No publicaré ahora la reseña de la nochevieja del año pasado aunque me hubiera valido. Eso sí, corregido y aumentado el efecto negativo que el tiempo ha acumulado sobre mi existencia. El futuro se presenta lleno de dificultades. Tenía planificado y pagado un viaje a Mallorca, con el IMSERSO, y ayer envié la petición de cancelación pues quien mal anda, mal acaba. No puedo correr el riesgo de quedarme sin viaje y sin dineros, eso sería ser un gilipollas, aunque no tengo nada claro que no lo sea aunque recupere los dineros. Más vale honra sin barcos que barcos sin honra, pero mejor sería tener las dos cosas. ¿O quizá ambas cosas podían irse a cascala?
Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.
miércoles, 31 de diciembre de 2014
QUIEN MAL ANDA, MAL ACABA
No publicaré ahora la reseña de la nochevieja del año pasado aunque me hubiera valido. Eso sí, corregido y aumentado el efecto negativo que el tiempo ha acumulado sobre mi existencia. El futuro se presenta lleno de dificultades. Tenía planificado y pagado un viaje a Mallorca, con el IMSERSO, y ayer envié la petición de cancelación pues quien mal anda, mal acaba. No puedo correr el riesgo de quedarme sin viaje y sin dineros, eso sería ser un gilipollas, aunque no tengo nada claro que no lo sea aunque recupere los dineros. Más vale honra sin barcos que barcos sin honra, pero mejor sería tener las dos cosas. ¿O quizá ambas cosas podían irse a cascala?
martes, 30 de diciembre de 2014
domingo, 28 de diciembre de 2014
BUMERÁN
Se va en busca del guardia que querían burlar dejando la
sala de disección. Un ayudante forense coge al “muerto” y lo guarda en un frigo.
El segurata creyendo que es su socio, espera un momento y antes de que pueda
reaccionar, está encerrado en la nevera. Comienza a chillar y el “forense” huye
aterrado dejando dentro al “fiambre”…
sábado, 27 de diciembre de 2014
miércoles, 24 de diciembre de 2014
martes, 23 de diciembre de 2014
PAVO RELLENO ¡¡VAYA CENA!!
Hola Juan, como te decía, hacer el pavo/pollo puede ser laborioso pero
contarlo no es más fácil.
Si ya tienes el pavo deshuesado, quítale de la pechugas, en filetes, para
poder poner esa carne en los lugares en que solo tenga piel. Como verás en la
foto, yo lo deshuesaba por atrás pero si esta abierto por delante, vale lo
mismo.
Pon cuatro huevos a cocer, 12 o 15 minutos sobran. También necesitarías una
lata pequeña de pimiento rojo para dar vista al asado en el corte El jamón, la
panceta, las trufas,ciruelas pasas, olivas rellenas
La carne del relleno la echas en un barreño o fuente que te permita masarla
sin problemas. Pon sal, (y al pavo por dentro antes de rellenar) si lo pruebas
aunque este cruda no te pasará nada, es mejor que te quede soso. Ponle tres o
cuatro huevos crudos (quizá dos, tú verás); pimienta con moderación, no te pases
salvo que te guste así; la miga de pan mojada en leche (no vayas a poner más
miga que carne); como una copa de coñá (depende del tamaño, no lo emborraches);
si te gusta el ajo, picado en el mortero pero muy poco, medio diente; perejil,
lo mismo. Las especias en general, salvo que te gusten, yo no pondría más porque
pueden matarte el sabor; si no se notan, no se echan de menos pero si se gustan,
pueden echarte el guiso a perder. MÁSALO todo bien con la mano y déjalo reposar
un tiempo (media hora o más). Si pones piñones, agrégalos a la masa. Y el caldo
de las trufas vacíalo aquí también.
Ya tienes el pavo abierto listo para rellenar. Tapa con carne de la
pechugas alguna parte que se vea solo piel y a continuación unos filetes de
panceta. Ve poniendo la carne picada previamente preparada . Una capa de carne y
los huevos cocidos, jamón, las ciruelas pasas, el pimiento rojo, olivas
rellenas, trufas, colocados de forma “artística” entre capa y capa de relleno.
Que no se te amontonen. Al final, termina de colocar los filetes de pechuga que
te queden y acaba con filetes de panceta. Cóselo y átalo con las cuerdas como
verás en las fotos.
En la bandeja que lo vayas a asar, coloca las verduras previamente cortadas
y espolvorea un poco de sal por encima. Cebolla, zanahoria y tomate. Aquí puedes
ponerle dos o tres dientes de ajo sin pelar, una hoja de laurel y algo de
tomillo, aunque no te lo recomiendo. Si tienes manteca de cerdo, unta un poco la
bandeja y el pavo también. Pon la verdura y encima el pavo. Calienta el horno al
máximo –arriba y abajo, cuida el grill- y cuando esté listo metes el bicho y
dejas el horno a 180º aproximadamente. Una vez que veas que la verdura ya
comienza a notar el calor, añádele ¿medio? (tú verás), vaso de agua. Ve dando
vueltas al pavo impidiendo que se te dore demasiado por una parte En hora y
media –quizá menos- debería estar más que suficiente hecho. A medio asar, échale
por encima al pavo un buen chorro de vino blanco que servirá para que las
verduras no se queden secas; no dejes que se quemen, si es necesario añádeles un
poco de agua. Al pinchar con una aguja o un palillo verás si ya está hecho. No
lo hagas demasiado para que no quede reseco, pero tampoco crudo. Como toque
final, al momento de dorar definitivamente, una chorrada de coña al pavo por
ambas partes.
Una vez consumada la fechoría, apartas el pavo y en la bandeja – depende de
si te ha quedado caldo o no, si esta seco le pones un poco de agua- pones unos
polvos de harina o maicena para ligar la salsa. Quita los ajos. Una vez hierva,
lo pasas por el chino, pasapurés o colador, lo que tengas Y ese caldo, salsa,
será la que sirva para echar una cucharada en el plato al servir.
Espero que el experimento funcione. Al próximo, de carrerilla. ¡¡Qué
aproveche!!
sábado, 20 de diciembre de 2014
NO, A LA LEY MORDAZA
¡Abajo la Ley Mordaza!
Se pretende la reforma
del derecho de expresión
que está en la Constitución,
y a luchar contra esa norma,
que a la libertad ahorma
y en el fascismo se basa,
se dirigen a las plazas,
alamedas y distritos
mucha gente con el grito:
¡Abajo la Ley Mordaza!
Spinela | @laespinela
del derecho de expresión
que está en la Constitución,
y a luchar contra esa norma,
que a la libertad ahorma
y en el fascismo se basa,
se dirigen a las plazas,
alamedas y distritos
mucha gente con el grito:
¡Abajo la Ley Mordaza!
Spinela | @laespinela
viernes, 19 de diciembre de 2014
sábado, 13 de diciembre de 2014
CONCURSO DE MICRORRELATOS
Estoy pensando en la posibilidad de convocar por mi cuenta un concurso de microrrelatos con un pequeño premio al ganador. No sé como hacerlo pero cuando una cosa se me mete en la mollera, al final sale adelante. Lo pensaré más detenidamente.
Por cierto, hoy es santa Lucía. Que me conserve la vista
viernes, 12 de diciembre de 2014
jueves, 11 de diciembre de 2014
miércoles, 10 de diciembre de 2014
UNI2 WE PERRO
Un rencor muy sincero
La derecha y sus palmeros
saliendo de sus garitos
sacan los sucios trapitos
de Pablo en los mentideros
con un rencor muy sincero,
mas viendo meter el remo
a esta pandilla de memos
se saca de corolario
que tal vez son partidarios
del ascenso de Podemos.
Spinela | @laespinela
saliendo de sus garitos
sacan los sucios trapitos
de Pablo en los mentideros
con un rencor muy sincero,
mas viendo meter el remo
a esta pandilla de memos
se saca de corolario
que tal vez son partidarios
del ascenso de Podemos.
