Cuando el juicio a los sindicalistas del proceso 1001/72, yo acababa de incorporarme a la industria siderometalúrgica por lo que mi concienciación sindical no era en absoluto tal. Si que conocía el caso mas no participaba de la lucha que otros obreros sin duda practicaban. Así, recuerdo que la mañana en la cual el almirante Carrero subió a los cielos, 20/12/1973, era fría y con niebla. La radio y la tele dieron la noticia y lógicamente un escalofrío recorrió el espinazo de los más concienciados y en general de todos los obreros. La libertad, a secas, estaba totalmente coartada y reprimida y la libertad de información y prensa, no existía. Se escribía y radiaba, lo que el régimen franquista ordenaba. Se temió por los sindicalistas juzgados, sospechando que la extrema derecha, sin control de ningún tipo, los asesinara tal y como hizo con los abogados de Atocha años más tarde. En 1977.
Algo más concienciado y comprometido con mi situación de asalariado, el 23-F nos hizo a muchos pensar en la vuelta a los tiempos del terror. En cuanto se conoció el asalto del guardia civil Tejero al Congreso, se destruyó mucha documentación que si en si misma era inocua, para las mentes enfermizas y represoras del ya extinto régimen (qué iluso, si todavía persiste) de haber triunfado el golpe de estado, hubiera significado material ingente para continuar la represión y las sacas. Hubo en aquellos primeros años de ilusión, afiliación masiva a los sindicatos. Aquellos ficheros en manos fascistas, habrían decapitado con razón o sin ella muchas trayectorias y puede que alguna vida.
Personalmente marché de casa con mis hijas a destruir papeles y quizá alguna revista. Nunca fui militante de nada, pero si asumí mi papel como obrero, y como muchos miles, me afilie a un sindicato que cuando llegó la hora de la desilusión, desapareció. Ya se encargaron de ello los demócratas socialistas y comunistas junto con sus correas de transmisión UGT y CC.OO. Reconozco que nunca me enfrenté directamente a los grises, pero no se me olvidará una tarde que había bajado al centro con mi hija mayor ¿dos o tres años? y dentro del pasaje donde se ubicaba el Teatro Argensola, de pronto comenzaron unas galopadas de gente que andaba manifestándose y enfrentada a los grises. Aquel día, me la tragué. Y con mi hija sin poder protegerla. No, no amé a los grises ni a sus sucesores.
Toda la tarde noche escuchando la SER mientras el rey, ese individuo al que tantos defendimos, jugaba a ganar el golpe hasta que Tejero, harto de que le mintieran, impidió al general Armada acceder a los diputados y con ello hizo fracasar el golpe. Cuando a las dos de la mañana el rey salió por televisión ordenando a los tenientes generales replegarse a sus cuarteles, los españoles ajenos al tinglado, respiramos tranquilos y nos fuimos a la cama.
¡Cuántos años permanecimos engañados! Hasta Gutiérrez Mellado debía estar en el ajo a pesar del arrojo demostrado enfrentándose a Tejero. Y el indeseable y mentiroso señor X Gas natural, Felipe Gonzáles, dispuesto a participar en un gobierno surgido de un golpe de estado. Sí, fuimos engañados pero no escarmentamos. Seguimos manteniendo en el poder a los herederos del franquismo, con sus mismas ideas, y a los socioslistos que se han forrado en tanto los trabajadores vemos como cada vez más, disminuye el poder adquisitivo de nuestros salarios y pensiones, en tanto esos delincuentes son muy bien recibidos en los bancos suizos y en general, en todos los paraisos fiscales.
Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.
sábado, 27 de febrero de 2016
viernes, 26 de febrero de 2016
COCINA DE AUTOR. MENÚ DEL DÍA
Antaño en el pueblo, la cuaresma se respetaba escrupulosamente en todos sus mandatos. Los viernes, ayuno y abstinencia salvo los pudientes que, a base de dinero, se libraban de todas las obligaciones impuestas por la santa madre iglesia. Mis padres han seguido, quizá por la fuerza de la costumbre, con esa costumbre religiosa. Las religiones, en general, son una aberración. TODAS. Imponen a sus seguidores una limitaciones rayanas en el despotismo abyecto de quienes no cumplen las normas que imponen.
Ayuno, cuando la mayoría se hubiera conformado con ayunar todos los días a cambio, eso sí, de hacer una comida decente al menos una vez al día. Abstinencia de comer carne, yo me río de janeiro. ¿Carne? Hoy la tenemos por castigo, entonces..... salvo el cerdo, alguna oveja esporádicamente y para de contar. La ternera no se conocía. El conejo, o los pollos, criados en casa pero de ciento a viento. Algo de caza menor y fiesta. O sea, corderico y lechal o cabrito, ni de coña, como comprar bulas.....
Hoy me he preparado una comida de vicio. Judías de Pilar con arroz y huevos rellenos. Comida de cuaresma.... pero sin cuaresma. Las judías han salido buenísimas y con trampa -un poco de jamón- para dar sabor y los huevos, aparte de que duros ya son comestibles, con un relleno de atún, olivas rellenas, pimiento y jamón.... pues que te voy a contar.
miércoles, 24 de febrero de 2016
EPÍLOGO. LLENA DE ORO
…. El día habíase ido nublando y amenazaba tormenta. Luego
de arrojar a su amigo de la antena, todavía permanecía allí subido el otro
asaltante.
