Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

jueves, 15 de noviembre de 2012

PIQUETES (VIOLENTOS) POLICIALES

Quienes hundimos nuestros orígenes en la primera mitad del pasado siglo, peinamos canas (nos quedan pocas) decían antes, recordamos a la perfección la represión ejercida por la policía, los grises, en sus mejores tiempos. Hoy en día, solo es necesario asomarse a cualquier ventana tonta no manipulada para verificar la vuelta en todo su esplendor de los herederos de aquellos "delincuentes uniformados", como los definió hace poco un agredido barcelonés del 15M. En aquellos años, los integrantes de "las fuerzas de seguridad" procedían de los escalafones más bajos de la sociedad que trataban de huir de su estatus social, cuando no del hambre. Hoy ocurre lo mismo. Amparado por una gorra de plato, cualquier español se cree ungido por una autoridad incuestionable y suprema; éstos , además, portaban porra y pistola para ejecutar sus desmanes. Nada ha cambiado, lo estamos viendo día a día; son felices, se encuentran en su salsa repartiendo violencia a diestro y siniestro de forma indiscriminada. Se escudan en su uniforme y en el anonimato de forma cobarde, protegidos y espoleados por sus superiores,  para sacar fuera de sí lo más primitivo de su ser. Se incrustan entre las legítimas protestas para armar camorra y reventar los actos de reivindicación. Son como jaurías esperando el toque a carga para, escondidos tras sus gafas de macarra de discoteca, masacrar a cualquiera que se les ponga por delante. Les trae sin cuidado el dolor ajeno como nos están mostrando día a día sus actuaciones. Quienes les mandan, también son los herederos de aquellos otros que al grito  de "la calle es mía", tiñeron de sangre y dolor a muchas familias obreras españolas. Y es que a las víboras hay que cortarles la cabeza; quienes se compadecen de ellas y las arropan al calor de su pecho, acaban por ser víctimas de sus mordeduras, de su veneno. El odio acumulado por unos y otros durante el 15M, cuando no les permitieron reprimir las movilizaciones, hacen que la brutalidad y la violencia sean las máximas que les impulsan en este nuevo periplo, cada vez más dictatorial y antidemocrático.
 
 Una mujer rueda por las escaleras del metro empujada por las "fuerzas del orden"
 
Esta ciudadana ha perdido el ojo por un impacto de bala de goma en Barcelona
Fuente: eldiario.es
 







Fotos, fuente: elpais.com

El paso de los años no ha conseguido mejorar ni a ellos sus actuaciones ni a los ciudadanos el concepto que de ellos teníamos.