Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

sábado, 19 de mayo de 2012

Tiempo de soledad

Y de falta de estímulos.
Me siento huero de impulsos
que en otro tiempo me asaltaban
rabiosos.
La nada preside mis horas
vacías de pasiones,
la escarcha reside en mis sienes
ausentes los motivos por los cuales
florecieron
capullos rosados vorazmente explotados
labios palpitantes libando sus fuentes.
Ni lírica ni pírrica
así está mi peana, maltratada,
ahíta o hambrienta, qué más da
si el final al final, allí estará.