-“Hijo, baja de ahí no vaya a caer algún rayo”
-“No se preocupe padre, no me pasará nada”
-“Tu madre está muy impaciente, dice que cuando vas a ir a verla”
-“Ya sabe que a mí no me gusta estar encerrado, aquí gozo de un aire y unas
vistas estupendas, pero si promete cantarme la Palomica, un día de estos les
haré una visita”
-“Vale pero baja de ahí”
Inesperadamente, un rayo fue atraído por el pararrayos de la antena. El
trueno estalló al mismo tiempo que la luz cegadora del relámpago, dejando a
todos los romeros aterrados, paralizados. Quienes no permanecían en el interior
de la ermita, buscaron refugio inmediato en ella. Alguno que en ese momento
miraba a lo alto del armazón de la antena, creyó ver señales incandescentes en
la cúspide de la misma, pero cegado, no se entretuvo en averiguar más. Pepeluí,
estaba oculto en el interior del templo dando cobijo a sus nietos, como si fuera
una gallina culeca. Poco a poco de su mente fue desapareciendo el temor y una
tímida sonrisa fue iluminando su rostro; dejando los nietos al amparo de su
madre, salió al porche y estallando en una carcajada que sobresaltó a todos,
gritó con el puño en alto dirigiendo su mirada hacia la base del torreón:
-Jajajajajaja ¡Ah sinvergüenzas, calaveras! Sabía que
no podíais faltar. ¿De quién sino vuestra podía ser obra esta terrorífica
manifestación pirotécnica?
Con estupor, todos, los de dentro y los de fuera, se miraron sin
comprender. Bueno los de fuera sí, sabían que ellos eran los destinatarios.
-“¡Más maderaaaa! Chusma, esto es mejor que subir en globo, Jajajajajajaja”
-“Este insensato antes estaba como un chorlito, pero ahora está como una
regadera, qué digo, como un rebaño de cabras; en un descuido me ha arrojado de
la antena el desgraciau”
-“Cordobés ¿vamos al castillo a meter miedo a los visitantes? Aquí Pepelui
nos ha descubierto”
-“Vale Chusma, aun me queda algo de traca guardada”
De lo alto de la torre escucharon esta advertencia: “Ojo con tocar la piel de toro u os las veréis conmigo……….”
martes, 23 de febrero de 2016
23-F
Durante años, fui un firme defensor de la persona y los actos del antaño rey de España, Juan Carlos I. Hoy, sabiendo lo poco que sabemos de sus andanzas, trapicheos y latrocinios, le repudio sin miramientos. Fue un rey indigno, golpista, golfo y falto de respeto hacia la ciudadanía que le ha estado manteniendo, junto con su familia, durante demasiado tiempo. Parece ser que emulando a Scarlett O'Hara también se hizo el mismo propósito: "A Dios pongo por testigo que nunca más volveré a pasar hambre". Su fortuna oculta, así lo atestigua.
Ha quedado demostrado que, el rey, estuvo involucrado hasta las cejas en el intento de golpe de estado del 23-F del cual Tejero, no resultó ser más que el tonto útil necesario para crear alarma y así desviar la atención de la sociedad hacia él, sin que los verdaderos artífices se vieran involucrados. Hace tiempo leí que este golpista decía una frase que no por falsa pueda ser cierta: "me gustaría que alguien me dijera lo que pasó realmente el 23-F"
En aquella intentona hubo demasiada gente metida hasta el cuello, incluido el que ahora pretende erigirse de nuevo en factótum de la situación política: Felipe González, alias señor X Gas Natural.
En el diario digital Diario Público, escribe hoy http://blogs.publico.es/un-paso-al-frente/2016/02/22/23-f-23-e-cuando-el-rey-y-cinco-pistoleros-asesinaron-a-la-democracia/ el exteniente Segura una entrada en su blog respecto de aquellos acontecimiento. Como ex militar, represaliado por contar los chanchullos de los estrellados del ejército, tiene mucho más valor lo que cuenta y que no obstante ya sabíamos, sin restarle mérito a su información.
Esta nación, lleva demasiados años en manos de gentes corruptas y sin escrúpulos que la consideran como su cortijo particular. En cuanto algunos ilusos consideran que en base a las urnas se puede cambiar a los dueños del cortijo, rompen la baraja a tiros y los ilusos creyentes en la democracia acaban en cualquier cuneta de cualquier lugar o carretera de España. O en las tapias del cementerio más cercano.
Acabo de escuchar una entrevista a un coronel del ejército, capitán del CSID aquel día, el cual ratifica plenamente la implicación tanto del rey como de los militares y políticos en el golpe de estado. Tejero, engañado, dio al traste, sin saberlo, con el montaje.
lunes, 22 de febrero de 2016
LA VIDA ES UNA ENFERMEDAD DE TRANSMISIÓN SEXUAL
QUE SE CURA CON LA MUERTE
Es el gran
fracaso de la vida. Leí en algún sitio que solo los valientes mueren una vez en
tanto los cobardes palman en innumerables ocasiones. Yo tengo mucha práctica.