Spinela | @laespinela
martes, 9 de diciembre de 2014
ALELUYA PARA HOY
Si un hombre te dice que pareces un camello, no le hagas caso; si te lo dicen dos, mírate a un espejo
lunes, 8 de diciembre de 2014
viernes, 5 de diciembre de 2014
miércoles, 3 de diciembre de 2014
martes, 2 de diciembre de 2014
sábado, 29 de noviembre de 2014
CAMPAÑA DE RECOGIDA DE ALIMENTOS
Una muestra más de la desvergüenza y la cobardía de la clase política y económica. Y de la ciudadanía también. En Cataluña, en lugar de recriminarles a los políticos su despilfarro y latrocinios para con los ciudadanos, se dedican a hacerles el juego y el caldo gordo con el envenenamiento de la independencia. Se han dejado manejar. Deberían haberles exigido consulta, sí, pero después que arregléis el hambre, el paro y la desnutrición de los infantes. Y hoy, cuando una cuadrilla de ladrones y cobardes van a Barcelona a cacarear lo bien que lo hacen y lo contentos que están, deberían arrojarlos al mar, mas que nada, porque luego los huevos los ponen en otro lugar, mayormente en Suiza. ¿Y en el resto de España? Tampoco tenemos vergüenza pues en lugar de hacer una limpia general, donamos alimentos, una actitud muy loable, escondiendo nuestra cobardía bajo el paraguas de la solidaridad.
jueves, 20 de noviembre de 2014
CAYETANA, VIVIÓ COMO LE DIÓ LA GANA
Cayetana extinta
Bailó con Enrique el Cojo,
vivió el pecado y la carne
al modo de la Ava Gardner,
casó con un "cura rojo",
fue mirada de reojo
por El Pardo y la Pagoda,
y en la España visigoda,
cuando la triste ciudad
carecía de libertad,
ella dispuso de toda
(que hasta en eso eran distintos
aquellos nobles, ya extintos).
Spinela | @laespinela
vivió el pecado y la carne
al modo de la Ava Gardner,
casó con un "cura rojo",
fue mirada de reojo
por El Pardo y la Pagoda,
y en la España visigoda,
cuando la triste ciudad
carecía de libertad,
ella dispuso de toda
(que hasta en eso eran distintos
aquellos nobles, ya extintos).
Spinela | @laespinela
miércoles, 12 de noviembre de 2014
UN MARIDO....
Un marido va a la comisaría
a denunciar la desaparición de su esposa.
Marido.
- He perdido a mi esposa, se fué de compras y aún no ha regresado.
Inspector.
- ¿Cual es su estatura?
- Nunca la medí.
- ¿Gorda o delgada?
- Delgada no, mas bien gordita.
- ¿Color de ojos?
- Nunca me fijé.
- ¿Color del pelo?
- Cambia según la estación.
- ¿Como iba vestida?
- No estoy seguro de si llevaba un vestido o un traje.
- ¿Iba conduciendo?
- Si
- ¿Puede decirme la marca, el modelo y el color del coche?
- Un Audi 8 negro con motor V.6, 3.0 turboalimentado con 338 Cv. de potencia, equipado con cambio automatico Tiptronic con opción manual, equipado con luces Led frontales con diodos luminosos para todas las funciones y con un pequeño rasguño en la puerta delantera izquierda....
(...y a continuación, el marido, se echó a llorar)
- NO SE PREOCUPE SEÑOR,... ENCONTRAREMOS SU COCHE.
Marido.
- He perdido a mi esposa, se fué de compras y aún no ha regresado.
Inspector.
- ¿Cual es su estatura?
- Nunca la medí.
- ¿Gorda o delgada?
- Delgada no, mas bien gordita.
- ¿Color de ojos?
- Nunca me fijé.
- ¿Color del pelo?
- Cambia según la estación.
- ¿Como iba vestida?
- No estoy seguro de si llevaba un vestido o un traje.
- ¿Iba conduciendo?
- Si
- ¿Puede decirme la marca, el modelo y el color del coche?
- Un Audi 8 negro con motor V.6, 3.0 turboalimentado con 338 Cv. de potencia, equipado con cambio automatico Tiptronic con opción manual, equipado con luces Led frontales con diodos luminosos para todas las funciones y con un pequeño rasguño en la puerta delantera izquierda....
(...y a continuación, el marido, se echó a llorar)
- NO SE PREOCUPE SEÑOR,... ENCONTRAREMOS SU COCHE.
ALELUYA PARA HOY
Adivinanza: es como un pozo de petróleo. Recién abierto, se derrama y fluye con fuerza y cantidad cada vez que es requerido. En su apogeo, hay que regularlo para extraer el líquido y calmarlo. Al final, está tan crudo y profundo o es tan difícil hacerle fluir, que es mejor dejarlo estar y olvidarse del bombeo.
martes, 11 de noviembre de 2014
NUEVO CORSA
Según publica Heraldo de Aragón, hoy ha salido de línea para la venta, el nuevo modelo de OPEL CORSA. No dejo de sentir alegría por los trabajadores y también una cierta nostalgia tras mi paso por la planta de Figueruelas. Ya no conozco ni a los falangistas.
VEINTE DUROS...... II
Ojeando al Romero de Torres dividido, miró apática a aquel
petimetre decrépito que hacía treinta años se lo había ofrecido. Hoy ya no
sirven pa’ná, ni uno ni otro. Y meditó en silencio sobre su historia. La
Bizcocha no quería ceder a su pupila, era un excelente reclamo para la
marinería –que se conformaba con saborear en su fantasía a aquella belleza de
ojos tristes que se consumía en el local- y sobre todo para los hombres con
posibles que frecuentaban el establecimiento.
Como la inmensa mayoría de las mujeres dedicadas al meretricio,
procedía de raíces humildes más bien míseras, aunque la naturaleza, como para
disculparse, la había dotado de una figura y ojos color violeta que a los
hombres encandilaba. Más de un marinero había caído casualmente por la borda en
alta mar. No eran pocos los que hubieran puesto a sus pies cuanto poseían con
tal de gozar de su favor. Y el indiano era uno de ellos. Llegado de La Habana
para hacer negocios con el café de sus plantaciones en la península, quedó
atónito de la cantidad de salones de café y de la gran actividad social que en
ellos se desarrollaba. Café de las Cadenas, Café de Apolo, Café de La Lonja,
Café y billares Levante… Cádiz sin duda tenía un gran futuro como puerto de
arribada de ultramar.-Mire usté, yo no le doy la custodia de la Dolores ni por to’el oro del mundo.
-¿Y por 50 monedas de oro tampoco?
-Además ella debería aceptar, porque ésta,
si argo no le cuadra, es capá de to pa’impedilo.
-Llámela y pregúntele.
-Lolita hija, ven pacá. Que dice este señor
que si te quieres ir con él pa’La Habana.
-¿Y qué me s’ ha perdio a mi allí?
-Allí tendrías un futuro esperanzador, no
habrías de alternar con nadie pues dependerías de mí y además si quieres cantar
tendrás todas las posibilidades que mi posición puede brindarte.
-¿Y qué parné me va a pagá su excelencia?
Porque si quiere que el ciego cante, la paga por delante.
-Ese no será inconveniente, vivirás en mi
casa pues soy soltero y tengo un montón de criados. Además, si lo deseas,
podrás volver conmigo en alguno de mis viajes.
-¿Y cuándo vuelve usté a La Habana?
-Mañana mismo. En el velero goleta La
Intrépida tengo reservados dos pasajes por si decides acompañarme.
En un rápido resumen mental, la Dolores repasa su vida
actual, centrada en aquel café del que apenas sale y las posibilidades que el
Nuevo Mundo pudiera ofrecerle. Siempre podría volver si aquel sitio no le
gustaba. Había algunos hombres que la atosigaban sin cesar requiriéndole sus
amores pero ninguno buscaba involucrarse más allá de media hora o a lo sumo una
noche. Los poca ropa, poco podían ofrecerle pues no tenían ni donde caerse
muertos y los del sombrero de copa, a veces no tenían más que fanfarria sin
fondos; los otros, los señoritos, mejor no dejar que se acercaran, aquellos
querían todo gratis. Y además, deseaba alejarse de los demonios que no la
dejaban vivir.-Vale acepto si la doña consiente.
