Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

miércoles, 23 de abril de 2014

DESDE EL EXILIO


UNA GRAN MENTIRA APOYADA EN UNA PEQUEÑA VERDAD
         Estos días han/hemos rememorado unos hechos que según la tradición y lo que nos han contado sucedieron en Jerusalén hace 1981 años. No pondré en duda unos sucesos que no ví y que en base a los escritos de historiadores ajenos a la Iglesia católica, tienen bastante verosimilitud en sí mismos. ¿Hubo una crucifixión y todo lo demás? Así parece pero no rodeada de tanta poesía como nos han narrado. Hay muchos documentos escritos muy a posteriori la mayoría pero otros hechos relatados por quienes tuvieron contacto directo con Jesucristo, aunque debidamente “censurados y adornados con el paso de los años”, de los cuales la Iglesia católica ha tomado lo que le ha interesado y repudiado al resto. Los evangelios apócrifos no cuentan para ella (ellos, en este caso). No puedo ni debo opinar en cuanto cuestión histórica que desconozco pero hay mucha Historia marginada, mal contada y oculta.

De que Jesucristo existió, no tengo ninguna duda. De que fuera Hijo de Dios, ninguna certeza. No me entra en la cabeza el asunto. ¿Cómo alguien que fue capaz de crear el Universo va a permitir que unos salvajes creados por Él lo maten? ¿Tiene tanto poder como para crear millones de galaxias y no para perdonar un pecado original que en realidad sería, siguiendo con la fantasía, un defecto de fabricación achacable a sí mismo? Sin duda existe un ente, o varios, superior al ser humano; esto no ha surgido por generación espontánea. ¿Sabrán que vivimos, siquiera que existimos? Miro al cielo por la noche y mi alma se derrumba. La vida eterna, no es más que un sueño del ser humano resistiéndose a la muerte, un tránsito que no aceptamos. Y un modus vivendi –muy bueno por cierto- de unos, muchos, miles de espabilados. Solo somos animales, unos más que otros ciertamente, de los cuales no queda nada tras la expiración. Hasta nuestro propio planeta, al menos la vida en él, está condenado a desaparecer. Hoy sabemos que anteriormente vivieron seres gigantescos extinguidos sin remedio. ¿Dónde estaba el ser humano entonces? ¿En hibernación? ¿Quizá en otro astro? Tengo mis dudas y temores como no podía ser menos, pero ¿a qué nos podemos aferrar para creer que existe un más allá? ¿Y un antes de aquí?

Jesucristo fue un idealista que predicó sus ideas y murió por ellas. Muy loables, lo mismo que sus seguidores que consiguieron expandirlas por el mundo. Similar a Mahoma cuando predicó las suyas, también en nombre de Dios, que casualmente no era el mismo del cual Cristo decía ser hijo suyo. Y ciertamente no mentía, todos somos hijos de ese Creador al que nosotros en nuestras fantasías suponemos vigilante y estricto, como si no tuviera otra cosa que hacer. Hasta hace cuatro días la jerarquía clerical imponía la tesis de que la Tierra era el ombligo del Universo y el hombre la cumbre del  mismo (ellos en la cúspide); y no es que estuvieran equivocados, no, es que no dudaron en imponer sus tesis empleando la tortura y la muerte. En eso, no se diferencian en nada de “otras” jerarquías religiosas que oprimen y asesinan a quienes no obedecen sus directrices y son sumisos a sus dictados. Eppur si muove.

Viendo el lujo y el boato que lucen los jerarcas católicos en sus ceremonias, cuando tanta miseria y hambre oprimen a una parte considerable de la población humana, surge la certeza de que esos “seguidores cristianos” son cualquier cosa menos discípulos de Cristo. Y ello a pesar de que hoy gobierna la Iglesia una persona en teoría concienciada en la misión primigenia de la congregación. Sin embargo tiene la serpiente en casa: el cardenal Bertone, de la curia romana, “vive” en un humilde ático romano de más de 700m2. Toma ya humildad. Y seguro que la castidad es algo que le descojona.