La realidad es que hablamos de la muerte con una facilidad pasmosa. Es normal
escuchar "por qué no me moriré" o "qué hago aquí ya",
"estoy harta de vivir"... palabras tomadas en vano. “Voy, me muero y
vuelvo”. Postureo, palabreja que está de moda últimamente. Cuando la gente realmente
ve las orejas al lobo, se olvida de todas aquellas frases lapidarias. Cuando
muera quiero que hagan esto o lo otro y lo de más allá... Postureo; cuando
mueras, has dejado de existir no un poquito, ¡totalmente!, no vas a estar allí
para controlar que se haga todo como tú estableciste. Te podrían hacer las mil
y una perrerías y tú, que en vida eras un bulldog que se comía a la gente cruda
de aperitivo, ni te inmutarás. Y suerte si la palmas en tu cama; si lo haces un
poco a la intemperie, los forenses disfrutarán contigo cual matachín el día del
mondongo. Habrás podido ser el mayor santo del mundo o el asesino en serie más
canalla de la historia; puede que se acuerden de ti para bien o para mal, pero
tú, no lo verás. No hace mucho hablando del tema un pariente decía que lo que
hubiera hecho aquí quedaba y tal... ¿y a ti qué más te da si no lo vas a ver,
si ya no existes? Muchas veces he meditado si la vida tiene algún fundamento y
para qué estamos todos en este mundo. A más a más, porqué existe el
mundo. El mundo existe porque existo yo. ¿Hace ruido al caer un árbol si yo no
lo escucho? Miles de hipotéticos antepasados, hermanos, hijos… nunca tendrán la
posibilidad de plantearse esta quimera. Podría tener sentido, la vida, si
hubiera una continuación antes o después de la existencia terrena, pero ya
vemos en qué queda ésta cuando nuestros seres queridos desaparecen. (Nada falta
en los funerales de los ricos, salvo alguien que sienta su muerte). Si fuéramos
antropófagos, veríamos como en la carnicería podríamos comprar filetes de muslo
o cualquier otra parte del cuerpo humano, (realmente sería difícil elegir
porque una vez muertos, algunas partes pierden mucho y yo las prefiero
crudas, vivitas y coleando, al natural) lo mismo que hacemos con un pollo, una
ternera o un cerdo. Y no pasaría nada, igual que cuando asamos unas chuletas de
cordero a la brasa. Cavilo en que a mí podría ocurrirme algún percance y
palmarla sin remedio, hasta el punto de no darme ni cuenta de ello (sería
ideal). Y eine grossen putaden, postureo descarado. Pues de todo aquello
que tengo dispuesto hagan conmigo, no me iba a enterar aunque tardaran quince
días en echarme en falta. No estaría aquí para ver cuando me hallaban, ni
tampoco en lo alto del cerro de san Ginés cuando arrojen mis cenizas al viento.
Hablamos de la muerte como si pensáramos asistir a nuestro propio entierro. Nadie
sobrevive a sí mismo. Y en dos generaciones, nadie se acordará ni de que hemos
existido. De los abuelos se acuerdan los primeros nietos en nacer, de los
bisabuelos, casi nadie (solo conocí uno, y no recuerdo nada suyo salvo el
nombre). Cuando repasan la historia de la Tierra y dicen que tiene no sé
cuántos ¿millones? de millones de años, da grima escuchar a esos que se ponen estupendos
haciendo discursos sobre el ser humano y olvidan que muchos millones de años
antes esto fue un vergel y existieron unas formas de vida sobre ella que, si
bien el hombre mientras no se demuestre lo contrario es la más inteligente
conocida, no podemos saber si antes no existieron otras civilizaciones tan
adelantadas y estúpidas o más que la actual. Sobre todo porque el homo sapiens
tiene poca historia y sapiens no está demostrando serlo en demasía, de lo
contrario, esto sería un paraíso y no una basura dominada y gobernada por canallas
depravados. (Solo mirar quien dirigió, y dirige, el FMI y donde están ahora,
ilumina bastante el asunto; y no me olvido de tantos y tantos dictadores
sanguinarios). Hace años hablaba del tema con un compañero de trabajo ¿Y si
nosotros formáramos parte de un ente del cual no tuviéramos noción de ello?
Sin darnos cuenta, en nuestro cuerpo, diariamente millones de células y
bichos raros ajenos, nacen, viven y mueren sin que nosotros nos
percatemos. Y hay un hecho irrefutable: nadie, absolutamente nadie, ha
vuelto para dar fe si hay un Más Allá o un menos acá. Todo lo que cuentan
algunos iluminados, son historias para no dormir o para bien comer.
Alucinaciones que el ser humano quiere creer porque se resiste a desaparecer
definitivamente.
Cuando vives la muerta de cerca, desde mi óptica cobarde, te das cuenta de que tu vida ha sido anodina, que no has hecho nada digno de ser resaltado, que no has vivido a tope por lo cual tampoco debiera darte tanto miedo partir. Ayer en un funeral, me hice una reflexión, yo que tan poco dado soy a ellas: ¿porqué empeñarse en negar la existencia de un Más Allá si al fin y al cabo te va a dar lo mismo en el más aquí? Veo que se acaba el tiempo de viaje y si me exigen resultados, no es que pueda exponer mucho en favor de los demás, lo peor es que todavía puedo exponer menos en favor de mí mismo. En fin, cuando uno está negativo, mejor es dejarlo estar.
