Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

jueves, 26 de junio de 2014

MATONES EN LA CARRETERA, NI VESTIDOS DE UNIFORME

He contactado con una organización de conductores para que me asesorara sobre el asunto de la denuncia. Y me ocurrió aquello tan español de "si quieres que el ciego cante, la paga por delante". Como ya había asumido que la multa debía pagarla sí o sí, renuncié a afiliarme pa ná con los automovilistas uropeos; más gastos inútiles.

No conforme con ello, mandé un correo a la web de unos abogados de Zaragoza, VFL Abogados. Ya había perdido las esperanzas de que me contestaran cuando esta tarde he recibido una llamada telefónica. Hemos departido amablemente un rato y tras librarme de cualquier esperanza, incluida una denuncia a los guardias por el trato despótico y macarra recibido, me ha confesado que él ya lo tiene caducado hace tres meses. "En casa del herrero, sartén de palo", ha sido su confesión. "Hace cuatro meses que lo tengo caducado". He agradecido su llamada y claridad, sin pedir nada y desengañándome de algo que ya lo estaba.

Así que hace un cuarto de hora he hecho efectiva la multa a través de internet. Ojalá se la gaste en mercromina el responsable. Les deseo la maldición del gitano. No puede haber matones en la carretera ni vestidos de uniforme.