando. Para amatarla de un susto.

Arturo es un vigilante nocturno; lleva ese turno desde que el centro fue inaugurado. Es muy nervioso y dado a tomar cafés en exceso, lo cual acentúa más ese estado anímico. Precisamente por ello, no parece ser ese empleo el más adecuado para una persona de sus características. Además, es un pelín raro y meticuloso; muy apegado a las normas. Tanto que sus propios compañeros no entienden a veces los partes de trabajo que al final de jornada todos deben rellenar. "Se realizan vigilancias perimetrales y volumétricas de las instalaciones...."
Aparte las "plazas" de sala para camillas, existen 15 cámaras frigoríficas individuales. Pues una noche Arturito tuvo la brillante idea de abrir una de las cámaras. Y el susto que se llevó fue morrocotudo. ¡El muerto se mueve!. Cerró la puerta de la cámara y salió de allí huyendo como alma que lleva el diablo. Dados los precedentes nerviosos del segurata, justo le vino. Además estaba solo. Pero poco a poco se fue serenando y recapacitando. "No puede ser que esté vivo". Cuando consiguió reunir suficiente calma y su estado de ánimo retornaba al nerviosismo habitual, volvió a mirar la misma cámara, no sin la lógica aprensión. Al abrir la puerta del "nicho" comprobó que la bolsa dentro de la cual se hallaba el cadáver, se movía en efecto, pero la causa de tal movimiento era un ventilador interno que expandía el frío.
Si Arturo hubiera recapacitado se habría dado cuenta de que allí, precisamente allí, el huésped ya llevaba un mes hospedado. Pero claro, cuando a uno la fantasía se le apodera, pasa lo que pasa... y acaba viendo Milenio 3 en directo.

viernes, 20 de abril de 2012

Sin ir más lejos

Solo 10 personas me entienden

En una clase, al explicarle a un compañero la relación que existía entre el lado y 1,41 en un cuadrado y 0,866 en un triángulo, (de las cuales ahora no puedo dar fe, pasaron a mejor vida), éste me preguntó si eran fórmulas empíricas. Confieso sin vergüenza que ignoraba por completo el significado de aquellas palabras. Como sigo igual de desorientado, -a algunos la vida nos ha hecho más viejos pero no más sabios-, me asomo donde no me llaman pues la incultura es muy atrevida e irreflexiva. Todo sea por mantener activa la mente a pesar del despropósito de pretender meterme en camisa de once varas
 La única licenciatura que poseo la obtuve en la base aérea de Manises. Así que me abstendré de fórmulas empíricas o pírricas para no hacer demasiado el ridículo. Pero la vida, fórmulas, enseña un montón. Como a los soldados que estaban de guardia en el garaje de los coches oficiales, en Valencia capital. Uno de ellos, tenía el coche aparcado enfrente. Al salir el auto que había detrás, le rompió el piloto trasero ¡Gran alboroto! El conductor le dio 10 duros, “y no se hable más”

-Vamos a ponerlo otra vez a ver si el siguiente también lo “rompe”. Visionario que era el mozo. Otros 1010 duros al bolsillo. Me he preguntado si ya estaría previamente roto el piloto y si seguirían usando la “fórmula empírica” para cazar incautos
Desde que Sara Mago, para bochorno de muchos, transmutó en una presunta cantante, cualquiera puede ser el number one, (yo me pido el 10). El abuelo de mi santa, vivió convencido de que la tierra era plana. “Hijo, no le des más vueltas”. Como en los tiempos del Galileo. Por cierto que tuvo suerte, el abuelo no, el Galileo; siglos más tarde hubiera sido quemado en la hoguera por hereje, sin pasar por la cruz. Al otro, casi le dan matarile por empecinado. “Eppur si muove”. Con 10..

Y como esta antitesis, solo dispone de 11111011100 espacios, poco más puede dar de si. Las fórmulas, empíricas o no, las dejo para los doctos; yo, solo pasaba por aquí.

domingo, 15 de abril de 2012

La grifa y el grifo

-Con nuestro mecánico de confianza no pude contactar y la casa comenzaba a naufragar; por eso llamé a uno de esos que se anuncian en internet.

Rosenda Mochales relataba de esta manera a su amiga Catalina Perales la terrible incidencia que había sucedido en su hacienda estando ella sola solita; sin su marido, criados y mucama. (Hay que decir que los criados, consistían en un matrimonio que una vez a la semana, durante dos horas, ponían algo de orden en la casa) Vivían en una quinta de la avenida Presidente Prudencio Novales, con su jardincito, no muy bien cuidado por cierto, en las afueras de la ciudad de Perlitas de río Perdido. La otrora floreciente población, famosa por sus ya extintos yacimientos auríferos, malvivía de aquella pasada pujanza derivada en rancia y decimonónica. De apariencias más que nada.