El
Hombre, algunos hombres, hicieron a Dios (o a cualquier otra deidad) a su
imagen y semejanza.
viernes, 19 de febrero de 2016
EN RECUERDO DE MI PADRE
Querido padre: Hace tres años nos dejaste y aunque te pedí hicieras un esfuerzo para poder llegar a mi cercano cumpleaños, al que tú contestaste que harías lo que pudieras, las garras de la sinrazón ya te tenían prendido.
Todavía no me consuelo. Las lágrimas fluyen de mis ojos ante tu recuerdo o ante tu sepulcro. En mis sueños sigues formando parte de mi vida onírica y apareces en ellos vivo, nunca muerto. Esta mañana he ido a verte aunque sabes que no necesito estar ante ti para tenerte siempre presente. Fuiste el mejor padre del mundo y esa ha sido y será para mí la regla que siempre me ha guiado y espero me guie con mis hijas: seguir tu ejemplo.
Te quiero, padre
.
jueves, 18 de febrero de 2016
EN APOYO DE "EL JUEVES"
CUARTOPODER
“En solidaridad con El Jueves. Sí a la libertad de expresión. No a la discriminación religiosa y política. No a la ocupación de Palestina.
En su último número, la revista satírica El Jueves ha publicado una historieta a dos páginas con viñetas de Julio A. Serrano en la que se denuncia con información veraz las leyes racistas y excluyentes del Estado de Israel y el uso fraudulento que hace de la religión y del holocausto para legitimar su proyecto de ocupación de Palestina. La respuesta no se ha hecho esperar. El presidente de la comunidad judía de España, David Hatchwel, ha anunciado su intención de interponer una denuncia contra la publicación por “insultos a la religión, a los fieles y a los textos judíos” y por “componentes antisemitas”.
Los abajo firmantes queremos denunciar por nuestra parte la tentativa de los grupos de presión israelíes en España de identificar el Estado de Israel con la defensa de la religión judía y del conjunto de los judíos del mundo, queremos solidarizarnos con el autor de las viñetas y con los editores de El Jueves, que se han servido de la sátira para criticar precisamente esa identificación fraudulenta, y queremos exigir respeto a la libertad de expresión en nuestro país. Los que hemos defendido las viñetas del Charlie-Hebdo de las reacciones liberticidas de algunos musulmanes, no podemos consentir que se limite el derecho a satirizar el comportamiento de un Estado que se reclama fundamentado en la fe religiosa, que no tiene constitución y que promueve la exclusión de los no-judíos a través de leyes que seleccionan el acceso a la ciudadanía y a los derechos a ella asociados con criterio religioso: es el caso, por ejemplo, de la Ley del Retorno o de la Ley del Ausente. La pretensión de criminalizar las críticas a Israel -incluso cuando proceden de judíos antisionistas- como manifestaciones de antisemitismo (con el horror que esta palabra justamente evoca en la opinion pública) no sólo es moralmente abyecta sino que hace más necesarias y legítimas denuncias valientes como las que ha publicado El Jueves. Israel es criticable; la sátira, además, nunca debe ser censurada, perseguida o castigada.
Por este motivo, condenamos la tentativa de criminalizar la libertad de expresión, defendemos el derecho de El Jueves a satirizar en todas direcciones y exigimos de paso a Israel el cumplimiento de la legalidad internacional y el fin de la ocupación de Palestina.
Sí a la libertad de expresión. No a la discriminación religiosa y política. No a la ocupación de Palestina”.
miércoles, 17 de febrero de 2016
PRÓLOGO. LA PIEL DE TORO
Al pie del milenario torreón que corona el cerro de
san Ginés, dominando cientos de kilómetros a la redonda, hay un hombre en
actitud reflexiva. Observa al gentío que en torno a la ermita del santo realiza
una procesión tras la celebración de la misa. Santo Ginesi, ora pro nobis, santa
Ágata, ora pro nobis, santa María, ora pro nobis… El sacristán desgrana uno por
uno los nombres del santoral en tanto que la feligresía le responde con la
letanía correspondiente. Le resulta familiar la figura de uno de los
porteadores de la peana pero su atención divaga de una a otra parte sin interés
en nada o nadie de los que tras el santo y el sacerdote asisten a la romería. Alguien
se le acerca y al ver la dirección de su mirada le dice: “Sabías bien que esa
estrella nunca luciría en tu firmamento ¿por qué no la olvidas?” “Tienes razón,
ese todoterreno me tiene sorbido el seso” “No me refería al Audi, capullo” “Vade
retro Satanás, traidor”. “Vale, veo tienes mal día, te reto a subir a la
antena”.
