Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

jueves, 17 de diciembre de 2015

La fábula del Tonto

 

Se cuenta que, hace mucho tiempo,  en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños recados y limosnas.

Diariamente algunos hombres lo llamaban desde la taberna donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 400 reales y otra de menor tamaño, pero de 2.000 reales.
Él siempre cogía la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.

Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, le llamó aparte y le preguntó si  todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y este le respondió: lo sé, no soy tan estúpido, vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, se acaba el juego y no voy a ganar más mi moneda.

Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:

La primera: Quien parece tonto, no siempre lo es.
La segunda: ¿Quiénes eran los verdaderos imbéciles de la historia?
La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos.

Pero una conclusión más interesante es:

Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros mismos. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo.

"Hombre inteligente es aquel capaz de aparentar ser tonto cuando está delante de un tonto que aparenta ser inteligente".
Anónimo 

Recibido por email