Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

viernes, 13 de julio de 2012

Miserables

Señor Presidente del Congreso:

Quiero dejar constancia de mi más profundo rechazo e indignación hasta la náusea, originado por la actitud de los diputados tras anunciar el presidente del gobierno los tremendos recortes que van a recaer sobre la población española. Por supuesto la casta más pudiente, son intocables con lo que se demuestra lo descastados que son quienes promueven esas medidas.

Los aplausos a rabiar que le dedicaron al mencionado presidente, solo pueden enmarcarse en una actitud miserable e indigna de quienes precisamente comen de nuestros impuestos. Me recuerdan al populacho romano cuando en el circo pedían más sangre inocente.

Más sangrante, indecente, deshonesta y con adjetivos mucho más duros me merecen la actitud de diputados como el sr. Montoro que sin ser el único, sí es quien más razones tiene para estar con la boca callada e irse a su casa. Estafar y robar a quienes se están sacrificando con impuestos y descuentos de salarios, no tiene nombre. Cobrar 2000 € extras por hacer creer ¿a quién? que es diputado por Lugo cuando tiene casa en Madrid, es de juzgado de guardia. Solo la connivencia y el cambalache del resto de partidos, cómplices del latrocinio, hace posible esa ignominia.

Sin duda se muestran orgullosos de dejar a personas inválidas a merced de sus parientes o de la caridad -pública no, que esta ya no atiende más que a negocios particulares-. Solo les deseo a todos ustedes que acaben de la misma forma, aunque ya se habrán procurado buen futuro, a nuestra costa, para tal contingencia.

Todos ustedes merecen mi más absoluto desprecio.

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