Con los años, las antenas repetidoras para la TV instaladas
en el cerro, fueron sucediéndose y creciendo en tamaño; a la primera para la
recepción en blanco y negro, la relevaron otras de mayor envergadura y
potencia. En la segunda, que dejó enana a la primera, él colaboró en horadar la
roca viva, a base de barrenos de dinamita, para hacer los cimientos. Por la
línea del tendido eléctrico, subía y bajaba con su amigo el cabrero y luego al
atardecer, visitaban a las mozas en la fuente. La samaritana que originó su sed,
nunca le ofrecería su cántaro. Pero ahora la antena instalada superaba con
creces a las anteriores. Más de ciento cincuenta metros sobre la cima del
cerro, tanto, que hasta mirarla desde el suelo mareaba. Y aceptó el reto.
Comenzaron por saltar la valla y al principio todo fue relativamente fácil;
poco a poco, las “paelleras” engarzadas al armazón del poste, dificultaban el
ascenso. Ya tocando la base del pararrayos de la antena, los dos miraron para
abajo y buscaron con la mirada a la misma mujer. “Qué deteriorada la veo”
“Puede que sí, pero eso no te va a librar de bajar de golpe Cordobés” Y de un fuerte empentón, lo arrojó al vacío
tras recordarle este poema de A. Ferrandis mientras caía.
“¡Que
ni el viento la toque!
Ni mirarla, mujer, mi varadero
Ni cantarla, porque amarga es mi voz
mas yo la canto
¡Que ni el viento la toque!
porque tiene pena de muerte el viento si
la toca.”
Ya solo, paseó su vista alrededor, deteniéndola en el
castillo que en ese momento parecía lleno de visitas a tenor de los coches
aparcados. Su imaginación, que siempre fue ácrata e indomable, lo retrotrajo a
otros tiempos…
domingo, 14 de febrero de 2016
jueves, 11 de febrero de 2016
LLUEVE. IT'S RAINING
Aunque parezca increíble, llueve. Tanto tiempo sin caer una gota, que ya las plantas se habían olvidado de ella. Y a mí me pone triste y melancólico. Necesito el sol.
Para darme alegrías, ayer Laika tuvo un día desastroso. Ya noté que no comía; por la noche vomitó una cosa parduzca que no se donde la habría comido. Ignorante de mí, le di algo apetecible para comer a lo que se mostró animosa. Pero enseguida volvió a vomitar todo. Me acosté preocupado y esta mañana de madrugada me he levantado a ver su estado. Dormía en su casita y ya me he tranquilizado. La he cambiado de dormitorio. Al sillón donde todos los días duerme en una "casita" con una manta que le preparo. Cuando me he levantado ha venido a saludarme pero al contrario que otros días no me ha robado un calcetín y ha vuelto a su cama. Más tarde le he dado un poco de paté, del suyo y con posterioridad dos cucharadas de puré de verduras del mío. De momento sigue acurrucada en el sillón y no ha vuelto a devolver. Si persiste la llevaré a la veterinaria.
CUENTAN...... Y NO ACABAN
-Recuerdo aquella vez cuando una noche
haciendo guardia en el Pirineo, un soldado sorprendió a un guerrillero…
-Venga abuelo, que ya lo sabemos de memoria…
¿No les ha pasado a ustedes nunca que, llevados de la
emoción del momento, pierden la noción del tiempo y del espacio y cual abuelo
Cebolleta se lanzan a desgranar sus andanzas en tal o cual epopeya? Hasta es
muy posible que una vez desbocada la imaginación, mezclando churras con
merinas, hagamos un mosaico de nuestros pensamientos mezclándolo todo tal y
como en nuestra mente se viene hilvanando. Y es que, como le dije una vez a mi
jefe cuando se lamentaba porque “lo echaban” de la empresa forrado de millones
y con un fondo de pensiones para vivir de fijo en el Caribe: “sr. De la Peña,
nosotros solo tenemos historia”. Qué verdad es. Habrá quienes, la mayoría, se
estrujarán, o no, el magín y escribirán una fábula llena de poesía cuando esa
posibilidad, para ellos tan fácil de usar, resulte muy bella y llena de
fantasía pero carente de algo tan elemental como es una pizca de su pasado, de
sus alegrías o desventuras, pero suya al fin y al cabo. Es posible que piensen
que su vida ha sido anodina, sin sobresaltos ni aventuras dignas de resaltar, o
no deseen hacer partícipes a los demás de la misma; también puede que cada uno
de los días que les ha tocado vivir, haya sido una odisea por descubrir,
disfrutar o eludir. O tal vez den rienda suelta a ideales sin cumplir y
aprovechen para, como en un sueño esquivo, atraparlos en la malla de las letras
quedando prisioneros para siempre en ellas. Y aprovechando que a ustedes no he
tenido la oportunidad de importunarles con la historia que daba comienzo a esta
fábula, la incluiré en ella en recuerdo de mi señor padre.
Hallábase éste cumpliendo el servicio militar en uno de
los cuarteles de Jaca, en Huesca. Y digo en uno porque en aquellos tiempos
había varios; incluso uno de ellos estaba arrestado, el cuartel, cosa que ahora
nos resulta risible pero en aquellos años era muy sería. Fue el cuartel de la
Victoria en el cual los capitanes de artillería Galán y García se sublevaron contra la monarquía en 1930,
pagando con su vida la osadía.
