Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

miércoles, 28 de agosto de 2013

LAS CALANDRIAS


  Volverán las alegres muchachadas

A tu balcón sus rondas a cantar,

y, otra vez, con ritmos apacibles

      sus notas sonarán;

pero aquéllas que los vientos tremolaban          

de temor ante el frente que avanzaba

aquéllas que olvidaron sus deberes...

      ésas... ¡no sonarán!

   Volverán las malditas trepadoras

de tu edén las tapias a ocultar,              

y otra vez cada día, más frondosas,

      sus brotes cubrirán;

pero aquéllas, marchitas por el hielo,

cuyos tallos mirábamos doblar

y caer, como lágrimas sin vida...                

      ésas... ¡no tornarán!

  Volverán del amor en tus oídos

las mentiras ardientes a sonar;

tu corazón, de su profundo coma

      tal vez despertará;                       

pero mudo y absorto y de rodillas,

como se adora a Dios ante su altar,

como yo te he querido..., desengáñate:

      ¡así no te querrán!