Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

miércoles, 1 de mayo de 2013

FUGAS O BLOQUEOS

Estaba fregando unos platos y al regular la salida del agua del grifo, mi mente, que es incontrolable y muy pervertida, no ha podido eludir la comparación  entre la similitud del grifo, nuevo y sin holguras ni desgastes, con el aparato gestor y de otros menesteres de los hombres; por ejemplo, el mío. Al principio, cuando está nuevo y carece de uso continuado (es un hablar por no callar), al menor toque se dispara no necesitando ni siquiera eso, el toque. Cuando ya está muy maleado y debido a las veces que ha sido accionado, el grifo, agarra holguras, pierde agua por todas partes, resulta igualmente difícil su manejo y regulación,.... como el mío. Y es que los años, no pasan en balde; a veces, hay que colocarles una bayeta para controlar sus pérdidas. Pero el mío, no tiene sustitución, al contrario del de la fregadera.