Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

sábado, 31 de marzo de 2012

AKELARRE

En el monte Nevao, comandadas por las brujas Avería y Piruja,  se habían citado las magas de la comarca para celebrar su asamblea y aprobar los nuevos estatutos. También pretendían examinar  a las aspirantes a formar parte de la hermandad. Entre los puntos a tratar había uno que estaba levantando mucha polvareda y controversia en el colectivo. Las había recalcitrantes y opuestas a cualquier novedad en tanto las que abogaban por una liberalización, esgrimían a favor de su postura precisamente eso: la excesiva polvadera levantada por las vetustas escobas, por muy ancestrales que fueran tanto sus orígenes como su uso. Para cargar de razones a las primeras, alguna de las novatas acudió montada sobre su aspiradora con propulsión a chorro, con lo que aquello tenía visos de acabar a escobazo limpio. “A que l’arreo”, (*) amenazó la más aguerrida a una de las nuevas ”pijas”. Cuando más enconadas estaban resultando la discusión y la disputa, y a resultas de la prohibición de encender fuego en el monte decretada por el gobierno autónomo, apareció un helicóptero que sobrevolando el campamento, vació sobre la fogata su carga hidráulica apagando el ardor, enfriando los ánimos y dejando a las meigas hechas una sopa y a sus escobas y aspiradoras fuera de juego; algunas, hubieron de regresar andando. (*) Origen de la palabra aquelarre.