Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Daños colaterales

Fruto de la "excursión" a san Fermín, mi buga sufrió daños colaterales, de los cuales soy y me siento único culpable. Por segunda vez y en la misma puerta, rasqué la pintura al rozar la columna de un aparcamiento. No puedo creer que eso me siga pasando a mí, que si peco de algo es de ser melindroso en el cuidado de "Fenómeno". La otra gracia fue que por un cristal entraba aire. El cabrón del elevalunas se presume roto; en cuanto pude parar a la salida de un pagament de la autopista, comprobé se había bajado a la mitad y lo subí con la mano. Su puta madre, ya cambié este pasado verano otro y me costó más de 400 €. Acabo de escribirle una carta de queja al Presidente de GM España en Figueruelas por la pésima calidad, y la máxima caridad, de los materiales.