Como era de rigor, hice la visita al cementerio del pueblo a cumplir con la tradición
inherente al día de Todos los Santos. Siempre se curiosea porque siempre hay
algo que te llama la atención a pesar del más que previsible repelús originado
por ese tipo de visitas en el personal, y al que yo, no soy ajeno. Hubo dos
esquelas (o como les llamen) que me llamaron la atención: la que reproduzco
aquí y otra que me puso un nudo en la garganta, no se muy bien porqué, mas no
lo pude evitar. La primera de ellas, rezuma un inmenso amor de quien tuvo la
osadía de escribirla hacia la persona que siendo éste niño, -(así nos lo aclaró
quien dijo ser sobrina del finado, y que mostró su rechazo, debiendo al menos
expresar su respeto)- su abuelo se la enseñó. Obra por delegación del ausente o
iniciativa del nieto, a mí me llamó poderosamente la atención hasta el punto de
fotografiarla con el fin de incluirla en un post de mi blog.

A la otra, sin duda también cargada
con un profundo dolor, aún sigo sin hallarle explicación. Algo así como: “…aun
nos quedan muchas horas de amor……” “Tu
esposa e hijas”. Creo fue esto último lo que en mi ánimo generó aquel nudo en
la garganta.
PD.- El finado, perteneció a una familia cuyo apodo es "los ratones" y que además cojeaba. Mi mayor respeto para quienes nos han precedido en este valle de lágrimas (aunque no igual para todos ).