Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Y TODO PASA

Ayer, por fin, sucedió lo casi inevitable. Visité el quirófano para reparar la pared abdominal, una hernia inguinal. Del mismo modo que a nadie le amarga un dulce, me figuro que un episodio de estos tampoco le servirá de placer o edulcorante. Máxime cuando tienes que esperar meses y meses entre pitos y flautas hasta el desenlace final; acabando desesperado entre la demora y la incertidumbre de la llamada.

Tuve suerte y entré el primero, -la tardanza allí me hubiera puesto histérico-, salí una hora más tarde de la mesa de operaciones. Me habían dicho que la anestesia sería epidural, pero una vez tumbado me aplicaron la total. Mano de santo, no me enteré de ná, estaba soñando y me llamaron por mi nombre. Ya hemos terminado.
 
Más tarde, que pequeño resulta a veces el mundo, cuando vinieron los enfermeros a fijar los tubos del gotero, la cinta no pegaba en los pelos. "Esto no vale para nada, parece de los chinos" Lo cual me dio pie a comentar al paciente que tenía a mi derecha la entrada que en su blog había realizado una persona a la que conozco y sigo, referente a los géneros que venden los chinos. Es un dibujante excelente, le comenté, y cuando la vi no pude por menos que soltar una carcajada. La persona, llevada por, estimo, deformación profesional, comenzó a hacerme preguntas. Habíamos pertenecido los dos a la misma empresa, conocía al dibujante pues dijo hacía un par de días le había enviado la citada entrada, tenía los libros de los Mayos, de Ontinyent y los Amantes..... Casi averiguó de que color llevaba los calzoncillos aunque en ese momento íbamos todos con las pelotas al aire.

Él me dijo cual había sido su labor pero el nombre si no se lo pregunto, no me lo dice. No le debieron enseñar que antes de preguntarle a una persona su nombre le dice el suyo primero para evitar sus recelos. Poco a poco lo situé; no habíamos tenido una relación directa pero de vista, de sobra. Para los nombres, cada vez estoy más negao; solo "algunos" no se me olvidan. También me explicó su relación con el autor del dibujo y que ambos provenían de la Ford. De lo mal que le había sentado al tío Cartagena le dieran boleta..... En fin, hablamos de personas conocidas y sin conocer; de Nª Sr.ª de GM y algunos que se habían acostado con ella, entre ellos el actual capitoste; de falsos bulos de muerte de algunos conocidos comunes -que hace falta ser cabrón para propagarlos- y al final mi hija nos hizo una foto en el sillón doliente cercana ya la hora de salir del hospital.

Como esto es demasiado largo para hacer un comentario en tu blog, Javier,  de común acuerdo quedamos en que por medio de esta entrada te daríamos conocimiento de nuestro encuentro si tienes a bien pasarte por aquí y leerlo. No hace falta decirte quien es esa persona, en cuanto lo veas le pondrás nombre. Díaz de RR.LL.