Eran los años de la posguerra y los maquis estaban
activos. Su regimiento fue en descubierta por las montañas pirenaicas de
Rioseta y comarca en busca de guerrilleros. Uno de los soldados, armado con una
ametralladora, estaba por la noche haciendo guardia, emboscado, en un pajar.
Vio a un maquis y al soldado con los nervios se le cayó al suelo un peine de
balas de la ametralladora sirviendo el ruido de aviso al guerrillero dándole
tiempo a huir y poner tierra de por medio. La que le cayó al pobrecico vigía fue
suave.
Reconozco que la mayoría de las historias solo tienen
interés para quien le ha tocado vivirlas. Y no digamos estas batallas tan
añejas, -Historias de la puta mili-, las cuales solo nos han llegado por
referencias. Pero hay que tener empatía y ponernos en la piel del otro en esos
momentos.
Días después, el mismo soldado en las mismas circunstancias
tuvo un inesperado encuentro. En la oscuridad de la noche, oyó ruidos entre la
maleza y escarmentado por el episodio anterior, sin pedir santo y seña ni el
tan manido ¡alto quién va!, la lio parda y a tiros contra el lugar de donde presuponía
provenía el maquis. Dada la alarma, acudieron al lugar del tiroteo y pudieron
comprobar como el maquis había mutado en una pacífica vaca que tuvo la osadía y
la ingenuidad de pasearse por allí. La primera vez, reprimenda; la segunda,
choteo. Los militares hubieron de pagar al dueño la res “asesinada” y la carne
de ésta, acabó en parte podrida por la negligencia y cicatería de los mandos.
60 años después, recordaba nombre, apellidos y el pueblo de donde procedía el
soldado. Mi señor padre era el cabo furriel del cotarro aquel.
No participo del dicho que dice que lo principal es
participar, no ganar. Siempre se tiene la íntima esperanza de ganar, en lo que
sea que participemos. ¿Acaso alguien juega a la lotería solo para engordar el
premio a los demás? ¡Ni hablar! Aun sabiendo la dificultad de cazar al primer
premio, no hay ni un solo participante que no lo haga con la sana intención de
hacerse millonario o para tapar agujeros. Los premios o concursos literarios, excepto
para los profesionales del tema, son un entretenimiento para liberar y
ejercitar la mente ahora que la vagancia nos abruma y la indolencia nos doblega.
Liberado de la obligación del trabajo cotidiano, a veces cuando me levanto lo
primero que hago es sentarme en el sofá, a descansar. Y aunque soy consciente
de mi nulidad como escribidor de historias, será por lo anodina de mi vida y lo
escaso de mi formación, me obligo a participar para demostrarme a mí mismo que
sigo vivo, pues en peores garitas hemos hecho guardia.
Los jóvenes de hoy, al margen de sentimientos
antimilitaristas, han perdido la oportunidad de poder disfrutar en su vejez –y
antes- de las historias, chascarrillos, cuentos y pasatas que todos quienes
hemos vestido el uniforme de cualquiera de los ejércitos, acumulamos en nuestro
petate. Cierto es que no todos esos recuerdos fueron o son experiencias
agradables o graciosas. Cuando no tienes ni el recurso al pataleo, se hace duro
tragar carros y carretas, pero la juventud siempre halla el momento de
encontrarle la vuelta al sargento Arensivia de marras y dársela con queso.
Estando de guardia una noche, todos los soldados menos un
cabo y un soldado de la PA (Policía Aérea) del edificio de Jefatura en
Valencia, vestidos de uniforme y a bordo de dos coches, asaltamos Cullera. En
los bares que visitamos, alguno hizo de las suyas (mira que para quitarles una
botella de la estantería a unas titis, hace falta tener morro y que ellas no te
vean…). A la vuelta, en un campo de melones, a cargar los autos. Llegados a la
capital, en el pretil del Turia, a partir los melones y el que no estaba
maduro, al río. Vimos un coche y alguien dijo ¡la poli! y huimos cual gánsteres
de Chicago, colgados de las puertas. En sí mismo, el episodio no tiene más interés
que la rebeldía y osadía de la juventud;
no acata la disciplina y las normas se las salta sin pensar en las
consecuencias, -que para el pelo y la duración del servicio militar pudieron
haber sido funestas-.
En ese mismo edificio moraban un general y un coronel. La
señora del general tenía un loro que era un genio; hasta hablaba francés. La
mujer solía ponerlo en la ventana a tomar el aire y un día, la coronela asomó
el careto por una ventana recibiendo un silbido que no lo hubiera mejorado el
mejor especialista. Toda sulfurada acudió inmediatamente a quejarse a su marido.
La guardia en pleno arrestada mientras no salga voluntariamente el descarado
que le ha silbado a la señora del coronel. Nadie había sido, por lo tanto,
todos castigados. Hasta que un ordenanza de la casa del general deshizo el
entuerto: “Ha sido el loro de la generala”. ¡Vaya corte!
Sin duda que hay tantas anécdotas y escapadas como
soldados. En La Ciudad y los Perros de Mario Vargas Llosa, leemos los avatares
de los cadetes en una escuela de militares. No será diferente a cualquier otra
en la que los jóvenes sean los protagonistas principales, por muchos mandos que
se obstinen en aplicar a rajatabla las normas y los reglamentos; no se pueden
poner puertas al campo.