-Si hija sí. Espero que te vaya bien. El
oro prometido, aunque distaba mucho de ser “to el oro del mundo”, le producía
un cosquilleo de placer que la invadía hasta las entrañas.
-Entonces de acuerdo, toma dinero para que te
compres ropa y mañana te espero a las nueve en el café de la Lonja para
embarcar. A las doce zarpamos rumbo a Cuba.
Y así desapareció la Lirio de Cádiz. Muchos serían los que
por ella preguntaran en los días y meses sucesivos aunque nadie hallaba
contestación. La Bizcocha respondía con evasivas para no tener que explicar que
en realidad la había “vendido” por cincuenta monedas de oro. “Mejó pagá que
Cristo, ea.. Bien pagá, fuiste muhé”. A la postre, la copla haría el resto y la
convertiría en un mito.Los primeros tiempos en La Habana fueron angustiosos por el clima. Poco a poco se adaptó e incluso llegó a ser feliz; practicó con la copla y el danzón, tuvo ocasión de actuar en varios café-cantante llegando a trabajar con la Orquesta Cervantes en alguna velada. Pero la maldita guerra lo echó todo a perder, acabó con todo.
El indiano, que se llamaba Agustí Vila i Martí fue su padre, pero de poco le sirvió, apenas lo recordaba. La revolución del 98 se llevó por delante plantación, hacienda y lo que fue peor, su vida. Su madre intentó salvar su modo de existencia pero fue imposible. Expropiaron todo, las dejaron en la miseria. No tenían a nadie que las ayudara o protegiera y el final pues era el previsible, vuelta a los lupanares, pero después de haber perdido la costumbre y haber vivido como una señora. La Lirio enfermó y al comenzar el nuevo siglo, murió.
La niña tenía por nombre Rosario, en recuerdo a la patrona de Cádiz, y aunque ella no sabía el motivo, comenzaron a llamarla Cabiria, sin duda por la analogía de vida que tuvo que soportar con una niña de la nobleza romana que fue sometida a esclavitud. Rosario, en cuanto pudo, regresó a España, a Cádiz. A revivir la historia y vida de su madre. Con el lastre de su mala suerte y la vida truncada. La Bizcocha ya no ejercía de celestina, pero la informó de cuanto le pidió. Tuvo ocasión de actuar en varios café-cantante que todavía seguían en boga; café Cervantes, café Madrid, café cantante de la cuesta de la Murga… pero no tuvo el éxito que la hubiera podido alejar del alterne. Después, la edad, pasó factura. Años más tarde una canción suya, la Zarzamora, se haría famosa en las voces de otras artistas.
Estaba sentada a una mesa del café Levante cuando observó a un hombre con pinta de zangolotino dirigirse al limpia. Ambos se volvieron hacia ella y la señaló con la mano. Acercose éste y la saludó.
-Buenos tardes doña Rosario. Con su permiso, soy Federico Rojas, el periodista que hace treinta años le ofreció a usted un billete de cien pesetas a cambio de la historia de la Lirio. Mi interés ha crecido con el tiempo.
La Cabiria levantó la mirada que tenía puesta sobre la vacía copa de machaquito. Y quedó expectante. Había perdido aquella rabia y malaleche que otrora la hicieran inabordable.
-Joven, vas a necesitar mucho tiempo y yo mucho machaquito hasta que tu curiosidad quede saciada…
copyright amilcar barça
registrada en safecreative.org
sábado, 8 de noviembre de 2014
USA 2 y ESPIA2
En mi contador de estadísticas, solo se registran visitas de los usa lo cual me lleva a la conclusión de que me espían. Por extensión ello me hace pensar que esa gente sufre de una paranoia estratosférica. ¿Cómo sino puede denominarse ese flujo de visitas? Igual el paranoico soy yo y tengo admiradores secretos en los yiunait esteis. Manda cojones
jueves, 6 de noviembre de 2014
LA ENTERRADA VIVA DE ALFAMBRA
En el reino de Navarra hay una
villa llamada Marcilla, y pasa por allí un río llamado Aragón. En tiempos que
tenía buena población, habían allí algunos caballeros; entre otros había un
caballero que le decían Francisco Martínez, y tenía una honrada mujer que le
llamaban doña Juana de Peralta, los cuales tuvieron un hijo llamado Martín.
El dicho don Francisco Martínez, en servicio del rey murió en una batalla contra moros, y dejó al dicho Martín Martínez con cinco años de edad; al cual la madre, doña Juana de Peralta, crió con gran cariño, bien alimentado y atendido. Cuando vio que sabía leer y escribir lo mandó a la corte con el rey; quien le recibió bien por cuanto su padre había muerto en su servicio.
Escrito en el siglo XIII seguramente por el mismo que escribió la historia de los amantes. Aquí esta traducido. Original en aragonés de la época. Fernando López Rajadel
El dicho don Francisco Martínez, en servicio del rey murió en una batalla contra moros, y dejó al dicho Martín Martínez con cinco años de edad; al cual la madre, doña Juana de Peralta, crió con gran cariño, bien alimentado y atendido. Cuando vio que sabía leer y escribir lo mandó a la corte con el rey; quien le recibió bien por cuanto su padre había muerto en su servicio.
Le hacía gracia, pues se parecía
a su padre en muchas virtudes. Cuando tuvo veinte años le nombró caballero y le
dio mercedes con las que vivir. En Azagra, otro lugar de Navarra, un hombre
rico que le llamaban Garci Sanchez tenía una hija llamada Catalina, la cual
casó con el dicho Martín Martínez. Su madre, Juana de Peralta, conservó los
bienes que su marido le había dejado. El dicho Garci Sánchez dio buena dote a
Catalina, y con las rentas que el rey tenía honrada casa. El cual tuvo con esta
mujer algunos hijos e hijas, de los cuales seis fueron caballeros, y tuvieron
que abandonar el lugar por la peste.
Dos fueron a morar a Peralta, que
es villa en el reino de Navarra, pues allí tenían parientes por parte de su
abuela, doña Juana de Peralta. Otros dos hermanos participaron en la conquista
de Mora, haciendo un portillo en la muralla, por lo que pidieron al rey que les
llamasen “de Asportilla”. Por eso les llamaban Pedro Martínez de Asportilla,
etc. Los otros dos hermanos vinieron a Bueña, aldea de Teruel; al uno le decían
Martín y al otro García.
Así se disgregaron los seis
caballeros hermanos, hijos de Martín Martínez y de Catalina Sánchez, hija de
García Sánchez de Azagra. Apartados los cuatro, es decir los dos que se
quedaron en Peralta, y los que tomaron el nombre “de Asportilla”, hablaremos de
los otros dos que se llamaban Martín y García, los cuales luchando contra los
moros, tomaron el castillo de Bueña.
Alfambra, que no está muy lejos
de Bueña, era del conde don Rodrigo, hombre virtuoso y esforzado; y cerca de
allí, en Camañas, había un rey moro joven y valiente. El conde tenía una mujer
bella y ligera de cascos. Un día el conde se encontró con el rey moro y lo
persiguió un rato. Elrey moro llevaba un caballo veloz, y volviéndose al conde
le dijo:
-¿Qué te parece de este dardo?-
mostrándole el pene. El conde se hechó a reir; y así se separaron. Comiendo el
conde en su casa con su mujer; se puso a reír al recordar lo que había visto al
moro. Le dijo la condesa:
-Señor, ¿por qué os reís?-
El conde no se lo quería decir.
Tanto le insistió que se lo dijo.
La condesa, oídas las palabras del conde, se hizo la desentendida, pero
enseguida envió su secretario al rey moro diciéndole que estaba enamorada de
él, y que pensase cómo entablar relación ambos.El rey moro se puso muy contento.
