En la noche de la boda de mi hija, una de las canciones que sonaron fue aquella de Camilo Sexto en la que canta "ya no puedo más" y que yo grité con todas mis fuerzas; en primer lugar porque el estruendo de la música impedía que mi voz se distinguiera y en segundo porque hacía mía la letra. Ciertamente no puedo más. Llevamos más de quince años sin levantar cabeza y hace seis o siete, para ponerle guinda al pastel la santa se fracturó el tobillo con un resultado posterior desastroso: el dolor no la deja vivir y lo que es peor, no me deja vivir a mí. No se le puede llevar la contraría porque ya está armada. La depresión ya era anterior a la fractura, ahora se suma. Tiene una obsesión enfermiza con la limpieza, esa fue la causa de su accidente casero; a la mañana cuando se levanta todos los días la misma tarea, si no la tiene, se la inventa. Y eso no es lo peor: hace tiempo se imaginó que yo iba a sustituirla en esas faenas y a fe que en buena parte lo ha conseguido, cuando no de buenas maneras con subterfugios. Yo me jubilé de GM, pero no imaginé que empezaba una nueva singladura de rumana. Así que un día por otro, raro es el que no tenemos follón. Se cree muy inteligente pero no es más que una estúpida elevándose hacia otras denominaciones más escabrosas. No se calla ni aunque le pongas una mordaza; si no fuera por eso, las discusiones serían mínimas o nulas. Decía que es estúpida porque no aprende ni escarmienta: ya son tres las veces que me he marchado de casa "para no volver"; pero las circunstancias me han hecho tornar, la última la boda de mi hija, Pues a pesar de ello, es tan inútil, que no tarda en volver a las andadas ni horas. Hay veces en que he llegado a pensar si no estará tratando de forzar la situación para hacerme perder los estribos y de esa forma joderme a fondo. Yo se lo he advertido muchas veces, que me largaré para no volver y que pediré el divorcio, pero no hace ni puto caso. ¿Es que no habrá alguien que sea capaz de abrirle los ojos o es que ya los tiene demasiado abiertos?
En la Unidad del Dolor del Miguel Servet, no han conseguido eliminarle el dolor. A cada nuevo tratamiento ella responde de la misma forma: si no le hace nada, quejarse sin parar; si le causa alguna molestia porqué es demasiado fuerte y la atonta, pero no lo suficiente como para mantenerla callada, deja de tomarlo. Así ha hecho con varios llegando a no tomarlos en algún caso o dejándolos al segundo tercer día. Ahora le han recetado unos parches; ha llevado medio dos días y el otro medio un día; pues hace un rato se lo ha arrancado porque dice que le vuelve loca la cabeza; cosa difícil porque ya lo está sin medicamentos aunque el loco, machista, dictador, ordeno y mando, soy yo. Pero acabé hasta el gorro de "vacaciones" porque tenía que ir a la playa, aunque no quisiera y a la que a ella le gusta, aunque a mi no. No pude ir al Trabucador ni a la Martinenca porque ella es feliz en las Delicias, con el agua turbia y rodeada de gente.
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