Un año más, ocupando el lugar de las fenecidas fresas, compartiendo espacio con los lirios silvestres y la menta, florecen mis gladiolos silvestres. Cuando miro y admiro las obras que con cariño he realizado -y perduran dando belleza y devolviendo el amor en ellas depositado- mi espíritu se reconforta. Una muestra de ello, son estos gladiolos.
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