Tenía un moro que sabía de hechicerías; y le dio al intermediario un grano de
narcótico, y le dijo que cuando durmiese la condesa, le pusiese el narcótico
debajo de la lengua., y que permanecería ocho días sin despertarse, que
parecería muerta.
El intermediario lo hizo tal como
le habían dicho. La condesa semejaba muerta; el conde que la veía caliente como
si estuviese durmiendo no quería enterrarla.Y así la tuvo tres días, estando
maravillados de este suceso todos que la veían. El conde decidió echarle plomo
derretido en la palma de la mano, para probar su muerte, y le fue agujereada.
La mandó enterrar en una sepultura suntuosa.Cuando fue de noche, el
intermediario la sacó de la tumba, y quitándole el narcótico, le dio de comer,
y la llevó aquella noche a Camañas al rey moro.
Cuando el rey vio a la condesa en
su poder, se puso muy contento; se hizo todo tan secreto que sólo sabían el
suceso los tres: el rey, la condesa, y el alcahuete. A los servidores de la
casa el rey les dio a entender que la habían traído de tierras lejanas, y que
había costado doce mil doblas por su gran belleza. Estuvieron así ocho meses, y
ella no se quedó embarazada, ni tampoco había estado embarazada del conde.
Aconteció que un cristiano que pedía
limosna, que había estado presente cuando le agujerearon la mano a la condesa, fue
a Camañas en tiempo de tregua con los moros a pedir. La condesa era dadivosa, y
sacó una ración de pan y se la dio al pobre, el cual vio la mano agujereada, y conociéndola
no le dijo nada. De hecho fue al conde de Alfambra, y se lo contó, el cual fue
a la sepultura y no la encontró; lo creyó, sobre todo porque cuando la enterró
estaba caliente.
El conde tomó los vestidos del pobre
y se los puso; y dijo a sus escuderos que se iba a Camañas, y que en cierto barranco
estuviesen escondidos porque si los necesitaba pudieran socorrerle. El conde a
manera de romero fue a Camañas pidiendo limosna. La condesa salió con la
limosna. El conde se le descubrió, y ella mostró alegrarse; y secretamente lo
llevó a su habitación. Con lágrimas le contó cómo había sido llevada allí
contra su voluntad, y que quería regresar con él. Le dio de comer, y estando en
esto, vino el rey. Le dijo la condesa:
-Señor, viene el rey; escondeos en
este arca. El conde se metió allí. La condesa cerró con llave. El rey entró en
la habitación, abrazó a la condesa con deseo, la echó sobre el arca y tuvieron
relaciones sexuales. Cuando terminaron el asunto, dijo la condesa bien alto:
-Señor, a quien os entregase al conde
Rodrigo, ¿qué le daríais? Respondió el rey:
-La mitad de mi reino. Dijo la
traidora:
-¡ea! miradlo, pues, en este arca.
El conde salió de mal grado. El rey
le preguntó cómo había llegado. Ella se lo contó. Dijo el rey:
-Su torpeza lo ha conducido a esto;
siempre lo tuve por hombre de poco juicio, y lo ha demostrado cuando se ha metido
aquí. Le dijo el rey al conde:
-¿por qué habéis venido aquí? Respondió:
-Por recobrar a mi mujer, que si yo
pudiera tener otra, como vosotros los moros, no habría venido por ella. Ante
sus lamentaciones, el rey se compadeció y no deseaba matarlo, y pensaba que
haría. Dijo el rey:
-Conde, si me tuvierais en vuestro
poder como os tengo yo, ¿qué me haríais?
Dijo el conde sin pensarlo:
-Os pondría inmediatamente una
cadena al cuello, un cuerno en las manos, y en un cerro alto haría una gran hoguera
donde os quemaría; y cuando fuéramos de camino os haría tocar el cuerno, mientras
yo iría en un carro, bien vestido de lujo, y mis hombres a caballo yendo de juerga
y haciendo juegos.
Le dijo el rey:
-Pues tan bien me quieres, eso mismo
vas a recibir tu.
Enseguida, sin tardanza, arrearon
el carro como mejor pudieron, donde iba el rey en gran trono, y la condesa, que
ya era mora, en otro carro con bellas doncellas y sirvientas, y los escuderos y
caballeros desarmados, portando sólo escudos de cuero. El conde, con gruesa
cadena al cuello, tocaba el cuerno tan fuerte que se oía del castillo de
Alfambra. Y como iba de pie lentamente, tocaba el cuerno aprisa, a rebato. Los
del conde que estaban escondidos, salieron bien armados y con gran energía atacaron
a los moros. Algunos huyeron a uña de caballo, pero el resto perecieron. Al rey
y a la reina los echaron a la hoguera en peña Palomera, en un cerro llamado (en
blanco).
Cuando Dios quiere, los
acontecimientos se suceden. No sabían nada de esto los que estaban en Bueña.
Los dos hermanos sobredichos, Martín y Garci Martínez, que habían salido de
Marcilla, en el reino de Navarra, atacaron con mucha gente un lugar llamado
Argente. Los moros habían sabido la noticia de su rey, y cuando fueron a peña
Palomera a ayudarle, y habían salido un trecho del lugar, los cristianos
entraron por el otro extremo, sin ser notados.
Dieron aviso a los que habían
salido, pero cuando quisieron regresar ya no pudieron entrar, pues los
cristianos habían tomado el lugar. De esta manera fue tomado Argente, y a los
pocos días Visiedo; el conde después que hubo lanzado a la hoguera al rey moro
y a su mujer, tomó los carros con las doncellas y sirvientas, y muy alegre regresó
a Alfambra. Antes de llegar al lugar, supo que los cristianos de Bueña habían
tomado Argente. Entonces el conde se puso de rodillas y dio gracias a Dios.
Dijo a todos que tuvieran gran devoción en la oración de San Agustín y en el
salmo “Confía en elSeñor”, al que le tenía gran fervor. Todos días lo rezaban
con alegría, arrodillados, pues él creía que gracias a esa oración había
obtenido la victoria. La cual es como sigue:
Dulcísimo Señor Jesucristo, Dios verdadero,
que desde el seno del Padre fuiste enviado al mundo, [para que] te dignaras desatar
los pecados, redimir afligidos, liberar a los presos, congregar a los
dispersos, volver a su patria a los peregrinos, confortar a los de corazón
dolido, sanar a los enfermos, consolar a los tristes, perdonar y confortar a
los arrepentidos. Dignate sacarme de la tribulacion y afliccion en que me hallo
y librame. Tu Señor que.......... en tanto hombre recibiste la
vida............adquiriste el paraíso con tu propia sangre y sellaste la paz
entre ángeles y hombres con Dios: tu, pues, Señor, dígnate por tu santa pasión
[concederme]la misericordia y [el perdón].
Escrito en el siglo XIII seguramente por el mismo que escribió la historia de los amantes. Aquí esta traducido. Original en aragonés de la época. Fernando López Rajadel
martes, 4 de noviembre de 2014
viernes, 31 de octubre de 2014
YO, Y MIS CIRCUNSTANCIAS
Yo, no soy ese, ni aquél ni el otro de más allá, ni mucho
menos esa de ahí. Yo soy yo, y mis circunstancias. Por raro que pueda parecer,
tuve cierta percepción de las mismas cuando tenía ya bastante edad y en
circunstancias bastante curiosas y embarazosas. Eran gemelas y ya se sabe que
suelen jugar a ser ambivalentes y embusteras, pues que menor trato que ese se
merecen quienes valiéndose de circunstancias tan peculiares, de forma
consciente y con todas las de la ley tratan de engañar a los demás aunque sea
con fines de mero entretenimiento sin que por ello concurran circunstancias
espurias, o sí.
