Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

domingo, 17 de noviembre de 2013

PLAGIADORES Y APROVECHA2

Escucho la canción "Anduriña" de Juan y Junior mientras escribo este post. Mejor dicho, es la canción la que me mueve a escribir la entrada. (Esta canción me recuerda años que jamás retornarán, en los cuales yo la cantaba con mis correligionarios).

Y todo ello por un motivo: Este individuo llamado Juan Pardo, recibió de un por aquel entonces compañero mío llamado Juan Francisco Bueno Oloriz, la letra de una canción que él convirtió en éxito; aunque no la recuerde, doy fe que fue así. Pues bien, este muchacho tenía la cabeza llena de música y la enviaba a los famosetes con la intención de que se acordaran de su persona cuando se lucraran con ella. Vano intento, a pesar de escribirle recordándole el envío, nunca obtuvo contestación. Y es que este mísero mundo es así: los trepas y quienes creen hallarse en la cumbre, solo piensan en si mismos y cuando lo hacen en los demás, es para exprimirlos y aprovecharse de ellos y después si te he visto no me acuerdo. Esto es algo parecido a lo que sospecho puede ocurrir -de hecho así ocurrió con Planeta y el nobel gallego- con los escritos que mandamos a los concursos literarios e incluso con lo que escribimos en internet. Lo más probable, seguro del todo, es que carezcan de interés, pero ¿estamos seguros de que en manos de algún avispado no sea la chispa que encienda la mecha de una historia que desarrollada con más o menos maestría pueda dar lugar a algo entretenido e incluso rentable?

Del mismo modo que el mundo sería completamente diferente de haber sido otros los gobernantes -no sé si mejor o peor- estoy convencido de que se han perdido grandes mentes humanas por falta de medios y oportunidades para demostrar que lo eran. Los mejores no son siempre los que más descollan; en muchas actividades de la vida, esos suelen ser los más oportunistas, deshonestos y carentes de escrúpulos. Solo hay que echar un vistazo a los políticos y a los banqueros, aunque a estos también habría que aplicarles otro apelativo: los más ladrones.

Y los científicos e investigadores, al menos en España, no se encuentran hoy en su mejor momento.

Y sí, soy un pirata y a mucha honra, esa canción me la descargué en el siglo pasado cuando la ley Wert/Sinde no se había gestado y yo tenía ínfulas de navegante corsario. Es lo menos que podía hacer para vengar a mi compañero. Ahora, el tsunami lo ha arrasado todo.

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