Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

domingo, 2 de febrero de 2014

A MI MADRE (Y A TODAS LAS MADRES)


¡No me faltes madre!

Era yo pequeñita, pequeñita
un capullo de sedas y encajes
y para ti, mamá, era tan chiquitita!
y para tú cariño era tan grande!
que aunque te hubieran dado el mundo entero,
con todas sus riquezas por dejarme
¡Jamás lo hubieras hecho .. mama mía!
¿Verdad que no?.. ¡y apenas yo era nadie! 

Dicen que me tenías en tus brazos,
que nunca te cansabas de cuidarme
si estaba mala, por ponerme buena
si estaba buena, para que no enfermase.
Me llamabas “mi cielo”, “mi tesoro”
“mi cariño” y “mi vida”. Al acostarme
le pedías al ángel de mi guarda
que entre sus bellas alas me guardase
y a la reina del cielo le decías:
Bajo tu manto azul ¡cúbrela Madre!. 

Y así… pasando el tiempo… ya he crecido
y aprendido el amor de tú lenguaje
las oraciones al Ángel mi custodio
y el cariño filial  a Dios mi padre. 

Y corriendo vienes a besarme
le digo yo a la virgen de este modo
bajo tú manto  ¡guárdamela, madre!
que… mama es mi cariño, mi tesoro
y mi vida, y mi amor ¡que no me falte! 

Cuántos niños, llorando en nuestra España
mirarán con angustia y pena grande
la venida del cinco de Mayo  
el venturoso “día de la Madre”

Y qué feliz soy yo mamita mía
pudiendo entre tus brazos celebrarlo,
y sintiendo el calor de tu cariño
y tus dulces caricias al besarte
¡Quisiera Dios, madrecita, concederme
que muchos años junto a ti los pase
y que la virgen Pura Inmaculada
bajo su manto azul nos cubra, madre.
Porque tú eres mi vida, mi tesoro,
mi cariño y mi amor…
¿Qué no lo sabes?

OLGA