Así fue como tuve conciencia de las que serían mis
primeras circunstancias, pero nunca tuvieron el valor suficiente para mostrarse tal cual
eran, sin trampa ni cartón. Puestas entre sí de acuerdo, se turnaban para no
dejarme ni a sol ni a sombra. Yo, incapaz de darme cuenta del engaño al que era
sometido, las trataba como si fueran una sola. Las muy ladinas, se contaban lo
sucedido entre nosotros y así nunca pude pillarlas en un renuncio o error que
me hubiera puesto sobre aviso del engaño. Supongo que quienes me rodeaban
también eran ajenos a esta tramoya burlesca montada pues de lo contrario me
hubieran o hubiesen avisado ¿o no? La simple sospecha crea en mi todavía mayor
zozobra.
Cándido de mí, las creí tan fieles como mi sombra, siempre
pegada a mí aún en la oscuridad. A veces me ponía a pensar si no sería un espía
que escrutaría todos mis actos y movimientos para después contárselos a alguien
desconocido. Por eso, normalmente, cuando planeaba o hacía alguna trapacería o
acto más o menos inconfesable, solía hacerlo en la oscuridad o al menos en
algún lugar donde ella no pudiera penetrar, ni tuviera acceso aunque fuera de
imprevisto o por manos ajenas. Parecía tan cándida y angelical que en muchas
ocasiones pude contemplar como, proyectada largamente sobre la tierra, un halo
seráfico y luminoso alrededor suyo la acompañaba cual aura de santidad. Por eso
nunca admití de buen grado y lo rechacé incluso con enfado y grandes
aspavientos, el reproche infundado de alguien que me quería ofender: "qué
mala sombra tienes". Nada de eso. Era impoluta, diáfana y también formaba
parte de mis circunstancias pues me acompañaba desde siempre; al menos desde
que tuve noción de que me seguía a todas
partes. Poseía una antigüedad contrastada y nunca se enfadaba aunque alguien la
pisoteara.
Pero su ambivalencia, ponía la venda a mis ojos. Así, cuando
hube de volar en avión a tierras lejanas, una de ellas adujo miedo insuperable
y se quedó en tierra en tanto otra saltaba de gozo al ver que yo tenía el culo
preto y un nudo en el garganchón por ese mismo motivo. Me obligaba a
comportarme de forma estrambótica. En los vuelos me tiranizaba, rechazaba la
comida y la bebida que repartían las azafatas aunque yo estuviera o estuviese
muerto de hambre y con más gazuza que Carpanta. "Es por no engordar"
decía la muy ladina, aunque bien sabe dios que lo hacía para joderme, pues ella
gozaba al verme de esa guisa. ¿No comes? me preguntaban los compañeros de
vuelo. Es que no tengo gana; había de mentir asquerosamente. Luego los días de
"permiso" durante las visitas, la que había descansado tomaba el
relevo con más ímpetu si cabe para hacerme la vida imposible recordándome sin
descanso que en breve debería retornar al avión.
Harto ya de ellas, de ella por desconocer que eran más de
una, decidí cortar por lo sano y desembarazarme de su presencia y compañía.
Craso error el mío. Me tenían tan colonizado que hicieron de mí un pelele; algo
parecido al toro que el mal matador deja a medio camino entre la vida y la
muerte y sus ayudantes lo trastean a los lados con el fin de que el estoque por
su cuenta haga lo que el "maestro" fue incapaz de rematar. Celosas
cual leonas recién paridas cuidando de sus cachorros, ahuyentaban a otras
circunstancias que de buena o mala fe decidían acercarse a mí. Así un día que
¡nada menos que tres! circunstancias a la vez, se arrimaron a mí con la sana y
curiosa intención de solicitar información de un secreto que yo poseía y que ellas
se morían de deseo sobre él por no pecar de ignorancia, nada más comenzar a
desvelarlo en parte, el susto insuperable por la conciencia que sin más
acababan de iniciar, las hizo huir despavoridas. Obviaron lo mejor de la clase;
la ignorancia es muy atrevida, pero todavía sigo convencido de que fue una
treta con malas artes de mis circunstancias para que yo siguiera manteniendo
ignorado el enigma.
¡Cuántas revelaciones se me muestran ahora sin disimulo! Sin
pretender acusar de todos mis males e infortunios a mis circunstancias, tengo
para mí que he sido una víctima propicia para ellas, el vehículo utilizado para
ejercer todas sus maldades. Porque se mueven como diablillos en la oscuridad
imperceptible del humano para joderlo a fondo las más de las veces. ¡Con la de ocasiones
que yo hubiera hecho lo contrario de lo que las malditas circunstancias me
obligaban a hacer! Quizá algún ser, humano o no, haya conseguido doblegarlas y
hacer de su capa un sayo, tirar por el camino de en medio y darles sopa con
honda; pero estos son los menos. Todos hemos conocido a individuos que,
haciendo lo contrario de lo que sus circunstancias personales le obligaban a
realizar, estas se han vengado con creces del desafuero cometido,
ninguneándolas. El precio pagado, a posteriori, resultó demasiado oneroso para
el infeliz transgresor.
Si hago un repaso pormenorizado de las veces que, ante la
disyuntiva de no hacerles caso y urdir lo que me salía en ese momento del bolo
o de lo que bajo su tiranía me vi obligado a realizar, colijo que mis
circunstancias fueron creadas para hacerme la puñeta y amargarme la vida. En mi archivo personal no
hallo ningún hada madrina dispuesta a darme alguna alegría, circunstancia esta
que podría equilibrar la balanza entre las buenas y las malas circunstancias.
Me ocurre como a la vieja beata que todos los días asistía a misa y tras salir
de la ceremonia depositaba una judía en un saquillo; al final del año quiso hacer
recuento de las judías, asistencias, acumuladas. Solo halló seis. En mi caso me
daría por satisfecho y feliz simplemente si en mi saquillo hubiera o hubiese
habido ¡UNA! circunstancia favorable. No sé si en el debe o en el haber, pues
eso de la contabilidad no es lo mío, con una benévola me hubiera conformado.
He pasado largo tiempo urdiendo la manera de poder librarme
de tan tiránica compañía. ¿Hacer un largo viaje de improviso sin comunicar a
nadie mi marcha? Imposible; me leen el pensamiento y un día que lo intenté,
estaban toooodas mis circunstancias
esperándome con las maletas hechas por lo cual desistí dejándolas con un
palmo de narices, por agudicas. Cambié de táctica. En vez de maniobrar en
secreto, lo hice con diurnidad y alevosía e invitándolas, a todas, a
acompañarme. Contraté un crucero por el Mediterráneo al cual invité, es un
decir, a todas mis circunstancias sin
excepción. Con el fin de que no sospecharan de mis intenciones, me abstuve de
realizar los más elementales actos que, en estos casos, toda persona de buen
criterio se ve obligada a realizar en aras de una buena administración. Una
noche, tras una cena en la mesa del capitán cortesía brindada a todos los
pasajeros, por turnos como es natural y comprensible, salí a tomar el aire del
mar que en ese momento permanecía en calma y solo se percibía la brisa fruto
del movimiento del barco. Sin avisar y haciendo una peineta con la mano derecha
y el brazo en ángulo recto, me lancé por la borda sin dar tiempo a que ni una
sola de mis circunstancias se arrojara tras de mí. Cuando ya comenzaba a
sumergirme pude verlas a todas riendo desaforadamente y haciendo la peineta y
el mismo gesto realizado por mí al arrojarme al agua. No tuve tiempo de
reaccionar, soy de secano y no sé nadar, al darme cuenta de que, una vez más,
mis circunstancias me habían traicionado y solo pretendían viajar en el crucero
solas y a mi costa. Mi último recuerdo fue escuchar el comentario de un señor barbudo y con un tenedor grande
¡Si será capullo!
jueves, 23 de octubre de 2014
EM III
De todo en esta vida se obtienen resultados, positivos o negativos, depende. De un ingreso en un hospital también. Es una gran cabronada máxime cuando ingresas para una exploración pues los médicos desconocen la causa de tu dolencia. Quizá la familia lo sufra más que el enfermo.