Paralelamente en estos días han puesto en un canal de la TDT un documental sobre la tumba de Jesús. Puede ser tan cierto o tan falso como lo que nos han contado los curas pero sin embargo tiene algo a su favor: el ocultamiento que hacen del hallazgo las jerarquías; tanto las judías como las cristianas.
En el pasado siglo, se descubrió una cueva con sarcófagos –escavada en la roca- que según las inscripciones pertenecían a Jesús hijo de José, Miriam madre de Jesús, María Magdalena, Jacobo hermano de Jesús, Judas hijo de Jesús….. Las autoridades judías, se limitaron a guardar los sarcófagos con los huesos en un almacén general y el encargado del mismo hablaba a los científicos con una desgana y desinterés dignos de mejor causa. La tumba –cueva- había sido cubierta por edificios y ellos consiguieron dar con ella aunque ya estuviera vacía. Las autoridades arqueológicas judías les obligaron a abandonar la investigación y clausurar de nuevo la gruta.

En el desarrollo del reportaje, los científicos hablan de muchos temas relacionados con Jesús. Que no fue unigénito –cosa que ya había leído-; que tuvo dos hermanas y dos hermanos, también fueron apóstoles suyos; Jacobo –Santiago- muerto en Jerusalén lapidado y ¿Andrés? Y esto me lleva a otro asunto ¿Quién está enterrado en Santiago de Compostela? ¿Alguien que pasaba por allí? Se menciona que el discípulo amado de Jesús es en realidad su hijo, cuya madre sería María Magdalena, esposa de Jesús; en los evangelios no mencionan su nombre para protegerle de los sacerdotes del templo que no hubieran dudado en matarlo de saberlo su hijo.  (Cuando escribieron los evangelios, el hijo de Jesús sería, por lo menos, abuelo, Eso no se sostiene). La Magdalena, tras la muerte de Jesús, fue de las más activas propagadoras de las enseñanzas del Maestro; así lo relató Felipe en su evangelio. Aquellos judíos, aunque seguidores de Jesús, no se libraron de su misoginia; a pesar de que toleraron a las mujeres mientras Jesús vivió, poco tiempo después las apartaron del apostolado, hasta nuestros días. ¡Vaya santos de habas!

Estos científicos plantean que si aquella era la tumba de la familia de Jesús, el hallazgo de los huesos de Magdalena en la misma debía obedecer a un parentesco entre ambos. Hay una gran controversia sobre si Jesús y Magdalena estuvieron casados; también sobre si tuvo hermanos. La Iglesia no reconoce ninguna evidencia o hecho que desmonte su discurso milenario, el negocio se le iría al carajo. Si con todos los adelantos que existen hoy en día no se pueden obtener certezas sobre algunas de las contradicciones que en torno a la religión perduran, mucho me temo que seguir apelando a la fe, no da mucho de sí. Verdad y ejemplo con grandes dosis de humildad les recetaría yo a los curas. Realmente resulta asombroso no que las enseñanzas de un hombre bueno hayan llegado hasta nuestros días, sino que al paso de los siglos unos vividores hayan alcanzado tal grado de poder y riquezas explotando el miedo y la represión contra quienes dicen defender y amar.

Y digo yo, si el cuerpo muere y el espíritu sobrevive, ¿Cristo no pudo resucitar con un “cuerpo nuevo” ante sus apóstoles, copia del viejo, y este sufrir la podredumbre que todo humano debe padecer y ser verdaderos los huesos del osario? Además, si Dios todo lo puede ¿Dónde queda la fe? Como cualquiera nos puede mentir, y de hecho lo hacen, hagamos como aquél: “de dineros y bondad, la mitad de la mitad”. Pero crean una gran zozobra y desazón en nuestro espíritu.
Los suyos, llevan siglos crucificándolo. Hubiera padecido hoguera, torturas y muerte si en el tiempo que transcurrió desde su asesinato hasta nuestros días hubiera osado volver a poner los pies en la Tierra. La jerarquía, no hubiera tolerado que alguien meneara el felpudo y “les volviera a echar del templo”. De los harapos de Cristo y sus seguidores, estos otros pasaron a la opulencia, las riquezas y el poder absoluto. Y en ello siguen.

Con los años, cae el mito y aparece el hombre. Amén.