Aún había una pléyade de románticos buscadores que armados de los clásicos utensilios, bateas, pico y pala, burros o mulos, escalaban las erosionadas montañas y soñaban dar con el extinto filón que les aupara al cénit social y la supremacía económica. El tropezar de vez en cuando con una mísera pepita o recoger un poco de polvo tras lavar miles de toneladas de tierra, les daba alas y se engañaban a sí mismos: un día de estos tendré suerte y dejaré esta indigencia para convertirme en un potentado al que todos reverencien y respeten con su panamá en la mano para saludarme. Engaño cotidiano que les permitía arrastrar su mísera existencia plena de indigencia, trabajo y hambre.

-Venga rápido, que me ahogo. Fue el grito de socorro angustiado y súplica nerviosa emitido a través del celular por la dueña de aquella casa a la deriva.

Y tan rápido, vivía a la vuelta de la esquina. Edelmiro Romerales era un tránsfuga de las explotaciones auríferas. Hacía tiempo que comprendió donde estaba el futuro, su futuro: cambiando de estilo de vida, de trabajo, buscando nuevas expectativas que le permitieran una existencia menos traumática. No podía seguir al albur de si hoy el patrón, inexistente, me llamará. ¿Comeré hoy? ¿Y mañana? En la oficina gubernamental del desempleo, había planificado un cursillo de fontanería para mineros reciclados. No lo pensó dos veces y se apuntó, aunque fuera a un bombardeo, no lo dudaría. Al fin y al cabo, seguiría estando en contacto con el agua ya que en la mina siempre trabajó en el lavadero de tierras. Tras una breve entrevista con una señorita muy amable en la cual hubo de dar cuenta de cuales habían sido sus experiencias laborales, como si el pico y la pala necesitaran de muchas teorías para su aplicación, quedaron le notificarían su aceptación o no. Perdió toda esperanza. Así solían quitarse de en medio a la gente cuando no eran capaces de decirles cara a cara que no los iban a emplear.

-Arrégleme todo esto que me va a dar algo. Dijo mostrándole el cuarto de máquinas y los bajos al fontanero.

Rosenda Mochales, antaño empleada de una lavandería a la que Minervo Pellejero llevaba la ropa todas las semanas a lavar y planchar, supo también leer muy claro, sin necesidad de tarots y otras supercherías, donde estaba su futuro: en compañía de aquél joven larguirucho y desfargallado que trabajaba en las oficinas de la sociedad minera. Había venido de la capital, contratado de forma eventual cuando la corporación minera comenzó a hacer aguas por todas partes. Era ingeniero de minas, sin experiencia, pero con grandes esperanzas. La falta de mantenimiento en la explotación aurífera, la había llevado a un callejón sin salida. Tomó las riendas y poco a poco removieron millones de toneladas de tierra para intentar recupera la veta o vetas que hicieran rentable el negocio. De momento, la agonía seguía siendo la tónica diaria en las galerías y desmontes. Él, llevaba diez años en aquel agujero, ocho casado con la lavandera y sin esperanzas de salir del pozo. Solo la suerte podría mejorar la cotización de ambos, mina e ingeniero.

-Señora, le haré limpieza general de bajos; habré de meterle la sirga a  tope pues los desagües no tragan. La falta de mantenimiento es manifiesta.
A pesar de su descreimiento, a Edelmiro lo llamaron para el cursillo a los quince días. Le enviaron una notificación para que se personara en las oficinas del desempleo el lunes de la semana siguiente a las ocho de la mañana. ¡Qué ilusión! Por fin podría aprender algo que pudiera servirle para hacer trabajos ocasionales por su cuenta. Aprendió las herramientas y materiales empleados en el oficio, las roscas y sus diámetros, a soldar con el soplete y la candileja, en fin que fue como una esponja y absorbió todo y más de lo enseñado.