En mi caso, lo negativo lo arrastraba al entrar. ¿Positivo? Quizá nada, pero anécdotas, sí. Como yo era un ingresado con movilidad total, pues llegué a aprender a jugar al mus. Un enfermero del turno de noche sabía jugar, mi compañero de habitación, el diabético, también; no recuerdo si alguien más. El caso es que por la noche en el lugar para las visitas, montábamos la timba; enseguida le pillé el truco al juego y le ganaba a farolero y las perras también al maestro.
Otro recuerdo, lamentable por los enfermos. Dos chicos jóvenes en pocos meses cayeron de ser hombres vitales a una ruina humana. Uno de ellos en silla de ruedas, inválido total en todos los sentidos de su joven cuerpo; ni habla ni nada, solo la baba que le escurría de la boca. El otro, un poco más válido, pero siguiendo el mismo camino. Aquél todavía podía hablar algo y jugar al ajedrez. Cuando se juntaban, se miraban y no dejaban de reírse. Ironías salvajes de la vida.
Luego me cambiaron de habitación para meter a un cura allí y yo a otra de cuatro camas. En ella había o trajeron a un señor que se ahogaba, no podía respirar por algún motivo misterioso. Pobre, ¡qué gran putada! Solo tenía descanso cuando dormía. La respiración se le regularizaba y dormía como un bebé. ¡Qué gran misterio encierra el cuerpo humano con todos sus embrollos físicos y sicológicos! A otro le metieron aire en la columna para facilitar la exploración. Otra inmensa cabronada.
Las secuelas negativas, nunca puede haber secuelas positivas en una enfermedad, las he arrastrado desde entonces. Falta de fuerza en la pierna derecha, de sensibilidad en la izquierda, problemas con la tripa por falta de dominio en el esfínter anal, ruidos en los oídos que se incrementan cuando me enfrío, la orina me apremia y en general pues todo va degenerando poco a poco pero de una forma casi diría que natural.
Por dos ocasiones, con unos diez años de diferencia entre ambas, volví a hacerme un reconocimiento de manera voluntaria. No hallaron nada especial, incluso el neurólogo dudaba de que, realmente, mi enfermedad fuera esclerosis múltiple pues habían pasado los años sin haber sufrido una recaída que me hubiera dejado hecho una piltrafa. Éste médico, era uno de los que acompañaba al especialista, el Dr. Oliveros, en mi primera estancia en el hospital.
Toda mi vida laboral la he pasado con el miedo a esa espada de Damocles pendiente de mí e intentando aparentar la mayor normalidad posible aunque la cojera, era indisimulable. Fruto de los desajustes de mi organismo y los nervios pasados en el trabajo -no diré tu nombre pero ojalá te pudras en vida, cabrón- hube de bajarme en varias ocasiones del autobús. Al final opté, para tranquilidad de mi mente y de mi cuerpo, emplear el coche como medio de transporte para ir al trabajo. Tampoco en casa, en ese caso, obtuve mucho apoyo que digamos.
En mi caso, lo negativo lo arrastraba al entrar. ¿Positivo? Quizá nada, pero anécdotas, sí. Como yo era un ingresado con movilidad total, pues llegué a aprender a jugar al mus. Un enfermero del turno de noche sabía jugar, mi compañero de habitación, el diabético, también; no recuerdo si alguien más. El caso es que por la noche en el lugar para las visitas, montábamos la timba; enseguida le pillé el truco al juego y le ganaba a farolero y las perras también al maestro.
Otro recuerdo, lamentable por los enfermos. Dos chicos jóvenes en pocos meses cayeron de ser hombres vitales a una ruina humana. Uno de ellos en silla de ruedas, inválido total en todos los sentidos de su joven cuerpo; ni habla ni nada, solo la baba que le escurría de la boca. El otro, un poco más válido, pero siguiendo el mismo camino. Aquél todavía podía hablar algo y jugar al ajedrez. Cuando se juntaban, se miraban y no dejaban de reírse. Ironías salvajes de la vida.
Luego me cambiaron de habitación para meter a un cura allí y yo a otra de cuatro camas. En ella había o trajeron a un señor que se ahogaba, no podía respirar por algún motivo misterioso. Pobre, ¡qué gran putada! Solo tenía descanso cuando dormía. La respiración se le regularizaba y dormía como un bebé. ¡Qué gran misterio encierra el cuerpo humano con todos sus embrollos físicos y sicológicos! A otro le metieron aire en la columna para facilitar la exploración. Otra inmensa cabronada.
Las secuelas negativas, nunca puede haber secuelas positivas en una enfermedad, las he arrastrado desde entonces. Falta de fuerza en la pierna derecha, de sensibilidad en la izquierda, problemas con la tripa por falta de dominio en el esfínter anal, ruidos en los oídos que se incrementan cuando me enfrío, la orina me apremia y en general pues todo va degenerando poco a poco pero de una forma casi diría que natural.
Por dos ocasiones, con unos diez años de diferencia entre ambas, volví a hacerme un reconocimiento de manera voluntaria. No hallaron nada especial, incluso el neurólogo dudaba de que, realmente, mi enfermedad fuera esclerosis múltiple pues habían pasado los años sin haber sufrido una recaída que me hubiera dejado hecho una piltrafa. Éste médico, era uno de los que acompañaba al especialista, el Dr. Oliveros, en mi primera estancia en el hospital.
Toda mi vida laboral la he pasado con el miedo a esa espada de Damocles pendiente de mí e intentando aparentar la mayor normalidad posible aunque la cojera, era indisimulable. Fruto de los desajustes de mi organismo y los nervios pasados en el trabajo -no diré tu nombre pero ojalá te pudras en vida, cabrón- hube de bajarme en varias ocasiones del autobús. Al final opté, para tranquilidad de mi mente y de mi cuerpo, emplear el coche como medio de transporte para ir al trabajo. Tampoco en casa, en ese caso, obtuve mucho apoyo que digamos.
lunes, 20 de octubre de 2014
EM II
Así que ingresé en el hospital e inicié la clásica ronda de análisis: sangre y orina. Me hicieron pasar por un aparato que lanzaba imágenes, era como una pantalla de TV, el cual me destrozó la cabeza. Estaba en la planta calle y bajé solo, no necesitaba acompañamiento, eso creí. Pero una vez pasada aquella prueba, mi cabeza parecía estallar; llegué a mi planta y me sentí incapaz de ir a mi habitación. Me senté y cuando una enfermera pasaba por el pasillo la llamé para que me acompañara, me llevara más bien. ¿No decías que no necesitabas acompañamiento? Joder, me podía haber dicho el resultado del tormento. Otro día, vino otra enfermera a la habitación a entregarme pastillas para el azúcar, diabetes, a lo cual me negué en redondo. Serán para el otro inquilino que es diabético, pero yo no me tomo esas pastillas. ¡Vaya error de la tía aquella! podía haber sido otra cosa más peligrosa.
Ya llevaba unos quince días, cuando me hicieron una punción lumbar. Otra cabronada que aunque he de reconocer no me fue mal, y que quizá exagere la respuesta, no es de agrado sufrirla. Enseguida me comenzaron a poner inyecciones de muy pequeña capacidad: Nubacthen Depot. Era un medicamento glucocorticoide que retenía los líquidos y a las mañanas incluso en ayunas, me maravillaba de la sed que sentía y de los vasos de agua que bebía. (Hoy leo en el prospecto que entre otras aplicaciones, sirve para el tratamiento de la esclerosis múltiple). A raíz de la punción y del análisis del líquido céfalo/raquídeo extraído me dijeron que tenía algún tipo de infección. Las secuelas de los corticoides poco a poco se fueron notando en mi barriga. Se me hinchó en los meses posteriores y esa "ampliación" nunca he podido reducirla; perderé culo y músculo pero barriga, imposible.
