Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

viernes, 16 de enero de 2015

CRISTIANO VIEJO

CRISTIANO VIEJO

El padre de mi tatarabuelo ya vivía cuando la guerra de la independencia, o sea que semos aragoneses de pura cepa, con pedigrí y todo. Eso sí, el RH sanguíneo de uno de mis progenitores es negativo aunque no creo tenga nada que ver con aquello que el cura vasco trabucaire expelía por su boquita de culo tonto. Sin duda han ocurrido miles de cosas desde entonces. En el pueblo, por ejemplo, las familias que en su tiempo vivieron en las dos casas que por su exterior pudieron tener algo de enjundia, sus dueños han desaparecido y creo que pocos recordarán quienes moraban en ellas. Mi tío, algo recuerda por lo que a veces intento sonsacarle, pero de ello colijo que en una de las casas al parecer un criado, también desconocido, se hizo con la mayoría del patrimonio.

Cuando yo era joven, la familia que más cereal acarreaba a la era "los ricos del pueblo", así lo denunciaban las cinas, el antepasado abuelo de quienes en ese momento trabajaban las tierras se dedicaba a pedir, según afirmaba mi padre. Ello da idea del vuelco que las generaciones dan a los patrimonios. Mi familia, en tiempos de mi tatarabuelo, también debieron serlo aunque los repartos dejaron el patrimonio en nada. Muchos hijos y algunos bastante vagos, con ínfulas de rico.

En realidad escribo esto por matar el tiempo. No se con quien podría meterme con el fin de pasar el rato. Mando historias por ahí a sabiendas de que no va a servir para nada esa acción. Estos días fallaron, claro si no se apunta bien es lo que suele ocurrir, una historia de estas concursales en Castellón. El fulano ganador, lo fue con un ¿poema? de cinco líneas llamado "Siete besos". Podría decir que no tenía ningún mérito, pero mentiría. Los versos empezaban por siete y acababan en besos ¿LO PILLAS? nunca tuve imaginación para haberlo podido hacer. No obstante, el mío y un par de cienes más, figurarán en un libro que edita la editorial que convoca el concurso. Se lo escribimos gratis entre todos y si queremos ver nuestro nombre en letras de imprenta, tenemos que aflojar 12€.

Bueno, pretendía hablar de la realidad actual de mi pueblo. Otro día lo haré. Lo cierto es que siento una mezcla de sentimientos encontrados que van desde el amor a la tierra que me dio la vida hasta el rechazo más profundo hacia sus actuales moradores.