Como ahora me sobra tiempo para casi todo, suelo seguir
en sus blogs o webs a gentes que escriben muy bien; no por aprender que
aprendiz con pelo… pero da gusto contemplar la facilidad que tienen para
expresar las ideas. Yo soy mucho más modesto pero no me he podido resistir a
dejar plasmado en un blog todos esos momentos memorables que me han ocurrido a
lo largo de mi existencia. (Todos no, que algo me tengo que reservar y llevar
para el camino). Para mí son dignos de recordar antes de que un día me levante
y no reconozca a nadie. Y sobre todo para que cuando en momentos de entusiasmo
quieran revivir batallas perdidas, no haya nadie alrededor que me diga:
-Abuelo, te acuerdas de cuando aquel día…. Y yo, con la
mirada perdida y la cara inexpresiva, dé la callada por respuesta.
martes, 9 de febrero de 2016
A MI PEKEÑA
Tal y como la letra de la canción de
Amaral dice: “Como hablar, si cada parte de mi mente es tuya….” En realidad, la
transcribiría toda pero entonces me acusarían de plagio, aunque sería la mejor
manera de definir los sentimientos que quiero expresar.
Se acerca la fecha en la que nos
conocimos, casi un año ya. Qué inescrutables son a veces los designios del
destino. Sabes que mi soledad me inducía a buscar compañía a pesar del miedo
que me detenía por temor a un fracaso y de no saber estar a la altura. Meses de
búsqueda ansiosa en medio del frio ambiental e interior, fracasos y errores incluidos.
Cuando ya dudaba y me daba por vencido, el azar te puso en mi camino.
Tras unos breves contactos fui a verte a
tu casa, a tu familia y ya no nos separamos. Me has dado alegría, compañía y han
aflorado unos sentimientos ocultos que no sabía existían en mí. Difíciles de
expresar por cuanto están ahí y son solo para ti, imposible de enunciar pues me
falta capacidad expresiva. Me haces decir palabras que brotan del fondo de mi corazón
y mi mente como agua cristalina en una fuente inagotable. Cierto es que hubo
momentos de zozobra y desánimo felizmente superados.
Cuando echo la
siesta, acurrucada entre mis piernas siento que te necesito a mi lado. Duermes
en tanto vigilo que permanezcas feliz y confiada. Intento comprender tu mirada
limpia y amorosa que sigue todos mis movimientos con el fin de leer en ellos
mis deseos adelantándote al siguiente
paso.
Has conquistado el corazón de toda mi
familia. Me has ayudado a calmar mi
ansiedad y comprender mejor que hay que ser comprensivo y tolerante con los demás; nadie
somos perfectos.
Es posible que pudiera reflejar mejor lo
que siento por ti, mas no aumentaría mi amor. Tus lloros lastimeros cuando
percibes que nos vamos a separar, me hacen sentir mal; no quieres saber de
razones, solo mi presencia y mis brazos te hace sentir tranquila. En cuanto a
mí, recupero a Amaral: “Sin ti no soy nada”, pues: “Somos la escoria que aún
puede quemar” como cantó Aute en su canción “Ay de ti, ay de mí”.
sábado, 6 de febrero de 2016
QUIMERAS
En el
sillón del piscoanálisis y la siesta, donde más divago y menos provecho de ello
obtengo, se me ha ocurrido un descabellado proyecto a llevar a cabo de
presentarse la oportunidad. Soy consciente de su peligrosidad y de las
consecuencias que pudiera acarrearme tal desvarío.
Me imagino
en el bar hablando con un fulano del tiempo y demás vaguedades cuando de pronto
éste me pregunta por mis proyectos inmediatos. Una pregunta sin malicia ni
carga malévola en si misma; pero como las palabras las carga el diablo, lo
mismo que las escopetas, no se me ocurre una respuesta mejor que contestarle:
"Fugarme con tu mujer". Aquí se produce un silencio profundo y
embarazoso; igual que el originado al escribir ya que no sé por dónde tirar.
(Qué casualidad que el maromo haya ido a hacerme la pregunta apropiada) Me
podría responder que soy un cabrón y que me vaya a tomar por el culo; darme dos
hostias sin preaviso ni ánimo de contrición y ponerme los ojos a la funerala;
agarrarme del cuello con ánimo de hacerme la morcilla como hacía mi abuelo con
el gallo e incluso dar media vuelta y largarse sin decir ni pio. Pero ¿y yo? ¿Cuál
sería mi reacción a sus respuestas? A la primera: “hombre no te pongas así, que
solo es una broma, me ha pillado de improviso tu pregunta, venga, la siguiente
la pago yo”; aguantar el chaparrón intentando esquivar la tronada, y si
apedrea, devolver los golpes; agarrarlo por los huevos hasta que suelte y cante
el cola-cao; si se pira, andar con mucho ojo a partir de ya -eso en todo caso-
pues me habré ganado un fiel enemigo para la eternidad. Pero hay una variante
no contemplada por ninguno de los dos. Que la santa de este inocente nos haya
escuchado y me tome la palabra, diga que sí, que de acuerdo, que soy el amor de
su vida (uuyyyyyy que peligro), que cuando nos vamos, porque ya está hasta el
moño de soportar a este fantasma señorito y “que lo aguante su madre o cuanto le penaba no haberse casado con uno del pueblo” (sic).