Casi estuve un mes y de cara al futuro, sería catastrófico el ingreso; no por las consecuencias de salud que ya las portaba, sino porque estaba haciendo un curso para poder convalidar la maestría industrial y lo perdí. De haberla superado, mi empleo en GM hubiera sido Encargado desde que volví de Alemania o quizá desde el principio. Más tarde conseguí el título de FP-III, pero no me sirvió para nada.
Estando allí le pregunté un día al Dr. Montorí sobre mi enfermedad. "Sabemos el nombre y el primer apellido pero no el segundo". Cuando salí, me recetaron Urbason inyectable y con posterioridad volví a realizar una nueva punción lumbar la cual realizó el Dr. Gascón. Seguí el tratamiento según prescripción hasta que el Dr. Sampietro, médico de cabecera, consideró conveniente según las indicaciones de Consultas Externas.
Cuando me realizaron la primera punción, sentí como un pequeño calambrazo arriba del pié izquierdo; los nervios que jodió la aguja. Las consecuencias posteriores a largo plazo, en mi aprensiva opinión, han sido una especia de escozor que a veces se me propaga pierna arriba y sobre todo, la imposibilidad de mantener el pie descubierto pues entonces el escozor se multiplica. Parece mentira que no notando el calor o el frio, enseguida detecte que está destapado.
viernes, 17 de octubre de 2014
ESCLEROSIS MULTIPLE I
Hoy en El Confidencial, periódico diario digital, he encontrado un artículo que era un post de un blog que ha comenzado a escribir un periodista afectado por ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica). Y ello me ha hecho pensar. Nunca, y mucho menos por escrito, he relatado las circunstancias por las que mi cuerpo ha atravesado. Por eso voy a intentar hacer algo de luz sobre mi caso personal tal y como recuerdo que se produjo y las consecuencias (secuelas) derivadas del mismo.
Fue en el invierno del año (78/79?) cuando contraje un enfriamiento de nariz y oídos que casi me deja sordo. Los dos oídos tapados. Las visitas al médico no produjeron ningún resultado positivo; ya cansado de no tener mejoría, le pedí una semana de baja para sudarlo en la cama al método tradicional. No recuerdo muy bien si me mandó al especialista, aunque es posible que sí pues me hicieron radiografías de los senos paranasales en las cuales algo no iba bien. Poco a poco, pasado un tiempo, los oídos se fueron destaponando y aquello parecía que estaba superado. Creo que fue aquella primavera cuando un día en el trabajo me rilé garras abajo por dos veces y como consecuencia de ello me marché a casa alarmado. Esa preocupación, por ese motivo, ya jamás me ha abandonado. Pero un día del mes de mayo, en la ducha, comprobé como en la pierna izquierda no percibía el calor o el frío del agua; hasta ese día o bien no me di cuenta o fue a partir de entonces cuando las señales de alerta se manifestaron, más.
Había cambiado de médico de cabecera y como es lógico acudí a él diciéndole lo que me estaba pasando. El hombre se tomó interés y me envió a los especialistas que consideró oportuno. Mientras tanto yo seguía mi vida habitual pero con los síntomas cada vez más claros. Así un día que fuimos de ojeo, caza, en el pueblo, llegó un momento que ya casi no podía andar. Yo era ojeador y una liebre que movió delante de mí la maté; pero al agacharme para ir a cogerla, luego no podía levantarme. Desde ese momento dejé la caza y me volví a casa. Eso sería en Octubre, calculo. Fruto de las pruebas que me hicieran, acabé en Neurología, Consultas Externas de la Casa Grande. RM incluida y el resto de pruebas necesarias. En el mes de Diciembre, cercana la Navidad. Allí comprobaron y comprobé, que la mitad para abajo del cuerpo -no recuerdo la vértebra- la tenía "enferma". En el hemisferio izquierdo no tenía sensibilidad y el derecho carecía de fuerza. Ambas extremidades, disminuidas, pero no paralizadas.
El doctor Montorí, que así se llamaba el neurólogo, me citó para pasado Reyes a ingresar en el hospital para hacerme las pruebas pertinentes como así ocurrió. Estuve casi un mes y como dolores no tenía pues no lo pasé del todo mal, dadas las circunstancias.
Fue en el invierno del año (78/79?) cuando contraje un enfriamiento de nariz y oídos que casi me deja sordo. Los dos oídos tapados. Las visitas al médico no produjeron ningún resultado positivo; ya cansado de no tener mejoría, le pedí una semana de baja para sudarlo en la cama al método tradicional. No recuerdo muy bien si me mandó al especialista, aunque es posible que sí pues me hicieron radiografías de los senos paranasales en las cuales algo no iba bien. Poco a poco, pasado un tiempo, los oídos se fueron destaponando y aquello parecía que estaba superado. Creo que fue aquella primavera cuando un día en el trabajo me rilé garras abajo por dos veces y como consecuencia de ello me marché a casa alarmado. Esa preocupación, por ese motivo, ya jamás me ha abandonado. Pero un día del mes de mayo, en la ducha, comprobé como en la pierna izquierda no percibía el calor o el frío del agua; hasta ese día o bien no me di cuenta o fue a partir de entonces cuando las señales de alerta se manifestaron, más.
Había cambiado de médico de cabecera y como es lógico acudí a él diciéndole lo que me estaba pasando. El hombre se tomó interés y me envió a los especialistas que consideró oportuno. Mientras tanto yo seguía mi vida habitual pero con los síntomas cada vez más claros. Así un día que fuimos de ojeo, caza, en el pueblo, llegó un momento que ya casi no podía andar. Yo era ojeador y una liebre que movió delante de mí la maté; pero al agacharme para ir a cogerla, luego no podía levantarme. Desde ese momento dejé la caza y me volví a casa. Eso sería en Octubre, calculo. Fruto de las pruebas que me hicieran, acabé en Neurología, Consultas Externas de la Casa Grande. RM incluida y el resto de pruebas necesarias. En el mes de Diciembre, cercana la Navidad. Allí comprobaron y comprobé, que la mitad para abajo del cuerpo -no recuerdo la vértebra- la tenía "enferma". En el hemisferio izquierdo no tenía sensibilidad y el derecho carecía de fuerza. Ambas extremidades, disminuidas, pero no paralizadas.
El doctor Montorí, que así se llamaba el neurólogo, me citó para pasado Reyes a ingresar en el hospital para hacerme las pruebas pertinentes como así ocurrió. Estuve casi un mes y como dolores no tenía pues no lo pasé del todo mal, dadas las circunstancias.
martes, 14 de octubre de 2014
ME SUPERA
Este domingo tuvimos marejada. Parece que desea que vengan las fiestas para armar gresca. Teníamos a la familia a comer y a la tarde explotó. Como siempre, echándome a mí la culpa de todo. La hija mayor, se atreve a contradecirla ya que ella vivió todo el follón que preparó. Me tiene hasta los mismos cojones. Siempre en una continua lamentación. Pero tiene una mente compulsiva y de ideas fijas. Ayer hubo que barrer, pasar la aspiradora, fregar, a prácticamente todo el piso y la terraza. Creía que hoy ya se habría acabado el zafarrancho pero ¡quiá!, ayer ya se dejó empezada la tarea. No se que histeria le ha entrado con la limpieza -eso es viejo- y el brillo del suelo, pero ayer solo hizo que cagarla. Hoy, son las 6,30 de la tarde y todavía sigue; ha pasado un algodón de acero o aluminio, arrodillada, por todo el pasillo y una habitación, lo ha fregado no se cuantas veces y ahora lo está haciendo con vinagre. He llamado a un abrillantador profesional, pero no está conforme: ella lo hace mejor y además pide imposibles que el trabajador no hacía pues le rebatía y enseñaba lo que se podía y debía hacer. Luego, me tocará los huevos con que todo le duele, con que todo lo tiene que hacer ella porque yo no hago nada y que de todo cuanto le ocurre el culpable soy yo. Es una histérica obsesiva con sus ideas fijas y la limpieza, incapaz de darse cuenta de si está bien o está mal lo que dice, sobre todo, y lo que hace sin fijarse en que, quien al cielo escupe a la cara le cae. Pero la culpa es mía.
domingo, 12 de octubre de 2014
VEINTE DUROS.... PA'L QUE SE ATREVA
LA MITAD DE UN BILLETE DE VEINTE DUROS.-
La Cabiria no iba a cumplir ya más ochenta. Y nunca sabría
de donde le vino el mote porque la última película que recuerda haber visto fue
una que salía, guapísimo, Burt Lancaster en bañador. Y chiflaba la platea del
cine Gaditano con la única secuencia en
que la censura había respetado un beso con lengua. Ella era más de la
copla: “En el café de Levante, entre palmas y alegrías, cantaba la zarzamora”.