-Podría reparar también la salida de aires que la tengo atorada. Salen muy malos olores.
La señorita Mochales, una vez puesto el ojo en la diana del “ingenierillo” de la capital, puso todos sus encantos y buenas maneras para que éste, sin darse cuenta, poco a poco fuera enredándose en la madeja de sus hechizos. Se esmeraba en la limpieza y el planchado de la ropa, sonrisas de oreja a oreja; armas de mujer en suma puestas al servicio de un fin supremo: hacer creer al minero que la chica estaba hasta los huesos por él, gracias a su poder de seducción y encantos naturales.
-Como usted desee.
Trabajando tumbado boca arriba bajo el fregadero, la doña pudo apreciar la excelente calidad y cantidad de las herramientas del fontanero. Que menos se le podía exigir a un profesional que tener a punto y en orden de uso su instrumental laboral. La vida en común había sido lo suficiente amplia como conocer todos los secretos de su marido. Ahora, mentalmente, hacía una comparación entre la llave grifa que se adivinaba y el rotulador de su marido. No había color, se decía doña Rosenda y la cabeza comenzó a llenársele de cosas raras y extraños calores por todo el cuerpo. El verano que ya se acerca, se mintió.
-Por favor señora, ¿sería tan amable de abrir el grifo poco a poco?
Edelmiro era muy servicial y zalamero; perro viejo curtido en muchas guerras diarias libradas para asegurar el sustento y la libertad. Espalda curtida a veces a golpes de “sí señor” cuando no a golpes a secas. Los amos eran eso, los amos; dueños de todo como los antiguos señores feudales, derecho de pernada incluido. Si alguien osaba alzar la voz y no se humillaba ante ellos, estaba condenado a una muerte social, teniendo segura, a poco que insistiera, la muerte física.
-Sí, sí, voy, cuando usted me diga. (Uy, poco a poco, te lo abriría de golpe a ver si te ponías como una sopa y despertabas). ¿Está bien así?
Se había colocado prácticamente encima de Edelmiro y este solo tenía que elevar la vista para ver los desagües de la fregadera. Intuyendo que pudiera haber una fuga si la presión continuaba, le pidió a la señora que cerrara el grifo y se apartara pues aquello ya se había terminado. Una retirada a tiempo es una victoria pensó, no vayamos a enredarla.
-Vale gracias, puede cerrar el grifo. (Y las piernas, pensó azorado, tras ver a capela el horizonte).
Como buen profesional, y más que nada por quedar bien, preguntó si había alguna cosa más que pudiera arreglarle. Los desagües y fuga de gases quedaron limpios como una patena.
-¿Puedo hacer algo más por usted señora?
Había mucho por hacer. Se notaba que faltaba un mantenimiento en toda la instalación. Óxido, cal, incluso alguna telaraña tras la conchita jabonera.
-¿Podría limpiar esas junturas que tengo en la caldera?
Esta mujer ¿en qué matará su tiempo? Que descuidada está la casa. Y al marido, más le valiera tener estas galerías limpias y ocuparse menos de la mina. El día menos pensado le dará una sorpresa. Internamente, Edelmiro elucubraba divagaciones parecidas.
-Ya que está usted aquí, si no le importa ¿podría hacerme algún arreglo en el jardín?
Esta casa es una ruina. El jardín no era menos; descuidado, con la hierba crecida en demasía en unos lados, con calvas en otros y malas hierbas por doquier. Necesitaba algo más que un arreglo de circunstancias. Un buen riego manual de manguera generosa o como alternativa, un riego automático programado con aspersores plantados estratégicamente.
-Pero en este momento no es posible instalarlo. Habría de hacerle un presupuesto para su aprobación previa.
 Edelmiro se tomó muy en serio el cursillo. Como les dieron unas nociones sobre el manejo de Internet, enseguida creo una web a través de la cual contactaban clientes varios, precisados de necesidades varias que como buen profesional daba cumplida cuenta. Nunca quedaba clienta alguna descontenta. Como eran problemas domésticos, la mayoría de demandas las hacían amas de casa, algún hombre incluido. En los tiempos muertos, a través de la RED, mantenía contactos muy, pero que muy vivos. Un lince el bueno del fontanero manejando el soplete o la candileja. “Señora, calmo sus sofocos o temblores” era su lema; ahora se estaba especializando en la instalación, también, de aire acondicionado y bomba de calor.
-Discúlpeme si abuso de su bondad y conocimientos, ¿qué tal si incluye en el presupuesto una buena mano de pintura para la verja y las ventanas?
 Dejó a la señora Rosenda muy satisfecha. Además, como había posibilidad de negocio posterior, para no perderlo, no le cobró salida por rápido servicio como era habitual. Cuate, aquí hay tomate, se felicitó intimamente. (Verá esta doña como me manejo con la brocha, jajajajajaja)
-Sí me vuelve a necesitar, ya sabe donde estoy.
Ya pondría él de su parte cuanto fuera posible para hacerse imprescindible. La mejor propaganda era el boca a boca. El resto, se daría por añadidura.
-Sabes Catalina, te recomiendo a este fontanero si necesitas una buena limpieza en las cañerías. A mi me dejó, ¡ay hija!, como nuevos los desagües.