¡¡Vaya panorama!! Toda la vida persiguiéndola y después que el julai se ha tapiñado
lo mejor del menú, -“lo mejor de tu vida me lo he llevado yo”, cantaba el
Julito Catedrales- habría de apechugar con los restos del banquete. No sé si me
interesaría; habré de meditarlo con más detenimiento porque bien mirado, más
vale malo conocido que bueno por conocer. Un estropicio en el pasillo me saca
del sopor vespertino; "¡¡Te tengo dicho que no dejes la fregona en mitad
del pasilloooo!!". ¿Y si hiciéramos cambio de pareja? ¡¡Me apunto!!
miércoles, 3 de febrero de 2016
SAN BLAS
En los ya lejanos días de mi niñez y juventud, Febrerico el corto marcaba un impase en las cuestiones cotidianas: el primero hace día, el segundo santa María y el tercero san Blas. Eran las fiestas. Y entonces eran fiestas, pues aunque con menos medios se lo pasaban muy bien. Grandes nevadas -entonces había invierno, no como ahora, con 18 grados- marcaban el desarrollo de las mismas. Los mozos bajaban con la carreta a Villafranca a buscar a los músicos y más de una vez a la vuelta eran acompañados por una copiosa nevada. Recuerdo un año que yo estaba esperando pasara el tren en los aledaños del paso de san Marcos, serían las cinco de la tarde, para entregarle a mi padre la cesta o caja con la merienda al paso del tren cargado de mineral hacia Teruel. Un frio que pelaba, matacabra mezclada con ventisca con una mala folla inigualable. Pues yo tenía un ojo pendiente de si venía el tren y por donde y el otro de la curva de la carretera junto al cementerio para ver si asomaba la carreta con los músicos. Meca, qué tiempos, qué ilusiones. Aunque luego solo hacíamos lo posible por librarnos de los pescozones que el tío Irineo, herrero, tendero, estanquero, el bar, el baile, o sea lo tenía todo, nos regalaba para echarnos del baile pues no consumíamos y dábamos mal jugando por entre las parejas bailonas. Luego labrando, la música no cesaba de acompañar mientras la reja del arado habría los surcos.
Antes de mi huida del pueblo, sería el último año, con 16 años pagué cinco duros de música y solo bailé una pieza con una chica mayor que yo ¡manda cojones!, todavía lo recuerdo. Con posterioridad las fiestas desaparecieron. Aun hubo un último año que las celebramos cuando dejé la hostelería y me metí ferroviario en la empresa de mi tío. Con un frío de cojones, al salir el sol con unas escarchas que parecían nevadas, levantaban la vía completa por tramos y colocaban otro nuevo. Así estuve cerca de Teruel en todo el valle del Jiloca hasta que reorienté el rumbo de mi vida. En ese año como decía, solo habíamos tres mozos en el pueblo -en mi caso temporalmente-, por lo que pagar la música nos resultaba imposible. Pero nos confabulamos y ofrecimos al alcalde, a la sazón D. Juan José, pagar la manutención y los viajes si el pagaba a los músicos. Obtuvimos unos cómplices fabulosos en su mujer y su suegra y de ese modo ¡música maestro!. Me consta que la gente que en ese momento vivía en el pueblo, se lo pasó en grande. Yo tenía previsto un examen en Zaragoza el día tres y marché pronto a dormir la noche anterior, fiesta de la Candelaria. Los demás, se comieron la cecina que habíamos comprado por la mañana a un vendedor ambulante, yo, ni la probé.
Se me escapan ya los hechos y su localización en el tiempo, confundiendo su exacta añada; solo haciendo un esfuerzo logro desentrañar cuando se desarrollaron. Y una vez más, debo reconocer que somos nosotros quienes, con errores o aciertos, marcamos el indeleble sendero de nuestro futuro vital. En esas fiestas labramos nuestras desventuras mi gabardina y yo. Se me olvidó en el horno, donde hacíamos el baile, y las ratas la desgraciaron. Mi madre la llevó a Teruel y mal que bien tuvo arreglo, las monjas la repararon. Lo mío no hubo forma, ni dios quiso saber nada. Me queda el consuelo de que muerto el perro, muerta la rabia; pero vaya consuelo cabrón.
Esta noche pasada, volviendo al mundo real, he tenido un sueño y una pesadilla o ambas eran la misma cosa. A una persona desconocida ¿mi quimera? le declaraba un amor eterno, de siempre; luego he notado como una presencia a mis espaldas que me aprisionaba y he comenzado a pedir socorro llamando a mi hija mayor. Cuando me he despertado, no sabía donde me hallaba hasta que me he centrado. Es horrible. He tenido esas sensaciones en otras ocasiones; las vivo como si fueran reales y quiero gritar pero de mi garganta no sale sino un gruñido (según me han contado). Parece que las vivo despierto y paralizado; es angustioso.
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