Vi el vídeo de la entrada del rey a la catedral de Madrí y el saludo que dedicó a las presidentas de las AA. de Víctimas del terrorismo allí presentes. Dialogó con todas ellas excepto con Pilar Manjón, presidenta de las víctimas del 11M, a la que dedicó un saludo frío y distante. Desde este momento, si me quedaba algo de respeto por él, ha desaparecido y le deseo, de todo corazón, a él y sus descendientes el exilio. Salvo que se avengan a ser ciudadanos como el resto en una república democrática. Un sueño evanescente tan irreal como desear tener una aventura con Jennifer Anistón ( o españolas, que las hay y bien guapas y rebuenas) ejem, perdón.
(a estos pájaros, como cantaban en mi pueblo, pólvora y perdigón)