El Levante era ahora un local de moda en la calle Rosario, donde había más
fotos de escritores que de vedettes. La Cabiria caía por allí casi todas las
tardes y pedía un machaquito. Se lo tomaba de un trago, al coleto. Y pasaba las
horas muertas viendo trasegar a erasmus
y a perroflautas, a jipipijos y a bohemios de toda suerte, incluso algunos ya
entrado en canas a los que recordaba haber desbravado en sus buenos tiempos de
la Cueva del Pájaro Azul, del Salón Moderno o del Pay Pay. Una vez vino un periodista a preguntarle por la Lirio. Ella le miró de arriba abajo y le espetó, con una cierta coquetería: “Yo ya no tengo edad, como canta María Dolores Pradera. Pero tampoco tengo siglo y medio. Cuando yo nací, la Bizcocha ya había cerrado el café, chufla”. Ni se había mordido jamás la lengua ni había estudiado en San Felipe. Cualquiera imaginaba la retahíla de insultos y maldiciones que podía ganarse a poco que se le torciera el gesto a aquella anciana de ojos claros, que guardaba un secreto y la mitad de un billete de cien pesetas en su monedero.
La otra mitad se la puso aquella tarde encima de la mesa
aquel vejestorio que trabajaba hace un mundo en el Diario y que, cuando todavía
vivía Franco y no había frecuencia modulada, vino a preguntarle por la
Zarzamora: “Cuéntame, Caribiria, la historia de aquella copla”. “Tú la
conociste, me han dicho”. Ella se reviró y le espetó su frase favorita: “Yo no
traigo ni llevo chismes. Ni soy una chivata”.
-
Te pagaré veinte duros.- Te los metes por donde meas.
Fue entonces cuando le puso el billete sobre la mesa del
Café Español: “Cien pesetas. Ahí las tienes”. Ella, parsimoniosa como una
estrella del Moulin Rouge, se limitó a partir a Julio Romero de Torres por la
mitad. Guardó la suya y le pidió al recién llegado que hiciera lo mismo con la
otra.
-
Prueba a buscarme dentro de treinta años con esa
contraseña. Entonces te contaré todo lo que recuerde de mi madre.
SIGUE.........
-Mire usté, yo no le doy la custodia de la Dolores ni por to’el oro del mundo.
-¿Y por 50 monedas de oro tampoco?
-Además ella debería aceptar, porque ésta, si argo no le cuadra, es capá de to pa’impedilo.
-Llámela y pregúntele.
-Lolita hija, ven pacá. Que dice este señor que si te quieres ir con él pa’La Habana.
-¿Y qué me s’ ha perdio a mi allí?
-Allí tendrías un futuro esperanzador, no habrías de alternar con nadie pues dependerías de mí y además si quieres cantar tendrás todas las posibilidades que mi posición puede brindarte.
-¿Y qué parné me va a pagá su excelencia? Porque si quiere que el ciego cante, la paga por delante.
-Ese no será inconveniente, vivirás en mi casa pues soy soltero y tengo un montón de criados. Además, si lo deseas, podrás volver conmigo en alguno de mis viajes.
-¿Y cuándo vuelve usté a La Habana?
-Mañana mismo. En el velero goleta La Intrépida tengo reservados dos pasajes por si decides acompañarme.
En un rápido resumen mental, la Dolores repasa su vida actual, centrada en aquel café del que apenas sale y las posibilidades que el Nuevo Mundo pudiera ofrecerle. Siempre podría volver si aquel sitio no le gustaba. Había algunos hombres que la atosigaban sin cesar requiriéndole sus amores pero ninguno buscaba involucrarse más allá de media hora o a lo sumo una noche. Los poca ropa, poco podían ofrecerle pues no tenían ni donde caerse muertos y los del sombrero de copa, a veces no tenían más que fanfarria sin fondos; los otros, los señoritos, mejor no dejar que se acercaran, aquellos querían todo gratis. Y además, deseaba alejarse de los demonios que no la dejaban vivir.
-Vale acepto si la doña consiente.
-Si hija sí. Espero que te vaya bien. El oro prometido, aunque distaba mucho de ser “to el oro del mundo”, le producía un cosquilleo de placer que la invadía hasta las entrañas.
-Entonces de acuerdo, toma dinero para que te compres ropa y mañana te espero a las nueve en el café de la Lonja para embarcar. A las doce zarpamos rumbo a Cuba.
Y así desapareció la Lirio de Cádiz. Muchos serían los que por ella preguntaran en los días y meses sucesivos aunque nadie hallaba contestación. La Bizcocha respondía con evasivas para no tener que explicar que en realidad la había “vendido” por cincuenta monedas de oro. “Mejó pagá que Cristo, ea.. Bien pagá, fuiste muhé”. A la postre, la copla haría el resto y la convertiría en un mito.Los primeros tiempos en La Habana fueron angustiosos por el clima. Poco a poco se adaptó e incluso llegó a ser feliz; practicó con la copla y el danzón, tuvo ocasión de actuar en varios café-cantante llegando a trabajar con la Orquesta Cervantes en alguna velada. Pero la maldita guerra lo echó todo a perder, acabó con todo.
El indiano, que se llamaba Agustí Vila i Martí fue su padre, pero de poco le sirvió, apenas lo recordaba. La revolución del 98 se llevó por delante plantación, hacienda y lo que fue peor, su vida. Su madre intentó salvar su modo de existencia pero fue imposible. Expropiaron todo, las dejaron en la miseria. No tenían a nadie que las ayudara o protegiera y el final pues era el previsible, vuelta a los lupanares, pero después de haber perdido la costumbre y haber vivido como una señora. La Lirio enfermó y al comenzar el nuevo siglo, murió.
La niña tenía por nombre Rosario, en recuerdo a la patrona de Cádiz, y aunque ella no sabía el motivo, comenzaron a llamarla Cabiria, sin duda por la analogía de vida que tuvo que soportar con una niña de la nobleza romana que fue sometida a esclavitud. Rosario, en cuanto pudo, regresó a España, a Cádiz. A revivir la historia y vida de su madre. Con el lastre de su mala suerte y la vida truncada. La Bizcocha ya no ejercía de celestina, pero la informó de cuanto le pidió. Tuvo ocasión de actuar en varios café-cantante que todavía seguían en boga; café Cervantes, café Madrid, café cantante de la cuesta de la Murga… pero no tuvo el éxito que la hubiera podido alejar del alterne. Después, la edad, pasó factura. Años más tarde una canción suya, la Zarzamora, se haría famosa en las voces de otras artistas.
Estaba sentada a una mesa del café Levante cuando observó a un hombre con pinta de zangolotino dirigirse al limpia. Ambos se volvieron hacia ella y la señaló con la mano. Acercose éste y la saludó.
-Buenos tardes doña Rosario. Con su permiso, soy Federico Rojas, el periodista que hace treinta años le ofreció a usted un billete de cien pesetas a cambio de la historia de la Lirio. Mi interés ha crecido con el tiempo.
La Cabiria levantó la mirada que tenía puesta sobre la vacía copa de machaquito. Y quedó expectante. Había perdido aquella rabia y malaleche que otrora la hicieran inabordable.
-Joven, vas a necesitar mucho tiempo y yo mucho machaquito hasta que tu curiosidad quede saciada…
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