jueves, 12 de abril de 2012

L'EBRE



EBRO
Aún recuerdo cuando me bañaba y con la mano tentaba a los pececillos que debían nadar en derredor mío. Y Luis, mi primo, me echaba una gran bronca porque en mi inconsciencia podía haber caído en alguno de los remolinos que tu cauce ocultaba.
Te he visto anegando, impetuoso y embravecido, la ribera derecha frente a Juslibol, cuando con temor hacíamos cábalas sobre si en el Actur acabaríamos en canoa igual que en años pretéritos ocurrió. He visto tu cauce con un hilillo de agua al llegar a Caspe.
Te veo con alegría cuando al dar vista a Benifallet siempre exclamo: l’Ebre. Allí ya bajas reposado, tranquilo, te han cortado las alas; y un poco gallego: no se sabe si vas o vienes, tanta es tu calma. Y el azud de Xerta donde a la chita callando preparan tu marcha a otras tierras sobre las cuales tu no elegiste discurrir.
Veo tu unión con el mar y contemplo con enorme tristeza el faro que señala hasta donde habías llevado la isla de Buda, en el Delta, hace más de 60 años. Hoy queda en alta mar para vergüenza de quienes carecen de ella. Pero  no te dejes matar, no te rindas y de vez en cuando demuéstrales quien eres, llévate por delante cuanto haga falta e impide que liquiden el Delta que creaste a lo largo de miles de años.

Publicado en heraldo.es el 16.04.2012

miércoles, 11 de abril de 2012

Pensamientos

Si la felicidad existe, debe ser algo parecido a esto.

Esta tarde sentado en mi tombona, primero en el jardín y después en la entrada de casa buscando el sol, me he sentido por un momento tan en paz, sin preocupaciones ni deseos o anhelos incumplidos, quimeras incluidas, que he tenido ese pensamiento y que era algo que no sabría explicar, solo sentir.

Aunque todas las rosas tienen espinas, bien merece la pena algún pinchazo de vez en cuando para poder gozar de su belleza y aroma.

Los tulipanes que planté, ya florecen, el naranjo este a rebosar de azahar compaginado con las últimas naranjas que pasan del árbol a la mesa en segundos. La primavera hace despertar a todo el jardín, ¿qué más puedo pedir?. Disfrutemos lo que tenemos y no añoremos las carencias.

domingo, 8 de abril de 2012

REFLEXIÓN

En tanto escribo esta entrada, veo y escucho por TV la misa que en la Plaza de san Pedro celebra el Papa. He de reconocer que el canto de los coros me retrotrae a mi infancia y juventud y sigo casi al pie de la letra cuanto cantan; pero esa nostalgia no logra borrar la incertidumbre actual ni tampoco la certeza de cuanto a diario algunos, muchos, seguidores de ese Cristo crucificado y resucitado llevan a cabo.

El desengaño de aquellas vivencias y enseñanzas se ve reforzado por los actos miserables que la jerarquía eclesial cotidianamente lleva a cabo con quienes no siguen a pie juntillas sus indicaciones que no enseñanzas. Incluso con aquellos miembros de su congregación que, abiertamente, disienten de sus actuaciones y discursos.

Hoy, cuando los horizontes de percepción del ser humano van mucho más allá de lo que Galileo Galilei pudo soñar, es necesario tener mucho más que fe para asumir que todo un Dios, creador del Universo, de millones de estrellas, soles y planetas y por ende susceptible de estar poblado por infinitas civilizaciones de seres vivos, envió aquí, a este miserable planeta lleno de miserables seres humanos, a un Hijo suyo para ¿salvarnos? de un presunto delito del cual, en todo caso, generaciones enteras hemos sido inocentes desde que fue perpetrado.

Asumiendo que  Cristo hombre existió, los musulmanes lo reconocen como un profeta, y aún haciendo esfuerzo e incluso con dolor, es dificil creer que pudiera ser Hijo de ese Dios creador, cuya falta de piedad le condenó a ser asesinado en la cruz precisamente por quienes se decían ser sacerdotes a su servicio. Paradoja inexplicable, diáfana como la luz del sol, si analizamos la situación a la que se veían abocados con las nuevas enseñanzas del Rabí de Galilea. Nunca nos han dicho que Cristo fue asesinado, sino que murió en la cruz para salvarnos. Para salvarse ellos; lo mismo que ahora y a lo largo de los siglos han hecho estos con todos los disidentes.

Comoquiera que mi momento no está atravesando una época precisamente de esperanza, solidario con su persona y ya me gustaría con sus enseñanzas, ruego le conceda, a pesar de mi descreimiento, paz a mi espíritu.

Pater noster qui est in caelis.....

sábado, 7 de abril de 2012

La lavadora

¡Con nuestro mecánico de confianza! Después de escuchar el jueves el relato del accidente, a Chimo le dió que pensar.  Intentando poner en marcha la lavadora solo escuchaba unos gruñidos extraños. No resistiría que una negligencia del servicio lo dejara sin, sabido es que cada vez eran más incompetentes debido a los recortes; además le cobrarían salida por la urgencia. Por eso tomó una drástica decisión: Bueno, vale, el lunes nos casamos.