Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

lunes, 7 de mayo de 2012

Mi grito


Puede que no alcance los decibelios necesarios para poder ser escuchado. Inclusive que no sea tan patético o pavoroso como el del archimillonario. Pero de lo que no me cabe ninguna duda es de que aún siendo silencioso, encierra unos sentimientos que este personaje de ficción jamás podrá tener. Y una fuerza que los tímpanos horrorizados del individuo presente en el dibujo, rogarían  volver a dejar de escuchar agradecidos. Mi silencio debería resonar en lugares lejanos y dispares. Incluso debería escucharlo yo mismo. Pero no se pueden pedir peras al olmo, con cobijarse bajo su sombra ya es bastante.